ENERGIA-BRASIL: Biodiesel impulsa esperanza alternativa

Una prueba con dos automóviles que recorrieron en total 100.000 kilómetros impulsados con una mezcla de combustible del cual 30 por ciento era biodiesel es el más nuevo argumento en favor de esa alternativa energética en Brasil.

El resultado, divulgado este miércoles en Brasilia, indica que los vehículos mantienen su desempeño normal usando el llamado B-30, compuesto con 30 por ciento de biodiesel y 70 por ciento de combustible para motores diesel derivado del petróleo. La ventaja es la sensible reducción de la contaminación ambiental.

El Laboratorio de Desarrollo de Tecnologías Limpias (Ladetel), de la Universidad de Sao Paulo, llevó adelante este experimento desde septiembre del año pasado en asociación con el grupo francés fabricante de automotores Peugeot Citroen, que participó con dos de sus unidades y de distinto modelo.

Las emisiones de humo y gases contaminantes fueron reducidas en 16 por ciento, como promedio, informó el coordinador de Ladetel, Miguel Dabdoub. Los automóviles movidos a B-30 tuvieron un desempeño similar a los que usan el combustible tradicional petrolero, pero consumiendo uno por ciento más.

El biodiesel probado fue elaborado a partir del aceite de soja, de la que Brasil es uno de los grandes productores mundiales. Empero, hay en el país numerosas investigaciones con las más variadas fuentes de aceites vegetales, entre las que se cuenta el ricino, la palma y otras oleaginosas, como girasol, maní y semilla de algodón.

Hay proyectos en desarrollo en 21 de los 27 estados brasileños. En algunos casos se toma el aceite vegetal ya usado en restaurantes y la grasa extraída del agua urbana servida. Muchas frutas nativas, especialmente de la Amazonia, también ofrecen la materia prima.

El aceite vegetal, e incluso grasa animal, pasa por una reacción en la que se utiliza metanol o etanol para convertirse en biodiesel. Este país sudamericano tiene la ventaja de disponer de abundante producción de alcohol a partir de la caña de azúcar, abaratando ese proceso.

Los costos del biodiesel son por ahora más elevados que el diesel mineral, pero ese perjuicio económico es compensado por los beneficios ambientales, apuntó Dabdoub.

La escala de producción y la posibilidad de aprovechar la fuente local más productiva de aceite vegetal pueden reducir esa desventaja. Es que Brasil cuenta con la experiencia del programa del alcohol carburante, iniciado hace 30 años, luego de la gran crisis petrolera de 1973.

El etanol de caña sustituyó gran parte de la gasolina consumida en el país. Cerca de 20 por ciento de los automóviles existentes en Brasil, que suman de cuatro a cinco millones, lo utilizan como combustible exclusivo.

Además, toda la gasolina nacional lleva una mezcla de 20 a 25 por ciento del alcohol, contribuyendo a ahorrar así importaciones petroleras y a reducir la contaminación atmosférica en las ciudades.

Está previsto que el programa de biodiesel se inicie oficialmente en el país en noviembre, cuando el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva definirá la regulación de su producción y consumo, autorizando inicialmente el B-2, una mezcla de sólo dos por ciento al diesel mineral, que en un futuro próximo se espera elevar a cinco por ciento.

Será un programa muy distinto del alcohol, porque se hará con una "visión estratégica", con más cuidado y buscando variados objetivos, en que se destaca la inclusión social, evaluó el ministro de Ciencia y Tecnología, Eduardo Campos.

El llamado Proalcohol respondió a una emergencia, la repentina elevación de los precios internacionales del petróleo cuando Brasil dependía de las importaciones de ese combustible fósil en más de 80 por ciento de su consumo.

Fueron necesarios muchos subsidios, también la expansión de la caña de azúcar provocó graves problemas ambientales y sociales en el campo y la insuficiente producción en los primeros años 90 generó desconfianza respecto del nuevo combustible, casi desapareciendo la demanda por automóviles movidos exclusivamente a alcohol.

La aparición de los vehículos bicombustibles, que usan indistintamente gasolina y etanol, o la mezcla de los dos en cualquier proporción, está recuperando rápidamente la credibilidad del combustible alternativo.

El B-2, que el gobierno autorizará a partir de noviembre, exige el cultivo adicional de 150.000 hectáreas de oleaginosas, generando una fuente de ingresos para 30.000 familias de pequeños agricultores, destacó el ministro de Desarrollo Agrario, Miguel Rossetto.

El biodiesel está promoviendo la siembra principalmente del ricino en tierras semiáridas del nordeste, la región más pobre de Brasil. Proyectos de producción en pequeñas comunidades de agricultores familiares se están diseminando en la región, abriendo perspectivas de reducción de la pobreza y el éxodo rurales.

La Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, red estatal de 40 centros especializados, desarrolló estudios para apoyar ese cultivo. Además del uso combustible, el biodiesel hecho a partir del ricino servirá también a la generación de electricidad para comunidades aisladas, por lo menos en el nororiental estado de Ceará. ***** + Ladetel, en portugués (http://www.dabdoub-labs.com.br y http://www.usp.br)

(FIN/IPS/mo/dm/if en/04)

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