AMBIENTE-RELIGION: Entre la armonía y el dominio

La religión puede jugar un papel central en el desarrollo sostenible, ya sea para alentarlo o frenarlo, señalaron expertos reunidos esta semana en Italia, donde resurgió la vieja controversia sobre el papel alienante o liberador que tiene la fe.

Es claro que ”las religiones no hicieron lo suficiente en el pasado, y que fracasaron en impulsar a los seres humanos a defender la naturaleza”, dijo a Tierramérica Antje Heider-Rottwilm, representante de la iglesia evangélica alemana.

”Religiones y Culturas: el coraje de un nuevo humanismo”, encuentro realizado en la norteña ciudad italiana de Milán del 5 al 7 de este mes, fue el escenario donde Heider-Rottwilm y otros religiosos y académicos discutieron sobre el tema.

Para Andrea Masullo, director de Medio Ambiente de la filial italiana del Fondo Mundial para la Naturaleza, no hay duda en de que ”las religiones tienen un papel fundamental para introducir principios éticos en el estilo de vida y las decisiones científico-técnicas y políticas que pueden llevar a la humanidad hacia el desarrollo sostenible”.

El desarrollo de la comunidad depende de una acción integrada que no sólo tome en cuenta el acceso a servicios básicos, sino también el ambiente y la ética, opinó por su parte Daniele Bassi, catedrático de la Universidad de Estudios de Milán, quien participó en la mesa redonda ”Religión y degradación social y ambiental”.

Se llega a la degradación ”cuando faltan hombres educados para concebir la realidad como una relación y no como una apropiación”, afirmó.

Pero la relación con el entorno también puede ser degradante cuando se aplican posiciones conservacionistas en extremo, que lindan con el rechazo a la tecnología para no molestar a la naturaleza, señalaron algunos participantes en el encuentro.

Esas posturas surgen de una lógica de elite y en círculos exclusivos de la ideología ”neomaltusiana”, que niegan el acceso al bienestar a los pueblos con menos ventajas, explicó Bassi.

Se llama maltusianismo (por Thomas Malthus, 1766-1834) a la teoría de que la población mundial no debe superar un número adecuado a la disponibilidad de medios de subsistencia.

El catedrático de la Universidad de Estudios de Milán cree que ”es mejor volver a la tradicion judeo-cristiana de la profecía a Abraham”, que le prometió ser ”padre de una multitud de pueblos”, con descendencia numerosa como las estrellas.

Judíos y cristianos conciben al ambiente como ”una casa para los seres humanos”, mientras que algunos conservacionistas ”reducen la cuestión, como si la naturaleza debiera defenderse de la amenaza del hombre”, adujo.

Pero el profesor Lynn White, de la estadounidense Universidad de California, escribió en su libro ”Las rutas históricas de nuestra crisis ecológica”, que el mundo occidental, apoyado en la cultura judeo-cristiana, concibe el planeta como algo creado sólo para beneficio de los seres humanos, y así los separa de la naturaleza.

En cambio, religiones como el budismo ven al ser humano como parte de la naturaleza, y otras creen que hay espíritu en cada árbol o montaña, que por eso deben ser respetados.

Para el Islam, que tiene una visión integral de la materia y el espíritu, preservar los recursos naturales es ”el deber de la comunidad, en escala nacional y mundial”, pero no basta con eso, ya que ante todo ”hay que impulsar el desarrollo y una vida mejor para todos”, explicó a Tierramérica la catedrática Nadia Mahmoud Mostafa, de la Universidad de El Cairo.

Para los hindúes, los seres humanos no deben tratar de dominar la naturaleza o aprovecharse de ella, sino de mantenerse en unidad con la misma, pero es difícil cumplir ese precepto en India por los problemas sociales y económicos que enfrenta el país, señaló Swami Amaranandaji, presidente del Centro de Estudios Sociales y Religiosos Ramakrishna Vedane.

Durante cientos de años, los dominadores coloniales de Occidente ”no respetaron nada y trataron de destruir nuestra cultura. Entonces, la cuestión para nosotros fue la supervivencia, y luego de la independencia (de 1947) estamos tratando de encontrar nuestras raíces”, dijo Amaranandaji.

Una forma de recuperar la armonía con la naturaleza es la fiesta del bosque, un acto religioso en el que se plantan áboles y flores, añadió..

En las religiones, la elección final puede ser ”cambiar nuestro estilo de vida y gozar con lo que nos da la naturaleza, o volvernos más consumistas y destrozar la creación”, sostuvo Heider-Rottwilm de la iglesia evangélica alemana.

* Publicado originalmente el 11 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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