El gobierno de Tailandia aseguró estar decidido a tratar como víctimas a los miles de personas atrapadas por las redes del tráfico de seres humanos, y no como meros infractores de las leyes de migración y laborales.
El primer ministro Thaksin Shinawatra anunció este viernes ante la Conferencia Nacional sobre Tráfico Humano, celebrada en Bangkok, que elaborará nuevas leyes para proteger a los niños, niñas, hombres y mujeres atrapados en esta moderna forma de esclavitud.
Shinawatra señaló así su intención de dar la máxima prioridad a la lucha contra este abuso, que prolifera en Asia sudoriental.
Tailandia se ve afectada por este delito en tres órdenes: es un lugar de tránsito de los traficantes, un destino de las víctimas y también una fuente de esclavos para las bandas delictivas.
La ley debe diferenciar claramente a las víctimas de los delincuentes. Las víctimas no deben ser tratadas como culpables, afirmó Thaksin.
Esto marca un cambio importante en la forma en que las personas atrapadas por los traficantes son tratadas por las autoridades. En general, son vistas como infractoras de leyes laborales y de inmigración por entrar al país en forma ilegal.
El anunció de este viernes de Thaksin fue bien recibido por las organizaciones no gubernamentales que combaten el tráfico de seres humanos.
El gobierno da un paso en la dirección correcta, muy importante para proteger a las víctimas, dijo a IPS el director del Centro para la Protección de los Niños, Sanphasit Koompraphant.
Las actuales leyes tailandesas hacen que las víctimas tengan miedo de las autoridades y prefieren quedarse con sus captores, sostuvo Koompraphant.
Ahora, las víctimas se sentirán más seguras porque no serán detenidas. Esto ayudará a capturar a los traficantes, afirmó.
Hasta ahora Tailandia nunca tuvo leyes específicas para ayudar a las víctimas del tráfico de personas, dijo el subjefe de Policía, Amnouy Phetsiri.
Debemos identificar a las víctimas como el inicio de un proceso para recolectar evidencia que nos lleve a detener a los verdaderos culpables. El tráfico humano es muy distinto a otros delitos, señaló.
Thaksin anunció también que el gobierno destinará 12,5 millones de dólares para financiar programas que protejan y atiendan a las personas que sufren estos abusos.
El tráfico humano es algo perverso y es algo de lo que tenemos que preocuparnos. Es equivalente al homicidio, sostuvo.
Bangkok también prevé ayudar a países vecinos como Birmania, Camboya y Laos para evitar que sus ciudadanos sean atrapados por traficantes y sean llevados a la fuerza a Tailandia.
Además, se prevé para octubre una reunión en la capital tailandesa entre los líderes de la región en la que diseñarán medidas para cortar el círculo del tráfico.
Es muy estimulante que el primer ministro haya reconocido la importancia de la cooperación regional para solucionar el problema, dijo a IPS Philip Robertson, del Proyecto de las Naciones Unidas contra el Tráfico Humano en la Subregión del Gran Mekong.
El anuncio gubernamental llegó poco después de que Tailandia fuera criticada por Estados Unidos debido a su falta de compromiso en la lucha contra este delito.
Tailandia pasó del nivel 2 al nivel 2 en estado de observación en el informe anual del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos presentado en junio.
Las naciones del nivel 2 son las que, según Washington, todavía tienen que trabajar duro para combatir el tráfico de personas. Cuando pasan al estado de observación están a punto de entrar en el nivel 3, y, por lo tanto, de sufrir sanciones del gobierno estadounidense.
Además de Tailandia, los otros países del sudeste asiático en estado de observación son Laos y Vietnam.
Birmania está en buena ubicación, en tanto Camboya se ubica entre las naciones de nivel 2.
Cada año, entre 600.000 y 800.000 personas en todo el mundo son retenidas, transportadas, vendidas y obligadas a trabajar o explotadas por redes de proxenetas. Unas 250.000, la mayoría mujeres, niños y niñas, son de Asia sudoriental.
Estas personas son engañadas en sus países de origen con falsas ofertas de trabajo, y luego llevadas al exterior.
La incapacidad de las autoridades tailandesas para proteger a sus niños y niñas a través de su sistema educativo ha sido uno de los factores más citados para explicar la proliferación del tráfico de personas en este país.
Pese a que la educación es obligatoria, 20 por ciento de los alumnos abandonan la escuela en el sexto año, dijo la presidenta del Comité Nacional contra el Tráfico de Mujeres y Niños, Saisuree Chutikul.
Cerca de 600.000 niños y niñas que ingresan a la educación primaria la abandonan antes de llegar a la secundaria, añadió. (