DEPORTE-MIGRACIONES: Ciudadanía en oferta para talentos extranjeros

Cualquier extranjero anónimo que busque una vida mejor puede atravesar situaciones pesadillescas para obtener un simple permiso de residencia temporaria en la Unión Europea (UE). Pero si es un deportista calificado, las barreras desaparecen como por arte de magia.

Los pesados portones de la ”fortaleza Europa” se abren de par en par si el inmigrante tiene alta calidad deportiva, y los innumerables escollos burocráticos súbitamente se transforman en menudencias rápidamente salvadas por un batallón de abogados especializados.

La pesadilla se transforma así en sueño color de rosa, incluyendo el prometedor futuro de la ciudadanía europea, garantizada en los plazos más breves que permita la ley.

Varios casos lo atestiguan en los últimos tiempos, entre ellos el mejor tiempo de velocidad en 100 metros llanos obtenido por Europa en toda su historia, la medalla de plata en los actuales Juegos Olímpicos de Atenas para el ”portugués de origen nigeriano” Francis Obikwelu.

El inmigrante nigeriano, maltratado y explotado durante años por patrones inescrupulosos de la construcción portuguesa, demostró grandes cualidades deportivas que lo arrancaron de cuajo de la oscura vida de un africano que intenta sobrevivir en Europa.

Así, Obikwelu obtuvo la nacionalidad sin mayor trámite y hoy es el mayor héroe nacional deportivo portugués.

En el mismo país, el jardinero angoleño José Charuto no consigue la ciudadanía pese a que vive legalmente en Portugal hace 14 años y ha debido buscar ayuda en SOS-Racismo para que sus papeles no sigan trancados en la maquina burocrática del estatal Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF).

Diferente fue el tratamiento dado al ”portugués de origen brasileño” Anderson Luiz de Sousa Deco, el goleador del club de fútbol FC Porto, que en pocos días se naturalizó para poder vestir la camiseta de la selección portuguesa, pese a la frontal oposición del célebre jugador Luís Figo que, en un arranque ultra nacionalista, protestó que ”los himnos no se aprenden, se sienten”.

Confrontada por IPS sobre los casos de Charuto y de Deco, la dirección del SEF reconoció la mayor celeridad en el trámite del brasileño ”debido al alto interés nacional” en el jugador.

Los crecientes de cambios de nacionalidad, en gran mayoría de países pobres a ricos, comienzan a preocupar a la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) y al Comité Olímpico Internacional (COI), que formaron grupos de trabajo para estudiar el fenómeno.

Obikwelu es sólo uno entre centenas de deportistas profesionales que este mes compiten en Atenas luciendo camisetas de países cuyos idiomas, historias y culturas desconocen en muchos casos.

Los reglamentos de la IAAF permiten a los países inscribir atletas cuya nueva ciudadanía tenga al menos tres años de antigüedad desde que compitieron por última vez por su país natal. Pero existe una cláusula de excepción, que acorta el lapso a 12 meses si las dos naciones estuviesen de acuerdo.

Gloria Aloize, que logró para Nigeria la medalla de plata de 100 metros en los Juegos de Sidney, en 2000, es hoy una española de pleno derecho en Atenas, nacionalidad a la que optó por las malas condiciones para entrenar en su país, según su propia explicación.

Hasta pocos años atrás, era habitual que deportistas del mundo en desarrollo optaran por la nacionalidad de los países que fueron grandes imperios coloniales, como España, Francia, Gran Bretaña, Holanda y Portugal.

A partir de inicios de la década de 1980, son raros los jugadores de etnia originalmente gala o flamenca en las respectivas selecciones de fútbol de Francia y Holanda. Lo normal es que la inmensa mayoría sean de origen africano, en el caso de los franceses, y de las Antillas, entre los holandeses.

Sin embargo, el nuevo fenómeno de la globalización ”atlética” incluye ahora a naciones cuya historia poco o nada tuvo que ver con el Sur del mundo, tales como Dinamarca, Eslovenia, Hungría e Israel.

Entre estos, se han destacado en Atenas la ex jamaicana Marlene Ottey, hoy parte de la delegación de Eslovenia, país en el que reside desde 1998. Según la legislación común del resto de la UE, Ottey debería haber esperado hasta 2008, es decir una década, para optar por la ciudadanía.

En la selección de balonmano de Hungría se destacan los ex cubanos Carlos Pérez, Reinaldo Hernández e Ivo Días, magiares desde hace tres años.

Ante la ley inflexible de Gran Bretaña, que postergó la nacionalización de la cubana Yamila Aldama pues no cumplía aún con los requisitos, la atleta de salto triple aceptó un pasaporte de Sudán para poder competir en Atenas.

La proporción mayor de nacionalizados se encuentra en la delegación de Israel. La mitad de los deportistas provienen de la Unión Soviética, disuelta en 1991.

El creciente deterioro económico de las repúblicas que constituyeron la Unión Soviética causó un éxodo masivo de atletas en busca de nacionalidades de países ricos, engrosando en especial las delegaciones de Australia, Dinamarca, Estados Unidos y España.

Pero Estados Unidos, Canadá, Australia y la UE no son los únicos destinos de los inmigrantes del deporte.

El reciente éxodo de medio fondistas africanos a países ricos productores de petróleo de Medio Oriente comenzó a ser notorio en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de París, en agosto de 2003, cuando diez keniatas corrieron defendiendo banderas de principados y emiratos árabes.

El caso más destacado fue el de Stephen Cherono, que bajo su nuevo nombre árabe de Saif Sahaed El-Shaheen, colocó a Qatar en el primado de los de 3.000 metros con obstáculos.

No siempre la motivación para el cambio de nacionalidad obedece a razones pecuniarias.

La lanzadora de jabalina griega Sofía Sakorafa renunció a formar parte del equipo de su país y pretendió representar a Palestina en Atenas, gesto de signo político frustrado por el COI que, pese a su calificación deportiva y a su pasaporte legal, rechazó su inscripción.

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