La región sudanesa de Darfur sufre una epidemia de hepatitis agravada por la falta de agua potable, alimentos adecuados y medicinas y por el conflicto étnico, advirtió una representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP).
La médica y experta en salud pública Henia Dakkak dijo que la enfermedad se está transmitiendo a través del agua en los campamentos de refugiados de los tres estados de la región de Darfur.
Hasta ahora, unos 625 casos se han documentado sólo en el oeste de Sudán. Veintidós pacientes han muerto. En un campamento de refugiados, hubo 149 casos y ocho muertes, de las cuales seis correspondieron a mujeres embarazadas.
Las embarazadas son particularmente vulnerables, dijo Dakkak a IPS. FNUAP convocó una acción inmediata para impedir una epidemia entre los sudaneses desplazados.
El virus de la hepatitis se está diseminando a través del agua séptica contaminada, informó la médica. Unos 1,4 millones de personas de Darfur debieron abandonar sus hogares a causa de la violencia, 1,2 millones en Sudán y el resto en la vecina Chad.
La situación es alarmante, una absoluta pesadilla, explicó. Se trata de la cepa de hepatitis E, que tiene una mortalidad de entre uno y cuatro por ciento, pero es especialmente letal entre las embarazadas.
Por esa razón, la epidemia ataca de manera particular a las mujeres, ya golpeadas por el uso de la violación como arma en el ciclo de violencia que sufre Darfur.
La violación es un asunto muy delicado en Sudán, donde la denuncia de este crimen resulta muy difícil para las mujeres a causa de la cultura predominante, sostuvo Dakkak.
La médica de FNUAP estuvo seis semanas en Darfur, donde las milicias árabes janjaweed cuentan, según insistentes versiones, con el apoyo del gobierno sudanés en su campaña de terror contra los tres grupos étnicos negros de la región: los fur, los masaalit y los zaghawa.
Desde el inicio de la crisis en Darfur, unos 30.000 musulmanes negros fueron asesinados y más de 1,4 millones debieron abandonar sus hogares por el asedio de las Janjaweed, que cuentan, según la mayoría de los expertos, con apoyo de Jartum.
No hay duda de que el gobierno islámico y árabe en Jartum patrocinó, armó o reclutó a las milicias, informó la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias, Asma Jahangir.
Los Janjaweed —que, al igual que sus víctimas, son musulmanes— con frecuencia usan uniformes del ejército regular y vehículos oficiales, añadió.
El conflicto en Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzó en los años 70 como una disputa étnica de baja intensidad entre nómades árabes y agricultores indígenas negros sobre las tierras de pastoreo en esta región proclive a las sequías.
Pero la tensión evolucionó hacia una guerra civil que estalló en febrero de 2003.
Entonces, dos organizaciones rebeldes, el Movimiento y Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad, reaccionaron con violencia al continuo hostigamiento de las milicias progubernamentales y a la falta de inversiones en el desarrollo de la zona.
Ambos grupos lanzaron ataques, a veces conjuntos, contra instalaciones militares en rechazo de las redadas de Janjaweed contra sus comunidades y la postergación a la que las somete Jartum. Los rebeldes son apoyados por la población no árabe que constituye la mayoría de la región.
La respuesta del gobierno fue un aumento del apoyo a los 20.000 janjaweed y una escalada de las ofensivas contra la población civil.
El Consejo de Seguridad exigió este mes al gobierno de Sudán cumplir con su compromiso de desarmar a las Janjaweed y conducir ante la justicia a sus líderes y asociados que cometieron violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.
A comienzos de agosto, el Consejo dio a Jartum un mes de plazo para desactivar el conflicto o, de lo contrario, aplicará sanciones económicas y diplomáticas.
Las milicias árabes son acusadas por organizaciones de derechos humanos internacionales de limpieza étnica y de genocidio.
A pesar de las fuertes lluvias que han agravado este mes la catástrofe humanitaria, el Programa Mundial de Alimentación (PMA) de la ONU informó este viernes que planea brindar asistencia alimentaria a 1,2 millones de personas en Darfur en los próximos días.
Hasta ahora, el PMA recibió 123 millones de los 195 millones de dólares que ha solicitado para financiar sus operaciones.