DARFUR: Lluvias agravan la catástrofe

La intensa lluvia complica los esfuerzos para aliviar la crisis humanitaria en la occidental región sudanesa de Darfur, mientras continúan las gestiones diplomáticas para que el gobierno en Jartum ponga fin a los ataques contra la población local.

”El mal estado de las carreteras y las lluvias dificultaron el acceso de los trabajadores de asistencia al área donde se encuentran los desplazados”, dijo a IPS el portavoz en Sudán de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Ben Parker.

En consecuencia, el Programa Mundial de Alimenación (PMA) de la ONU debió arrojar sus paquetes de asistencia desde aviones.

El mayor desafío es hacer llegar agua potable a los desplazados, además de atender eventuales brotes de cólera y diarrea entre los que no tendrán acceso a ella.

Parker, quien tiene su oficina en el complejo de la ONU en la capital de Kenia, visitó Darfur el mes pasado. Las operaciones de asistencia, dijo, tienen en la escasez de suministros una complicación adicional.

La ONU solicitó 349 millones de dólares para solventar los esfuerzos humanitarios en Darfur, pero sólo ha obtenido 161 millones.

Parker indicó que las masacres y violaciones de las milicias árabes janjaweed contra la población negra de Darfur continúan a pesar del compromiso de Jartum de cumplir con la demanda de la ONU de represión a esas fuerzas militares.

”Tenemos nuevas denuncias de mujeres violadas y personas golpeadas mientras buscaban leña. Confiamos en que los casos de tortura cesen y que esto sea tomado en serio por el gobierno”, añadió.

La resolución del Consejo de Seguridad aprobada el 30 de julio abre camino a sanciones si Sudán no logra controlar a las milicias Janjaweed en un mes de plazo.

Versiones insistentes indican que los janjaweed cuentan con el apoyo del gobierno en su campaña de terror contra los tres grupos étnicos negros de Darfur: los fur, los masaalit y los zaghawa.

Desde el inicio de la crisis en Darfur, unos 30.000 musulmanes negros fueron asesinados y más de 1,3 millones debieron abandonar sus hogares por el asedio de las milicias árabes Janjaweed, que cuentan, según la mayoría de los expertos, con apoyo de Jartum.

Cientos de miles de personas debieron refugiarse en el vecino Chad.

No hay duda de que el gobierno islámico y árabe en Jartum patrocinó, armó o reclutó a las milicias, informó la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias, Asma Jahangir.

Los Janjaweed —que, al igual que sus víctimas, son musulmanes— con frecuencia usan uniformes del ejército regular y vehículos oficiales, añadió.

El conflicto en Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzó en los años 70 como una disputa étnica de baja intensidad entre nómades árabes y agricultores indígenas negros sobre las tierras de pastoreo en esta región proclive a las sequías.

Pero la tensión evolucionó hacia una guerra civil que estalló en febrero de 2003.

Entonces, dos organizaciones rebeldes, el Movimiento y Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad, reaccionaron con violencia al continuo hostigamiento de las milicias progubernamentales y a la falta de inversiones en el desarrollo de la zona.

Ambos grupos lanzaron ataques, a veces conjuntos, contra instalaciones militares en rechazo de las redadas de Janjaweed contra sus comunidades y la postergación a la que las somete Jartum. Los rebeldes son apoyados por la población no árabe que constituye la mayoría de la región.

La respuesta del gobierno fue un aumento del apoyo a los 20.000 janjaweed y una escalada de las ofensivas contra la población civil.

La resolución del Consejo de Seguridad ”demanda al gobierno de Sudán cumplir con su compromiso de desarmar a las milicias Janjaweed y conducir ante la justicia a sus líderes y asociados que incitaron y cometieron violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario”.

A comienzos de esta semana, la ONU anunció la firma con el gobierno de Sudán de un acuerdo para el desarme de las milicias, mejoras de la seguridad de los desplazados y garantías para el tránsito de la ayuda humanitaria.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, había sugerido la posibilidad de una intervención militar extranjera en Sudán para evitar que la crisis en Darfur degenerara en un genocidio como el sufrido por Ruanda en 1994.

Francia ya apostó un pequeño contingente militar en la frontera de Chad con Sudán para impedir incursiones de los janjaweed contra los refugiados negros.

Pero el canciller sudanés Mustafá Osmán Ismail advirtió el 29 de julio que cualquier presencia militar extranjera sería considerada una agresión.,

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