Pequeñas agrupaciones de ultraizquierda argentinas coparon este martes el escenario de la protesta callejera para expresar con acciones violentas su repudio a la visita del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo De Rato.
Con pocos militantes y recursos materiales, pero con mucha osadía, los grupos izquierdistas desplazaron del centro de la escena a los desempleados del movimientopiquetero mediante una ola de atentados explosivos, protestas, amenazas, choques con la policía y ocupación de edificios públicos y privados.
Son grupos que creen que la protesta social está en estado de latencia, y que hay que mantener activa la conciencia y el espíritu de lucha para lograr la destrucción institucional, dijo a IPS el politólogo Marcos Novaro, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
En su opinión, se trata de sectores raquíticos, cuyos integrantes apenas se cuentan por decenas y que sólo tienen capacidad de ocupar la escena política por un día, de modo que la respuesta del gobierno, que logró controlar la protesta sin una represión salvaje, los deja aislados y sin margen para seguir.
En el marco de esas protestas, el presidente Néstor Kirchner recibió a la delegación encabezada por De Rato y le señaló que no se comprometerá a lograr un superávit como el que le pide el Fondo, ni mejorará, como también demanda ese organismo, la oferta de reestructuración de deuda a los acreedores privados a los que Argentina dejó de pagar en la crisis de diciembre de 2001.
La relación de Kirchner con el FMI es más dura e inflexible que la que mantuvieron sus antecesores con ese organismo. Sin embargo, las protestas se intensificaron durante este gobierno y casi no se registraban en los años 90, cuando la deuda externa se triplicó.
Los minúsculos grupos que protestaron este martes, casi sin lazos con otras organizaciones polìticas o sociales, comparten definiciones contra el imperialismo y el gran capital, rechazan las elecciones como vía de acceso al gobierno y reivindican la violencia de las manifestaciones populares.
En su opinión, hay que provocar la crisis mediante la desestabilización del gobierno, para avanzar hacia una caída del régimen.
En la madrugada de este martes, una bomba destruyó los vidrios de una sucursal del Banco Francés de Buenos Aires y volaron panfletos de un presunto Comando Darío Santillán, con consignas como No al pago de la deuda y Fuera el FMI de Argentina y América Latina.
El joven Darío Santillán pertenecía al Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Aníbal Verón, que organiza a desempleados en cooperativas de trabajo, y fue asesinado a quemarropa en junio de 2002 por policías durante una protesta de desempleados, junto a otro militante de esa agrupación, Maximiliano Kosteki.
Su padre, Alberto Santillán, lamentó en diálogo con IPS que se haya usado el nombre de su hijo para una acción violenta, con fines que no son los que él apoyaba.
También en la madrugada, otra bomba fue detectada frente a un local de la cadena de comidas rápidas Mc Donald's. La policía hizo detonar el explosivo, de fabricación casera, que también lanzó panfletos contra el FMI y la visita de De Rato, firmados por una desconocida Brigada Popular de Liberación.
Cuando ya había amanecido, una veintena de militantes de la agrupación Martín Fierro y de otra denominada Frente Barrial 19 de Diciembre ocuparon el hall central del hotel Sheraton, donde presumían que se alojaría De Rato. Desde allí también repudiaron la visita y las presiones del organismo.
Esos grupos se dirigieron más tarde hasta la sede del Banco Central, donde se suponía que De Rato tendría su primera reunión del día. Los manifestantes ocuparon las escalinatas y el hall central para corear consignas contra la visita del FMI. Una de las más repetidas fue Patria sí, colonia no.
Mientras tanto, se había producido una amenaza de bomba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.
El clímax de la jornada fue un ataque a la sede del Ministerio de Economía, donde De Rato y otros directivos del FMI estaban reunidos con funcionarios del gobierno argentino.
Militantes de la agrupación Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho quemaron neumáticos en la entrada de ese edificio, pintaron consignas contrarias al FMI en las columnas de su entrada, y lanzaron piedras y palos contra policías que intentaron controlar el desorden.
Con orden presidencial de no usar armas de fuego para reprimir las protestas, los policías respondieron con gases lacrimógenos y carros lanzadores de agua, y hubo casi un centenar de detenidos entre miembros de Quebracho y de la Coordinadora Aníbal Verón, un pequeño grupo escindido del MTD Aníbal Verón.
Uno de los objetivos declarados de Quebracho es unir a los que luchan, pero la irrupción de sus activistas con las caras cubiertas, portando palos y bombas molotov, causó la retirada de agrupaciones de piqueteros que protestaban por la detención policial de activistas de su movimiento.
Según el último editorial de la publicación bimestral de Quebracho, la consigna de ese grupo para este año es provocar la crisis.
Hoy en Argentina la tarea principal de nuestra militancia sigue siendo la de provocar la crisis, desestabilizar al régimen, hacer que no pueda seguir gobernando, afirmó el autor de ese texto.
Otra de las agrupaciones que intervino en las acciones de este martes, el Partido de la Liberación de Argentina, sostiene en sus documentos internos que en el país sigue vigente la situación revolucionaria y que hay que mantener la ofensiva como en las masivas protestas desencadenadas por el colapso económico y social de 2001.
Al gobierno le duele porque desgasta su poder, hay que seguir pegandole duro en esa juntura, alega ese partido. (