Café, cacao, ganado, aves y bosques son las cartas de triunfo de las montañas de Cuba que las autoridades pretenden explotar de manera más eficiente con un reordenamiento de las actividades productivas.
Las elevaciones cubren 18 por ciento de esta isla del mar Caribe y cobijan 977 asentamientos habitacionales en el que viven apenas 700.000 de los más de 11 millones de cubanos.
Los planes para la reanimación productiva y social de las montañas tuvieron un impulso en 1987, cuando fue puesto en marcha el Plan Turquino, para conjugar producción, conservación de la naturaleza, y desarrollo social y cultural.
También entre los objetivos ha estado mejorar las condiciones de vida para disminuir el éxodo de población de zonas donde la existencia supone aislamiento, condiciones climáticas adversas, temperaturas bajas y la exposición a mayores radiaciones solares.
En Cuba existen cuatro macizos montañosos: la cordillera de Guaniguanico, en el occidente, el macizo Guamuhaya o Escambray, en el centro, y la Sierra Maestra y el macizo Nipe-Sagua-Baracoa, en el extremo oriental.
Desde sus inicios, el Plan Turquino pretendió extender las prácticas sostenibles en la agricultura, fomentar y proteger los bosques, conservar los suelos, y reciclar desechos y residuales.
El gobierno de Fidel Castro proyecta ahora dejar sólo 62 por ciento de las plantaciones actuales de café, luego de seleccionar las áreas de mejores rendimientos, donde se prevé realizar inversiones tecnológicas para llegar a largo plazo a duplicar la producción.
Este reordenamiento está previsto desarrollarlo hasta 2010 y para darle comienzo se eligieron poblaciones de los tres macizos montañosos principales, explicó Ramón González Paradela, del equipo de asesores del Ministerio de Agricultura.
Entre los objetivos está fomentar la producción de café orgánico, al cual González Paradela augura amplias posibilidades y muy buenos precios en el mercado exterior.
Se está discutiendo a fondo con los productores y los intereses de éstos se protegerán al máximo, pues se trata de una importante fuente de empleo en esas áreas, aseguró el funcionario al semanario especializado Opciones.
Las zonas que queden fuera de la producción cafetalera serán destinadas a plantaciones forestales y frutales, una estrategia seguida por el gobierno también en terrenos que hasta hace dos años eran utilizados para cultivos de caña de azúcar.
Especialistas en agricultura estiman que las elevaciones del archipiélago son las áreas con mejores condiciones para la producción de cacao y coco, sobre todo en la región de Baracoa, más de 1.000 kilómetros al sudeste de La Habana.
La producción de coco será incentivada como parte de la búsqueda de fondos exportables no tradicionales, así como la del cacao orgánico, cuya calidad le brinda posibilidades de imponerse en el mercado exterior, según esas fuentes.
También la mayor producción forestal del país proviene de esas regiones montañosas, donde 37 por ciento son bosques naturales y el resto áreas de forestación, precisaron instituciones ambientales.
El propósito es incrementar desde este año esas áreas boscosas, a las cuales se destinarán 74.000 hectáreas que antes estaban dedicadas a la caña de azúcar. El objetivo es lograr un verdadero manejo sostenible de los espacios boscosos, subrayó González Paradela.
Sin embargo, las autoridades reconocen que persisten entre los problemas ambientales de estos territorios la tala y la quema no controlada de bosques, los incendios forestales, la erosión de suelos y las fuentes contaminantes.
Otros problemas que se afrontan en la zona son la disminución de cobertura vegetal, las prácticas incorrectas en el uso y laboreo de suelos, y el manejo inadecuado de cuencas hidrográficas.
Cuba tiene en marcha además un programa para la reforestación de cuencas hidrográficas, con el fin de proteger todos los caudales en tiempos de intensa sequía y ante los vaticinios de expertos de que la isla será en el futuro más árida.
En las serranías se produce el mayor escurrimiento superficial del país y se halla un tercio de las cuencas hidrográficas más importantes. El programa de reforestación ya incluyó las riberas de algunos de los ríos más caudalosos en la zona oriental.
Durante la última década, el país tuvo una tasa de crecimiento de sus recursos boscosos de 1,3 por ciento, pero este año las autoridades indicaron que la cruda sequía afectó los planes de reforestación en algunos territorios.
Entre los fines del Plan Turquino estuvo desde sus comienzos que las poblaciones lograran su autoabastecimiento de alimentos, un propósito que ahora se quiere reforzar con el aumento de la producción de hortalizas y de vegetales en cada asentamiento.
Para el sostén de los montañeses se prevé la expansión de cría de ganado menor y avícola. El año pasado se entregó medio millón de aves a los campesinos para desarrollar crías, según datos del Ministerio de la Agricultura.
Pero el ganado vacuno de la serranía debe quedar concentrado en determinados espacios, porque de lo contrario continuará afectando el ambiente, declaró González Paradela.
En tanto, el Ministerio de Cultura dirige programas para la reanimación en esa área de la población de las montañas —entre ellos giras de grupos teatrales y espectáculos musicales— para los cuales habría que reparar y remozar instalaciones dedicadas a esos fines en la zona.
En esas localidades distantes se crearon en los últimos años salas de televisión y video cuyo consumo eléctrico es garantizado con paneles solares, como parte de la estrategia del gobierno de diversificar las fuentes energéticas.
El patrimonio cultural de los habitantes de la región ya está perpetuado en un Museo de Montaña, en las alturas del Escambray, que abrió recientemente con una colección sobre la vida rural y con un entorno donde proliferan las plantas endémicas.
Las serranías cubanas están entre los centros más importantes de endemismo en las Antillas, tuvieron una evolución más prolongada de su biota porque fueron los territorios que mayor tiempo permanecieron emergidos durante la transformación de las islas del mar Caribe.