IRAQ: Bagdad tiembla, Londres se sacude

El depuesto dictador iraquí Saddam Hussein, hoy preso en Bagdad, parece a punto de obsequiar al gobierno de Tony Blair una de las cosas que más aman los británicos: un golpe palaciego.

La persistencia de los problemas políticos y de seguridad en Iraq podrían llevar al canciller del Exchequer (ministro de Hacienda), Gordon Brown, a quedarse con el puesto del primer ministro Tony Blair. No de inmediato, quizás ni siquiera muy pronto.

Pero pocos se animan a descartar esa posibilidad.

Brown ha sido considerado por mucho tiempo un posible recambio de Blair, y esta semana los susurros comenzaron a resonar con el tono de la certidumbre, mientras el primer ministro se defiende de los ataques que concita su política iraquí.

Luego de un año de insistencia que pareció más terca que sabia, Blair admitió esta semana ante el parlamento que las supuestas armas de destrucción masiva en posesión del régimen de Saddam Hussein ”quizás nunca se encuentren”.

Blair dijo que debía ”aceptar que no las hemos encontrado y que quizás nunca las encontremos”. ”Pudieron haber sido removidas. Pudieron haber sido ocultadas. Pudieron haber sido destruidas”, agregó.

La confesión de Blair se conoció una semana antes de la divulgación de un informe oficial sobre las fallas de inteligencia que precedieron la invasión el 20 de marzo de 2003. Y un día después de publicarse un informe oficial sobre el mismo asunto en Estados Unidos.

Pero Blair continúa hablando el mismo lenguaje que el presidente estadounidense George W. Bush. No hay duda de que ”Saddam Hussein era una amenaza”, advirtió el primer ministro británico entrevistado por la cadena de radio y televisión estatal británica BBC.

Tal vez la confesión haya llegado demasiado tarde.

”Tony Blair ha tratado de justificar la guerra en que Saddam (Hussein) tenía armas de destrucción masiva”, dijo a IPS Mustafá Alani, experto en Iraq y la red terrorista islámica Al Qaeda en el centro académico Instituto Real de Servicios Unidos.

”La otra razón de Blair era su intención de remover la dictadura para que Iraq fuera estable y democrático. Ahora, ni siquiera esos objetivos no son asequibles en un futuro previsible”, agregó Alani.

Como consecuencia de ese panorama, Blair está sometido a ”mucha presión”, y ”si la situación de la seguridad empeora, llegará a su fin político”.

Esta semana también salieron a la luz divergencias dentro del gobierno británico en torno de la decisión de apoyar a Estados Unidos en sus planes de invasión a Iraq.

Un ex embajador británico en Iraq, Jeremy Greenstock, dijo a la BBC que Londres estuvo ”equivocado” en afirmar que Saddam Hussein contaba con grandes cantidades de armas químicas y biológicas, aunque ”la intención fue correcta”.

Mientras, la abogada Elizabeth Wilmshurst, quien renunció a su empleo en el Foreign Office (secretaría de relaciones exteriores) luego de que desconocieran sus informes según los cuales la invasión sería ilegal, declaró que los abusos cometidos contra prisioneros podrían considerarse crímenes de guerra.

Por su parte, Alani consideró que las denuncias de tortura dejan en evidencia fallas en la inteligencia. ”Si hay buena inteligencia, no hay necesidad de torturar a nadie”, sostuvo.

La seguridad es un problema clave, agregó. Las fuerzas de ocupación ”tienen una fuerza bien armada de 150.000 hombres, pero no pueden controlar el lugar por fallas de inteligencia”, sostuvo.

”El énfasis estadounidense en la democracia se ha postergado. No pueden haber elecciones sin seguridad. La prioridad es hoy un Iraq estable”, dijo el experto.

¿Esto significa que Iraq ha retrocedido al punto en que se encontraba antes de la caída de Saddam Hussein?

”Si la seguridad colapsa, colapsará la seguridad regional”, a un punto aún más peligroso que el de Líbano durante la guerra civil que sufrió entre los años 70 y 80, advirtió Alani.

La cuestión iraquí tendrá consecuencias directas para Blair y Bush, según el experto. ”Esto fue su iniciativa, su creación. El fracaso de la seguridad en Iraq está creando un fracaso político, y eso conducirá a un fracaso económico. Ambos serán responsabilizados por eso”, dijo.

La seguridad en Iraq también garantizará la provisión de petróleo, afirmó. (

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