La larga historia de confrontaciones entre Cuba y Estados Unidos en el espacio radioeléctrico entra en un nuevo capítulo con la adjudicación por parte de la Casa Blanca de nuevos fondos para que Radio y TV Martí sean captadas en la isla, propósito para el que fueron creadas.
Un paquete de medidas aprobado el 30 de junio por el gobierno del presidente estadounidense George W. Bush destinó 18 millones a lograr que las transmisiones de ambas emisoras sorteen la interferencia dispuesta por La Habana.
La población cubana se mantiene a la expectativa tras los anuncios de que Washington intentará una vez más lograr ese viejo empeño.
"Supongo que ahora la interferencia contra Radio Martí es muy fuerte porque casi nunca puedo escucharla, ni mis vecinos tampoco", aseguró Juana González, de 62 años, vecina de una zona suburbana de La Habana.
El gobierno de Fidel Castro denunció este año en el Consejo Anual de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT), con sede en Ginebra, la "agresión" radiofónica de Estados Unidos y las disposiciones de la Casa Blanca, que fueron comentadas por primera vez el 6 de mayo pasado.
Días después, Ramón Linares, viceministro cubano de la Informática y las Comunicaciones, calificó la decisión estadounidense como "una acción violatoria de los principios fundamentales establecidos en la Constitución de la UIT", que forma parte del sistema de la Organización de las Naciones Unidas.
Linares indicó que en la actualidad se transmiten "más de 2.220 horas semanales de programación subversiva" contra Cuba "promovidas, consentidas y ejecutadas por el gobierno de Estados Unidos".
De acuerdo con fuentes oficiales cubanas, Washington ha gastado 500 millones de dólares en sostener TV y Radio Martí desde 1985.
Fuentes especializadas afirman que modelos de aviones C-130, como el que se propone usar ahora para garantizar las transmisiones televisivas, han sido utilizados con anterioridad en agresiones militares contra Granada, Panamá, Haití y Yugoslavia, y en las guerras contra Iraq de 1991 y 2003.
Según Cuba, aviones militares de Estados Unidos han volado al oeste del sudoriental estado estadounidense de Florida, unos 180 kilómetros al norte de provincias occidentales cubanas y a unos 5.600 metros de altura, con el fin de dañar el sistema nacional cubano de transmisiones de televisión.
Las transmisiones de emisoras privadas adversas al gobierno del presidente Fidel Castro originadas fuera de Cuba desde hace cuatro décadas tienen un público cubano que disfruta sus noticieros, musicales, programas de humor y dramas.
La Habana asegura que la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) promovió el lanzamiento de Radio Swan, que comenzó a emitir desde el mar Caribe en los años 60 contra el naciente gobierno cubano, que en esa época estrenaba relaciones con países comunistas tras el triunfo el 1 de enero de 1959 de la revolución encabezada por Castro.
También desde esa década, la emisora radial estatal estadounidense Voz de América ha incluido informes contrarios a las transformaciones sociopolíticas impulsadas por La Habana.
Pero en esta guerra de las ondas, los proyectos de Radio y TV Martí son los que mayor incomodidad provocan al gobierno de Castro, entre otros motivos por llevar el nombre del héroe nacional cubano José Martí y tener financiamiento gubernamental.
Radio Martí salió al aire el 20 de mayo de 1985 como Servicio para Cuba de la Voz de América, dependiente de la Agencia de Información de Estados Unidos, institución encargada de las emisiones hacia el exterior.
Las autoridades cubanas han acusado a Radio Martí de esparcir rumores para provocar tensiones internas.
La radioemisora fue responsabilizada, por ejemplo, de generar en 1994 el rumor de que saldría una embarcación de La Habana hacia la sudoriental ciudad estadounidense de Miami, que dio lugar a una considerable concentración de personas y luego a disturbios contra el gobierno el 5 de agosto de ese año, cuyo desenlace fue la presencia de Castro en el lugar de los hechos y su anuncio de que todo el que quisiera irse de la isla podría hacerlo.
El incidente más reciente de ese tipo ocurrió a principios de 2002, cuando las autoridades desalojaron la sede diplomática de México en La Habana, llena de jóvenes cubanos que habían entrado a la fuerza con la aspiración de lograr salir sin autorización del país.
La versión del oficial diario Granma fue que se había producido un incidente en la Embajada de México cuando un grupo de "elementos lumpen y antisociales" penetró allí debido a versiones difundidas por Radio Martí.
Es que esa emisora había propalado varias veces una nota con declaraciones del entonces canciller mexicano Jorge Castañeda, durante la apertura del Instituto Cultural de México en Miami.
"Las puertas de la Embajada de México en la Habana están abiertas a todos los ciudadanos cubanos, del mismo modo que lo está México", dijo Castañeda y Radio Martí difundió esas palabras de manera "espectacular", reseñó Granma.
TV Martí es una emisora oficial del gobierno estadounidense y salió al aire en marzo de 1990 desde cayos de Florida.
Las propuestas de transmisiones de televisión hacia Cuba desde Estados Unidos tomaron impulso cuando el 30 de septiembre de 1988 la Cámara de Representantes estadounidense asignó 7,5 millones de dólares para pruebas de una televisora que cumpliera una función semejante a la de Radio Martí.
Sin embargo, TV Martí no es captada en la isla, ni siquiera en las temporadas en que fenómenos atmosféricos permiten sintonizar transmisiones de televisión españolas y anglófonas.
"Nada, aquí no se va a ver nada. Desde hace mucho tiempo oigo hablar sobre TV Martí y nunca la he visto", asegura Mario Pujarón, jubilado de 73 años, seguro de que la isla tiene los dispositivos necesarios "para tumbar la transmisión".
Las familias cubanas contaron durante años con sólo dos canales de televisión, cuyas programaciones se concentraban básicamente del atardecer a la medianoche.
En los últimos dos años comenzaron a emitir dos nuevos canales con menú reforzado en contenidos educativos y artísticos, variados cursos de instrucción y selecciones de documentales extranjeros.
"La población de la isla está deseosa de tener más información desde el exterior", afirma Lorenzo Sánchez, estudiante universitario que dice haber escuchado alguna vez Radio Francia, la BBC de Londres y Radio España.