El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, plantea el referendo del 15 de agosto sobre su mandato como una lucha entre su pueblo y la mayor potencia del mundo, mientras la oposición clama por la observación internacional porque desconfía del sistema de votación automatizada recién adoptado.
La oposición es una minoría, pero tiene detrás a grandes poderes económicos y tecnológicos. No podemos menospreciarlos. Enfrentamos a la primera potencia del mundo, que busca apoderarse de nuestro petróleo, dijo Chávez, sin mencionar expresamente a Estados Unidos, al juramentar a su comando de campaña.
En otro acto este jueves, Chávez dijo que sus reales adversarios son quienes pretenden imponer un modelo neoliberal salvaje a este continente, se han adueñado de parte del mundo y quieren adueñarse de todo, sometiendo a los pueblos mediante el hambre y la pobreza.
Sus afirmaciones siguieron a las de Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, en las que el funcionario urgió al poder electoral venezolano a realizar un proceso justo y creíble, y al gobierno a asegurarse de que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos libres de miedo o intimidación.
Seguimos apoyando fuertemente el trabajo de las misiones de observación de la OEA (Organización de Estados Americanos) y del Centro Carter para la Paz -que dirige el ex presidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1983)- en asegurar la credibilidad del proceso, agregó Boucher.
La observación internacional de la crisis venezolana se tradujo en un seguimiento intensivo de misiones de la OEA y del Centro Carter del trabajo del poder electoral durante la recolección y ratificación de 2,5 millones de firmas con las que la oposición logró que se convocase el referendo.
Los observadores se excedieron en su papel y violaron el reglamento escrito para las misiones de observación, al apoyar a grupos de oposición, dijo Oscar Battaglini, considerado el más oficialista de los cinco rectores del Consejo Nacional Electoral. El organismo preparará un nuevo reglamento para los observadores internacionales.
Timoteo Zambrano, portavoz para asuntos internacionales de la coalición opositora Coordinadora Democrática, dijo a IPS que el Consejo no puede violar los acuerdos firmados, y vamos a obligarles a admitir la observación internacional.
En mayo de 2003 el gobierno y la Coordinadora acordaron buscar una salida a la crisis política mediante referendos sobre el mandato del presidente y de parlamentarios, con auspicio de la OEA, el Centro Carter y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
La OEA y el Centro Carter ya cumplieron su misión, y como varias veces asumieron posiciones sesgadas a favor de sectores de oposición, están descalificados como observadores internacionales, dijo a IPS el diputado oficialista William Lara.
Zambrano sostuvo que los oficialistas, si quieren, pueden ampliar la misión de observadores, pero si se niega la observación estaríamos ante un fraude cantado.
Cuando fue elegido cuatro días atrás como nuevo secretario general de la OEA, el costarricense Miguel Angel Rodríguez, anunció que la Organización seguirá acompañando el proceso de referendo en Venezuela.
Mientras, el principal líder de la Coordinadora, Enrique Mendoza, insistió en que el sistema de votación automatizada y las 19.000 máquinas para sufragar que se instalarán en todo el país deben ser objeto de auditorías por entes independientes, antes, durante y después del proceso revocatorio.
No creo que el Consejo se niegue a las auditorías, porque debe mostrar imparcialidad, dijo por su parte Henry Ramos, secretario general del partido socialdemócrata Acción Democrática, el principal de la oposición.
Según Ramos, lo que el oficialismo hace con sus declaraciones necias sobre la observación internacional, o negativas sobre auditar unas máquinas todavía pendientes de prueba, no son sino intentos de que la oposición se harte y cometa un traspié que pueda arriesgar la fecha de realización del referendo.
La consulta, el 15 de agosto, se hará apenas cuatro días antes del plazo constitucional para que, si el mandatario es derrotado, pueda organizarse una nueva elección presidencial.
Si la hipótesis se concreta después del 19 de agosto, el vicepresidente libremente designado por Chávez completará su periodo hasta enero de 2007.
El debate sobre la observación internacional al proceso y el sistema de votación, así como la redacción de la pregunta que se responderá en el referendo, parecen escaramuzas para que cada bando quede en mejor posición al desplegar sus fuerzas en los que prometen ser dos meses de dura campaña..
Luis León, director de la encuestadora Datanálisis favorable a la oposición, comentó a IPS que ninguno de los contendores se enfrenta a un adversario raquítico, por lo que vamos a presenciar una recia confrontación.
Según el analista, las ventajas de la oposición están en que en primer lugar es mayoría. En nuestras mediciones, un 57 por ciento de la población se muestra contraria a Chávez, y los opositores 'duros' se acercan a 40 por ciento del electorado.
Pero Chávez tiene una base de apoyo superior a 40 por ciento y un 'chavismo duro' cercano a 28 por ciento, equivalente a tres millones de personas (el padrón electoral es de 12,5 millones), una masa de calle muy grande, dijo León.
Otra firma, la de Alfredo Keller, estimó en abril que la oposición no lograría vencer en un referendo, por la gran cantidad de encuestados neutrales, no alineados ni con Chávez ni con la Coordinadora.
Pero este jueves Keller cambió de opinión porque la victoria de la oposición al recoger las firmas para el referendo la favorece claramente.
Los neutrales según sondeos de las encuestadoras efectuados en abril suman 38 por ciento, según Datanálisis, más de 40 por ciento según Hinterlaces, 34 por ciento según Keller y 27 por ciento según Mercanálisis. Esta última firma encontró que 44 por ciento de electores quieren revocar a Chávez y 36 por ciento desea ratificarlo como presidente.
Según León, la fuerza de la oposición está en su piso electoral, apoyo internacional y de los medios de comunicación privados, así como en los problemas económicos del país -con un desempleo abierto de 17 por ciento- y el sabor de la victoria tras haber recogido firmas suficientes para activar el referendo.
Para el experto, el poderío de Chávez está en una popularidad alta al cabo de cinco años como presidente, el control de un Estado con las arcas llenas por los elevados precios del petróleo, y el impacto favorable de los programas sociales de alimentación, educación y salud que lanzó un año atrás.
León considera que la oposición se ha beneficiado del apoyo de la comunidad internacional, que exigió su derecho a ir a un referendo y mantiene una intensa observación del proceso.
El general retirado y politólogo Alberto Muller considera que la oposición ha tenido éxito al 'vender' su opinión en Washington, en la OEA y en países como Colombia, pero su mensaje ha sido menos entendido en Europa y en el Cono Sur sudamericano.