En estos tiempos, ser una persona explotada en el trabajo es un privilegio, porque lo realmente grave es formar parte de los excluidos, afirmó este miércoles en España la filósofa y politóloga estadounidense Susan George.
George, vicepresidenta de la filial francesa de la Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos (Attac) se encuentra en la noroccidental ciudad española de Barcelona, participando en un debate sobre las culturas del trabajo que finalizará este jueves
El director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Juan Hunt, dijo a IPS que un trabajo decente es lo que deben perseguir todos los sectores y en especial los trabajadores, empresarios y políticos.
Para salir de la pobreza se debe lograr un trabajo decente, lo que significa respetar los derechos de las personas y en especial los derechos laborales y los principios fundamentales, en todo el mundo, añadió.
La exclusión social es uno de los problemas más graves provocados por la globalización neoliberal, en la que priman las necesidades del sistema financiero y de las grandes empresas y no las de las personas, subrayó George.
Para cambiar ese modelo, se debería instalar un sistema político que combinase el socialismo, pero no socialismo de Estado y la democracia, e hiciese posible la tasación y redistribución de la riqueza para evitar las exclusiones sociales, opinó.
Como una prueba escandalosa de lo que significa la globalización neoliberal, George señaló que Estados Unidos dedica 3.000 millones de dólares cada año para subvencionar a sus productores de algodón, y que por lo tanto cada productor recibe 130.000 dólares al año, una cifra que un africano tardaría quinientos años en cobrar.
No obstante, la activista mostró un cierto optimismo ante las primeras acciones del nuevo gobierno español, presidido desde mayo por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que según dijo muestran que se está saliendo de un período neoliberal muy negativo y se está mejorando.
Afirmó también que el movimiento social antiglobalización está creciendo y que debido a eso ella ahora se interesa ahora más por los problemas de la ecología, donde no se ha hecho nada, y por luchar para conseguir un programa urgente para una energía limpia.
Refiriéndose a la exclusión social, el socialista Joan Clos, alcalde de Barcelona, declaró que los países del Tercer Mundo deben conocer el modelo del Estado de bienestar europeo, que fue conseguido gracias a un pacto entre trabajo y capital.
Clos preside el Forum Barcelona 2004, un encuentro cuya intención declarada es buscar un modelo alternativo de globalización con base en la diversidad, y en cuyo marco se realiza el debate sobre cultura laboral.
Los representantes de las dos centrales sindicales españolas mayoritarias, Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) coincidieron en destacar que la pobreza es consecuencia directa de la falta de empleo y de la mala calidad del mismo.
A pesar de ello, añadieron, los Gobiernos no contemplan las políticas de empleo como una prioridad, tanto en los países desarrollados como en los en vía de desarrollo, porque los criterios dominantes hasta ahora son la estabilidad de las magnitudes macroeconómicas, la adaptación a los cambios de mercado internacionales y la corrupción o el enriquecimiento de pocos a costa de muchos.
CCOO y la UGT demandan una nueva cultura del trabajo basada en su reconocimiento social, en el equilibrio entre mujeres y hombres, en que se hagan compatibles el empleo y el resto de la vida personal, y en la desaparición de los empleos precarios.
Se está generando una creciente incompatibilidad entre el trabajo y la vida social y cultura, problema que afecta en especial a las mujeres que se incorporan al mercado laboral remunerado, adujeron en un documento presentado en el debate.
Para enfrentar mundialmente estos problemas necesitamos un sindicalismo globalizado, capaz de crear organizaciones con capacidad de decisión por sí mismas y desde perspectivas muy amplias, sostuvo Josep María Alvarez, secretario general de UGT en la Comunidad Autónoma de Cataluña, cuya capital es Barcelona.
En esa misma línea se pronunció Joan Coscubiela, secretario general de CCOO en la misma región, quien dijo que el sindicalismo ha de asumir que está en crisis y que tiene los días contados, tal y como lo hemos entendido hasta ahora.
Habrá sindicatos que no desaparecerán sino que se renovarán, porque mientras unos tengan el capital y los otros pongan la mano de obra, se mantendrán las figuras del explotador y el explotado, alegó.
Saida Dorra Maafoush, de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de Túnez, subrayó al participar en el debate que el actual mercado laboral está pensado para los hombres.
Eso se debe a que se ha elaborado en un momento en que la incorporación de la mujer al trabajo no era generalizada como ahora, y el patrón se estableció a partir de la figura del hombre, a tiempo completo, jefe de familia y sin responsabilidades hogareñas, explicó.
Atendiendo a esa realidad, se requieren nuevas formas de regularización e institucionalización del mercado laboral que tengan en cuenta los cambios, y se debe ir más lejos de la tradicional negociación colectiva, para construir un sistema de formación y seguridad social diferente, porque el mercado laboral esta en una tensión constante que dificulta la conciliación familiar y laboral para las mujeres.
El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Jakob Kellenberger, matizó las condenas a la globalización con el argumento de que no es la causante ni de todo lo malo ni de todo lo bueno.
Como ejemplo de esa afirmación, arguyó que la información y la comunicación, dos de los instrumentos que han acelerado la globalización, pueden ayudar a construir una conciencia más humana y, por tanto, a resolver conflictos.
