Los 129 sindicalistas asesinados en el mundo el año pasado son un reflejo de la violencia con la que deben enfrentarse día a día los trabajadores, advirtió la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).
En su informe anual sobre violaciones de los derechos laborales, la CIOSL, que representa a más de 151 millones de trabajadores, advirtió que estos crímenes sirven de lúgubre recordatorio sobre los peligros que afrontan los sindicalistas en ejercicio de sus derechos fundamentales.
De todos modos, el saldo mortal de la represión y la violencia antisindicales fue más bajo que el de 2002, cuando 213 dirigentes sufrieron el asesinato y la desaparición.
El país más afectado fue Colombia, donde 90 sindicalistas fueron muertos, añade el informe. Detrás del país latinoamericano figura Nigeria, donde hubo 19 muertes cuando las autoridades reprimieron manifestaciones organizadas por la central sindical del país.
También hubo muertes a raíz de la represión violenta de huelgas y manifestaciones en Kenia, Mozambique, Paraguay, Bangladesh y Camboya. A los asesinatos se suman numerosos golpeados y heridos.
El informe, que abarca 134 países, indica que tanto empleadores como gobiernos ponen en peligro los derechos sindicales.
Los abusos se agravaron por la falta de voluntad de las autoridades siquiera para imponer las normas nacionales e internacionales, indica el estudio de la CIOSL.
Muchos patronos se han resistido consistentemente a la organización de sindicatos, y han intimidado a trabajadores que se atrevieron a tomar medidas colectivas para proteger sus derechos, agrega.
Las leyes en los 10 nuevos miembros de la Unión Europea (UE) en general reconocen los derechos sindicales, pero su aplicación ha sido a veces defectuosa, según el estudio.
El informe menciona abusos en República Checa, donde los salarios de algunos sindicalistas son retenidos, y en Polonia, donde suelen sufrir despidos injustos.
Trabajadores de un comercio de automóviles en Lituania fueron obligados a firmar cartas de renuncia al sindicato, y aquellos que se rehusaron terminaron despedidos, informó la CIOSL.
Depende de los gobiernos y de los estados miembros garantizar que sus propias leyes nacionales y los principios internacionales que han ratificado sean cumplidos adecuadamente, dijo a IPS la portavoz de la CIOSL, Barbara Kwateng.
Los abusos en Europa occiental son menos serios, pero la situación en el área no es irreprochable .
En Suiza, grandes supermercados pidieron a sus gerentes que impidieran a dirigentes sindicales reunirse con empleados. En Bélgica, delegados de los trabajadores de una cadena hotelera y de una mensajería fueron despedidos por razones dudosas.
Fuera de la UE la situación es aun peor, según el estudio.
Numerosos gobiernos presionan a los trabajadores para que se sumen a sindicatos amarillos. Esta situación es común en Georgia, Moldavia y Rusia, según el informe.
Además, compañías privadas de Rumania promovieron la creación de este tipo de sindicatos para restarle poder de presión a los independientes.
Empleadores extranjeros, especialmente compañías multinacionales, son en Rumania hostiles hacia los sindicatos, y en algunos casos se da empleo sólo a trabajadores que se comprometan a no afiliarse a una de estas organizaciones.
Mientras, los trabajadores que participen en protestas sindicales en Belarús se arriesgan a caer presos. En Bosnia-Herzegovina, maleantes han amenazado a dirigentes y miembros de sindicatos.
La CIOSL anunció que continuará presionando a los gobiernos para que pongan fin a esos abusos, así como a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cuyos convenios sobre libertad de asociación y negociación colectiva son violados con frecuencia, añadió Kwanteng.
La dirigente previó que las centrales sindicales nacionales utilizarán la información contenida en el estudio para presionar a sus gobiernos.