Minutos antes del inicio del partido de fútbol del domingo entre los seleccionados de Francia e Inglaterra, que se jugó en el Estadio da Luz de la capital portuguesa, un bar de un centro comercial cercano a ese recinto hizo el balance de caja: 3.000 litros de cerveza habían sido consumidos por aficionados ingleses.
En Albufeira, localidad donde vive la mayor comunidad de británicos residentes en Portugal, ubicada 320 kilómetros al sur de la capital, los comerciantes de cada bar de la costanera avenida Sá Carneiro y de la céntrica calle Da Oura señalan que desde el inicio de la Eurocopa de Fútbol 2004, el sábado, facturan un promedio diario de 22.000 dólares
Al terminar el partido, con el triunfo de Francia por dos goles a uno, y pese a la tensión creada porque esa victoria se definió en los últimos minutos, partidarios de ambas selecciones abandonaron el estadio en perfecto orden, dialogando pacíficamente, actitud que mereció una felicitación pública de las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, al caer la noche en Lisboa y Albufeira, ante los ojos de la policía, los ingleses pasaron rápidamente de "bestiais" (bestiales, que en portugués es un elogio similar a "estupendo") a "bestias".
El consumo de cerveza fue en aumento, con temperaturas ambiente que oscilaron de 30 a 34 grados, y a medida que la noche avanzaba, miles de ingleses animados por "hooligans" inconsolables comenzaron a tomar conciencia de la derrota en el Estadio da Luz..
No faltaron los insultos racistas contra el argelino nacionalizado francés Zinedine Zidane, autor de los dos goles, calificado a gritos de "moro bastardo". Dos mil ingleses iniciaron una larga marcha por la avenida Sá Carneiro, destruyendo todo lo que encontraban.
Pese a la pronta y dura intervención de las brigadas de fuerzas especiales de la Guardia Nacional Republicana, la noche de violencia dejó sillas, mesas y vitrinas destruidas, 16 heridos, entre ellos policías y porteros de bares, y 13 detenidos, 12 de ellos ingleses y el restante ruso.
Hasta este jueves, habían sido expulsados del país sumariamente, tras el pago de una multa de 2.200 dólares, 30 ciudadanos ingleses y uno ruso.
Para los dueños de los bares de Albufeira, la destrucción de parte de sus locales constituye una pérdida ínfima, comparada con la facturación cotidiana. Pero el resto de los comerciantes, concentrados en Da Oura, se muestran críticos hacia "turistas indeseables", con los que no hacen negocios "porque solo consumen cerveza".
También desde el domingo, los hinchas ingleses prácticamente se tomaron Praça do Rossio, la principal plaza de Lisboa, ubicada en el corazón de la ciudad, transformándola en una especie de cuartel general donde se reúnen día y noche, convirtiendo el bello espacio urbano en un inmenso basural de bolsas plásticas, botellas y vasos de cartón.
Desde tempranas horas y hasta la noche avanzada, miles de ingleses e inglesas semidesnudos se bañan en las fuentes, entonan canciones, quiebran botellas, agitan banderas e insultan a algún alemán transeúnte, gritándole "maldito boche", al tiempo que levantan un brazo con la mano extendida, imitando el saludo nazi.
El domingo, tras tomar esas posiciones y dedicarse a subir a las estatuas y fuentes para decorarlas con banderas y sombreros rojos y blancos, los "hooligans" lanzaron gases lacrimógenos contra carros alegóricos alusivos a la fiesta de San Antonio, patrono de Lisboa, que se conmemora el 13 de junio.
Ese ataque terminó con una clara victoria de los británicos, que lograron enviar al hospital a una anciana portuguesa de 72 años y a su nieta de 14.
El joven inglés Francis Sutton, entrevistado a las 9.45 de la mañana de este jueves por un canal de televisión local, mientras bebía un vaso de cerveza en un bar, explicó con orgullo: "Este es mi desayuno y es la cuarta que bebo hoy".
Una fuente de información considerada "indispensable" por los cerca de 100.000 ingleses que han viajado a Portugal es la revista Zoo, una publicación "para hombres" lanzada con gran éxito hace tres meses en Gran Bretaña y que es distribuida gratuitamente en los principales lugares donde se concentran los súbditos de la reina Isabel II.
La publicación ofrece un plan de visita a Lisboa, que incluye locales de "Prostitutas y stripteaseras", y el periodista Richard Innes, autor del texto, indica los lugares de la ciudad donde es posible comprar drogas a menores precios, sin dejar de comentar que "los taxistas te van a robar si ven que eres extranjero, aumentando la tarifa"
"Y esto es todo lo que ustedes necesitan saber sobre Lisboa", asegura la revista a quienes visiten Portugal.
Los desórdenes provocados por ingleses producen creciente preocupación en los mandos policiales, que deben destinar fuerzas para neutralizar los desmanes mientras Portugal, un país periférico de la Unión Europea, se ve súbitamente convertido en destino preferencial de vuelos desde todo el continente.
El promedio diario de aviones que cruzan los cielos portugueses es 1.223, y se calcula que no disminuirá hasta el fin de la Eurocopa, el 4 de julio.
Sólo en Lisboa desembarcan diariamente unas 7.000 personas por hora, y el aeropuerto civil de Portela do Sacavem debe derivar vuelos a la vecina Figo Maduro, una base de la Fuerza Aérea.
Los hechos de violencia registrados en Portugal fueron comentados con dureza el miércoles por el primer ministro británico Tony Blair en la Cámara de los Comunes.
Los "hooligans" no representan a "los verdaderos aficionados ingleses al fútbol, sino que son la vergüenza de nuestro país", expresó.
Por su parte, el diario The Times de Londres, una publicación de lenguaje tradicionalmente contenido, dedica un duro título al artículo que relata los desmanes en Albufeira y Lisboa: "How England's happy drunks turned into animals" ("Cómo los alegres borrachos ingleses se convirtieron en animales").
Ante las vicisitudes del orden público, los sueldos millonarios de futbolistas y entrenadores, y los abultados negocios que rodean su, la revista humorística lusa El Enemigo Público apunta con sarcasmo que ante el interés demostrado por la gente común por los juegos de la Eurocopa "el fútbol corre el grave peligro de convertirse en un deporte". (