El encuentro entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el magnate de los medios de comunicación y férreo opositor Gustavo Cisneros y el premio Nobel de la Paz Jimmy Carter sorprendió a propios y extraños, que cargan sus armas para la batalla decisiva del referéndum revocatorio del 15 de agosto.
Dos de los tres protagonistas de la reunión que tuvo como escenario la ciudadela militar Fuerte Tiuna, de Caracas, así como analistas consultados por IPS, descartaron que la cita haya servido para negociar una salida del conflicto político al margen de la consulta constitucional que pondrá en juego el mandato presidencial de Chávez.
Pero sin dudas llamó la atención que Chávez haya recibido a Cisneros, a quien ha acusado de ser el financista y organizador del golpe de Estado, que lo apartó del gobierno por dos días de abril de 2002, y de sostener desde entonces los hilos de una gran conspiración en su contra.
El Centro Carter, dirigido por quien fuera presidente de Estados Unidos de 1977 a 1981, admitió que auspició la reunión, realizada el viernes y en la que hubo un compromiso mutuo de honrar los procesos constitucionales y apoyar futuras conversaciones entre el gobierno y medios de comunicación, con el fin de asegurar el clima más adecuado para el proceso del referéndum.
También conversaron sobre la necesidad de un diálogo nacional para después del 15 de agosto, para que todos los venezolanos puedan sumarse a la lucha contra la pobreza, la promoción de la salud, la educación y las oportunidades económicas en el país.
Cisneros no negocia a nombre de la oposición. Nuestra agenda de trabajo no es la suya y su reunión fue a título personal, dijo a IPS Humberto Calderón, coordinador para asuntos internacionales de la alianza opositora Coordinadora Democrática.
Hemos reclamado y estamos dispuestos a un diálogo entre la Coordinadora y el comando oficialista que dirige el presidente, para que la lucha política se encauce de manera civilizada, pero no tenemos qué ver con esa reunión, agregó.
Mientras, Chávez descartó de plano que se hubiese planteado transacción política alguna en el encuentro. No hay pacto por debajo de la mesa. El único pacto que tengo es con el pueblo venezolano. Muchas cosas se hablaron, pero a cambio absolutamente de nada, señaló en su programa dominical de radio y TV Aló Presidente.
Hablo con quien sea para defender a mi pueblo. Si fuera necesario bajar al quinto infierno para hablar con Mandinga (el diablo) por los intereses del país, lo haría dijo Chávez, e insistió en que en la reunión Cisneros reconoció la necesidad de mayor equilibrio informativo y de un diálogo después de agosto, para lo cual abro las puertas, remarcó.
Chávez llama a las emisoras de televisión privadas jinetes del Apocalipsis y las culpa por sostener durante años una campaña de desinformación con el propósito de derrocarlo, tanto a las estaciones de su país como a medios colombianos y estadounidenses, en particular a la cadena estadounidense para abonados CNN.
Cisneros, uno de los 100 hombres más ricos del planeta con una fortuna personal de 4.600 millones de dólares según la revista estadounidense Forbes, es socio de la empresa de servicios de televisión para abonados vía satélite Directv, compañías de refrescos y negocios inmobiliarios construidos a partir de Venevisión, la emisora de televisión venezolana más popular y próspera.
Una fuente de la asociación empresarial Fedecámaras comentó a IPS que Cisneros no representa a los empresarios venezolanos. Es más, algunos lo ven con malos ojos por el oportunismo con que actúa en Venezuela y fuera de ella, en tanto la organización, con su presidenta Albis Muñoz al frente, ofrece firme apoyo a la Coordinadora.
El magnate venezolano, dijo la fuente, más bien consume sus fuerzas en preparar la emigración de su grupo del campo de las telecomunicaciones al de la energía, con inversiones en petróleo y gas en Venezuela, Brasil y Trinidad-Tobago.
En mayo, el gobierno descubrió y detuvo, desarmados, a un centenar de paramilitares colombianos que preparaban una incursión contra instalaciones militares venezolanas, en una finca cercana a Caracas propiedad de un opositor radical.
En la misma zona, Cisneros posee un establecimiento que fue igualmente allanado en busca de evidencias del supuesto complot paramililitar. Por el mismo caso, en dos ocasiones este mes, efectivos del ejército y de la Disip (policía política) allanaron una casa frente a Venevisión que sirve de oficinas para algunas actividades del Grupo Cisneros.
Carter trató, según informantes de primera mano de esa reunión, de que se superase la ojeriza que Chávez tiene sobre Cisneros desde 2002, pero sin una negociación política de fondo, afirmó a IPS el politólogo Carlos Romero.
Se trata de una jugada de las típicas de Carter, quien mantiene una amplia capacidad de maniobra independiente, dijo Romero. Cisneros es amigo personal tanto de Carter como del también ex presidente estadounidense George Bush (1989-1993), padre del actual mandatario e igual nombre, quien ha pasado temporadas de pesca en una hacienda del magnate en el sur venezolano.
En cambio, el politólogo opositor Rodolfo Schmidt sostuvo que lo del equilibrio informativo no amerita dos horas de reunión, se despacha en 10 minutos. Es legítimo presumir que hablaron de puentes de plata para la transición, que llegaría cuando Chávez sea depuesto por más de 70 por ciento de votantes en el referéndum.
En la acera de enfrente, el historiador oficialista Samuel Moncada presume que hablaron de transición, pero con resultados de encuestas que permiten presagiar una avalancha de votos a favor de Chávez.
El diario local Ultimas Noticias divulgó una encuesta de la firma Ivad, vinculada a la oposición y que auscultó en mayo 11 de las 23 circunscripciones del país, según la cual Chávez ganará el referéndum, en unas regiones por amplio margen y en otros ajustadamente.
Hasta ahora y desde comienzos de 2002, la casi totalidad de las encuestadoras privadas daban por segura una derrota de Chávez en cualquier tipo de elección.
En el referéndum, los venezolanos dirán si el mandato presidencial de Chávez es revocado o debe permanecer en el gobierno hasta enero de 2007, pero tanto el mandatario como la Coordinadora Democrática han planteado la consulta como una batalla decisiva entre dos modelos de país.
La campaña opositora asegura que el de Chávez es un gobierno autoritario, militarista, que divide al país y lo empobrece con corrupción, en tanto el presidente y sus seguidores aseguran que si la oposición triunfa se desmontarán los programas sociales y se privatizará la industria petrolera.
Para Chávez, el verdadero comando de la oposición está en Washington y el referéndum será un combate entre su causa y el gobierno estadounidense de George W. Bush.
Ambos bandos carecen de canales de comunicación directa conocidos, después que a mediados de 2002 fracasó un intento de Chávez por establecer y guiar una mesa de diálogo. Los acuerdos entre las partes con miras al referéndum se han negociado bajo el paraguas del Centro Carter y de la Organización de Estados Americanos.
El analista Teodoro Petkoff, director del vespertino opositor Tal Cual, pidió aprovechar la rendija abierta por la reunión Chávez-Cisneros para que los contendores establezcan los contactos necesarios a fin de definir reglas de juego con las cuales asegurar un desenvolvimiento no traumático del proceso de referendo.