La recepcionista Mariko Ishibashi, de 26 años, ya decidió no votar el mes próximo en las elecciones legislativas de Japón, cruciales para determinar la integración del país a una fuerza multinacional de paz en Iraq.
Estoy cansada de la política japonesa. ¿De qué sirve votar si los dirigentes no hacen nada para cambiar el país?, dijo a IPS Ishibashi, graduada en literatura estadounidense.
Los candidatos a integrar la Cámara de los Consejeros (senado) comenzaron esta semana su campaña para las elecciones del 11 de julio. Se trata de los últimos comicios antes de que concluya el gobierno de Junichiro Koizumi dentro de dos años y medio.
Yoshio Hatori, camarero en un prestigioso hotel del centro de Tokio, tampoco acudirá a las urnas. Los domingos son mi día libre y generalmente me voy de la ciudad. Votar no es prioritario para mí, dijo.
En los comicios legislativos que se celebran una vez cada tres años se elegirá por un periodo de seis a 121 legisladores, la mitad de la cámara alta, la menos poderosa de los dos cuerpos parlamentarias.
La apatía electoral es habitual en Japón, pero en este caso será especialmente importante.
La abstención será clave en el resultado electoral. Una baja concurrencia será definitivamente ventajosa para el conservador y gobernante Partido Liberal Democrático, dijo a IPS Jun Lio, analista político del Instituto Nacional de Graduados en Política.
Será imposible que la oposición pueda avanzar en la Cámara de Consejeros si los jóvenes sin simpatía partidaria fija se mantienen alejados de las urnas, según Lio.
Las cuestiones más trascendentales de la agenda electoral son la decisión del primer ministro Junichiro Koizumi de enviar tropas a Iraq y los planes de amuentar el aporte de los trabajadores a la seguridad social mientras se recortan los beneficios.
El Partido Liberal Democrático cuenta con 50 de los 121 escaños hoy disputados en la cámara alta, y controla la mayoría a través de una coalición con el Partido Nuevo Komeito.
El apoyo al gobierno cayó de 54 por ciento de los encuestados por el diario Asahi Shimbun el mes pasado a 40 por ciento, un fenómeno atribuido por analistas a la proyectada reforma jubilatoria y a los planes en Iraq.
El diario Tokio Shimbun realizó otra encuesta según la cual la oposición creció la semana pasada hasta casi empatar con el gobierno, mientras la desaprobación a la gestión de Koizumi ascendía a 42 por ciento.
El líder del opositor Partido Democrático de Japón, Katsyuya Okada, se manifestó en contra del despliegue de las Tropas de Autodefensa en Iraq. El esfuerzo de Koizumi por consolidar la alianza japonesa-estadounidense dañó los esfuerzos nacionales por construir lazos con Medio Oriente y con Irán, dijo.
La relación con países vecinos, incluidos China y Corea del Sur, también han sufrido. Koizumi ofreció tropas a una fuerza de la Organización de las Naciones Unidas sin siquiera debatir el asunto en casa, agregó el dirigente.
Para su partido, el principal de la oposición, los soldados ya apostados en Iraq deberían regresar a Japón cuanto antes.
En una reunión con el Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo en Estados Unidos, Koizumi anunció el 10 de este mes que tropas japonesas se unirían a una fuerza multinacional de la ONU con funciones limitadas a la asistencia humanitaria.
Estados Unidos no logró arrancar a Alemania, Francia y otros países del Grupo de los Ocho un compromiso similar al que obtuvo de Japón.
El Consejo de Seguridad de la ONU adhirió a la propuesta estadounidense-británica de transferir el poder en Iraq a un gobierno interino nacional, iniciativa que incluía la creación de una fuerza multinacional de paz.
Las elecciones del 11 de julio son percibidas como una ocasión para medir la aprobación de la gestión de Koizumi, que lleva tres años en el gobierno.
Aunque el gabinete no puede ser cesado a raíz del resultado de estas elecciones, servirá para saber cuánto poder conserva cuando faltan dos años y medio hasta que concluya su gobierno.
Los comicios marcan un periodo de intensa ansiedad en Japón, dijo a IPS Takeshi Inoguchi, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Tokio.
La ansiedad es el tema de la elección. El público está ansioso sobre el futuro de Japón, por la forma en que el país reaccionará ante la crisis en Iraq, por la erosión de la estabilidad. Y Koizumi ha encendido esa ansiedad, explicó Inoguchi.
Una victoria del Partido Liberal Democrático alentaría una revisión del artículo 9 de la constitución japonesa, denominado cláusula de paz, que prohíbe a las tropas del país participar en combate a menos que la nación sea atacada.
Así, el país podría revertir su posición en la comunidad internacional posterior a la segunda guerra mundial (1939-1945) y adoptar una perspectiva ultranacionalista del mundo, advierten expertos.
La decisión más importante de Japón es la de enviar tropas a Iraq. Tokio afronta el resbaloso camino de perder su altamente valorado pacifismo. Seguir las agresivas políticas estadounidenses solo arrastrará a Japón, dijo a IPS el experto constitucionalista Hideo Shimizu. (