Estados Unidos debe velar por las pequeñas naciones pobres, pues su falta de desarrollo representa una amenaza para la seguridad nacional, advirtió una comisión de expertos y ex funcionarios de Washington.
Washington debe esforzarse más, junto con otros países ricos, por impedir el colapso de las naciones pobres, y por ayudarlas a estabilizarse y a recuperarse, según el informe Al borde: Estados débiles y seguridad nacional estadounidense, difundido este martes.
El estudio de 76 páginas, realizado en nueve meses por 30 expertos del gobernante Partido Republicano y del opositor Partido Demócrata, indica que el ataque que dejó 3.000 muertos en Nueva York y Washington en septiembre de 2001 fue un alerta sobre las nuevas amenazas.
Las organizaciones terroristas, las redes transnacionales de delincuentes, las enfermedades y la violencia prosperan en esos países, dijo el copresidente de la comisión, el ex representante republicano John Edward Porter.
No sólo los ciudadanos de esos países sufren: toda la comunidad mundial está en peligro por la inestabilidad general y por la oportunidad de refugio seguro que le ofrece a quienes desean desestabilizar a las democracias en ciernes y al mundo industrializado, agregó.
La Comisión sobre Estados Débiles y Seguridad Nacional Estadounidense que elaboró el informe fue creada por el Centro para el Desarrollo Mundial, organización que se proclama independiente y no partidaria dedicada a estudioar medidas para reducir la pobreza y la inequidad en el planeta.
El informe recomienda prevenir problemas de seguridad nacional mediante políticas de desarrollo adecuadas.
Además, aconseja mejorar los mecanismos por los que Estados Unidos ayuda a la reconstrucción y estabilización de los países y fortalecer la cooperación internacional en materia de mantenimiento de la paz y de consolidación de las instituciones nacionales.
El documento parece destinado a renovar el debate sobre el modo en que Estados Unidos desarrolla la guerra contra el terrorismo declarada por el presidente George W. Bush el 11 de septiembre de 2001, en cuyo marco invadió Afganistán ese año e Iraq en 2003.
El informe parece fortalecer a aquellos que priorizan el desarrollo económico de los países pobres por sobre el enfoque militar y de seguridad predominante en el gobierno.
No es novedad para nadie que Estados Unidos es vulnerable, dijo la presidenta del Centro para el Desarrollo Mundial, Nancy Birdsall.
Lo que se destaca es que los 'gigantes dormidos' de amenazas son países como Bolivia, Indonesia, Nigeria y Kenia, que por varias razones se encuentran debilitados al punto de que la inestabilidad amenaza con descarrilar el desarrollo político y económico, advirtió Birdsall.
En algunos casos, esas naciones se han vuelto atractivas para entidades, algunas conocidas y otras no, que desearían dañar a Estados Unidos y a otros países del mundo industrializado, agregó.
Entre los integrantes de la Comisión figuran dos ex administradores de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), el demócrata J. Brian Atwood y el republicano M. Peter McPherson.
Por demasiado tiempo, Estados Unidos ha permitido que 'estados débiles' —como Afganistán, Haití y Somalia— se sitúen en la periferia de las preocupaciones de su política exterior, dijo el otro copresidente de la Comisión, el ex alto funcionario demócrata Stuart Eizenstat.
Como consecuencia, debimos comprometernos últimamente en intervenciones militares y costosas actividades 'de construcción nacional', agregó.
Estados Unidos necesita una nueva estrategia que identifique a los estados débiles antes de que caigan, sostuvo Eizenstat.
El informe indica que si un estado no puede controlar su propio territorio o proteger a sus ciudadanos de amenazas externas o internas, organizaciones terroristas, de delincuentes o insurgentes podrán llenar fácilmente el vacío de seguridad.
Eso se agravará si el Estado no puede satisfacer las necesidades básicas de su población, ni mantener instituciones que protejan los derechos humanos.
Pero la tradicional arquitectura diplomática estadounidense fue creada para un mundo en que el desarrollo no era considerado un imperativo estratégico para la seguridad nacional, advirtieron los expertos.
La Comisión recomendó promover el acceso al mercado estadounidense de las exportaciones del mundo en desarrollo, aliviar la deuda externa, apoyar la inversión directa, impulsar la transparencia y el fortalecimiento de la democracia y ayudar a la policía y las fuerzas armadas.
Además, según los expertos, Estados Unidos no puede continuar actuando ante estallidos eventuales y de manera unilateral, sino reconociendo la importancia de la coordinación con otros países.
En ese sentido, mencionó el Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo y el Grupo de los 20, que desde el año pasado representa a las naciones en desarrollo lideradas por Brasil, India y Sudáfrica.
Al mismo tiempo, Washington deberá mejorar la capacidad de instituciones multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas y el Banco Mundial.