DIA DEL REFUGIADO-PALESTINA: Tres veces sin techo

Refugiados del sur de la franja de Gaza se han sentado en las últimas semanas sobre los escombros para lamentarse por haber perdido sus hogares tres veces desde que comenzó el conflicto palestino-israelí a mediados del siglo XX

La primera vez que se convirtieron en refugiados fue en la guerra de 1948, cuando Israel fue fundada. La segunda, en los años 70, cuando el hoy primer ministro israelí Ariel Sharon trató de pacificar Gaza con aplanadoras desde las carteras de Defensa y de Obras Públicas.

En los dos últimos años, Israel ha vuelto a destruir miles de viviendas para crear una zona de amortiguación a lo largo de la frontera de Egipto.

Rafah y el resto de la franja de Gaza no son el lugar más apacible para vivir, aun en las mejores épocas. El área, 20 por ciento de la cual en poder de colonos judíos, se caracteriza por la superpoblación, la suciedad y la desolación.

Como en ningún otro lugar del mundo, los refugiados registrados constituyen la vasta mayoría de la población, más de 900.000 entre los 1,3 millones de habitantes. En Cisjordania, en cambio, los 600.000 refugiados son un tercio de la población.

Y estas son solo algunas de las asombrosas estadísticas demográficas palestinas.

Gran cantidad de aquellos que escaparon del territorio devenido Israel en 1948 a Cisjordania debieron volver a huir cuando esa zona fue conquistada a Jordania por fuerzas israelíes en la guerra de 1967.

Lo que comenzó a fines de los años 40 con un contingente de hasta 800.000 refugiados se ha convertido hoy en una población de más de cuatro millones de refugiados registrados, 40 por ciento de los hasta 11 millones de palestinos de todo el mundo.

Su destino es considerado crucial para cualquier resolución del conflicto con Israel. Los palestinos reivindican el ”derecho al retorno” de todos los exiliados y sus descendientes a sus antiguos hogares, sobre la base de la resolución 193 de la Asamblea General de la ONU.

Israel teme que un futuro estado palestino lo devore si accede al retorno irrestricto. En ese sentido, advierte que lo impide la aceptación de una solución que incluya el reconocimiento de un estado judío y otro palestino.

Por otra parte, Israel niega ser responsable del problema de los refugiados, y considera que no se lo puede obligar a absorberlos.

Del mismo modo, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, consideró que el retorno masivo de los refugiados palestinos no es ”realista”.

Sin embargo, durante el pasado proceso de paz de Oslo ambas partes parecían cerca de un acuerdo que incluía el retorno, la permanencia de algunos en los países donde hoy residen o su traslado a terceros estados.

Pero desde el estallido del actual ciclo de la intifada (insurgencia popular palestina) en septiembre de 2001, las posiciones de ambas partes se han endurecido.

Un tercio de los refugiados viven en campamentos, y aun ese término puede conducir a error porque se trata de complejos de vivienda, no tiendas de campaña. Y casi todos los campamentos tienen hoy acceso a agua, electricidad y saneamiento.

Aun así, la mayoría recuerdan a las zonas más pobres de la periferia de las ciudades del Sur en desarrollo, aunque algunas están bien instaladas.

Entre todos los refugiados del mundo, los palestinos son los únicos del mundo que cuentan con un organismo de la ONU que los atiende especialmente: la Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA).

Esta agencia, creada en 1950, brinda a los refugiados servicios básicos de atención sanitaria y educación, entre otros.

Luego del proceso de paz de Oslo en los años 90, la Autoridad Nacional Palestina asumió algunos de los servicios prestados por la UNRWA en Cisjordania y Gaza, pero tras el inicio de la intifada la agencia debió retomar algunas de esas funciones.

La situación de los refugiados palestinos difiere de un lugar a otro. Pero tanto en Gaza como en Cisjordania, en general, comparten con los no refugiados las mismas dificultades.

Pero en algunos países árabes que los han acogido las autoridades locales les imponen restricciones a sus actividades sociales y políticas.

Estas limitaciones son especialmente duras en Líbano, donde el flujo de miles de palestinos en los años 40 y 50 fue visto como un riesgo para el delicado equilibrio de poder. A muchos se les prohíbe el ejercicio de ciertas profesiones y la posesión de tierras.

Se prevé que en cualquier acuerdo de paz definitiva, se les dará prioridad a los 200.000 palestinos refugiados en Líbano.

En contraste, Siria ha sido mucho más receptiva para sus más de 400.000 refugiados palestinos. También, en cierto sentido, Jordania.

Después de 1948, este reino se anexó Cisjordania, la mayor parte del territorio palestino que no se incorporó a Israel. En parte para dar legitimidad a tal anexión, éste fue el único país árabe que concedió pasaporte a los refugiados palestinos. Luego, perdió ese territorio a manos de Israel.

Pero el rey jordano Abdullah I fue asesinado por un palestino en 1951. Y su nieto, Hussein, se embarcó en una sangrienta batalla contra combatientes palestinos en 1970.

Aunque los refugiados palestinos registrados en Jordania son apenas 1,7 millones, se calcula que son, en realidad, la mitad de los 5,5 millones de habitantes del país. Y cuentan con una escasa representación en el Poder Legislativo, aunque el parlamento es un cuerpo meramente simbólico.

Aún así, pocos en Medio Oriente, ni aun en Jordania, creen que una ola de palestinos abandonará el país si se alcanza un acuerdo de paz, y muchos prevén una mayor integración de los refugiados a la vida política nacional.

No hay refugiados palestinos oficialmente registrados en otros países, si bien hay una cantidad importante de ellos en Arabia Saudita y otros países del Golfo.

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