El juicio contra la compañía petrolera ChevronTexaco por daños ambientales en Ecuador y la iniciativa para crear una red de áreas protegidas en la Amazonia son luces en el oscuro panorama ambiental de América Latina, según el Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES).
Ambos fenómenos contrastan con una tendencia regional de escaso respeto a las normas ambientales, agravada por "las presiones de la crisis económica", afirma el documento "Ambiente en América Latina", divulgado la víspera de este Día Mundial del Medio Ambiente por el CLAES, centro colaborador de los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
"En todos los países de América Latina se ha expandido el marco legal que otorga protección a los recursos naturales y asegura la calidad de vida", señala el documento.
Pero la aplicación de esas normas es débil y "la situación ha empeorado recientemente" por la contracción de la economía regional y el aumento de la pobreza, mientras "se suman evidencias sobre crecientes grados de incumplimiento, dificultades en identificar a los infractores" o "problemas para sancionarlos", afirma el CLAES.
En este marco se destaca el juicio contra ChevronTexaco, "por ser el primero en su tipo" en la región y por "fortalecer la cobertura legal en temas ambientales", resalta la organizacióncon sede en Montevideo.
En octubre de 2003, se inició en Ecuador un proceso originado en una demanda colectiva contra ChevronTexaco acusada de verter decenas de miles de litros de desechos por la extracción de crudo en la selva ecuatoriana entre los años 70 y 90, cuando allí operaba Texaco, fusionada en 2001 con Chevron.
Luego de casi 10 años de batallas legales en Estados Unidos, un tribunal de apelaciones de Nueva York ordenó a la compañía aceptar la jurisdicción de la justicia de Ecuador.
Los litigantes, a nombre de 30.000 damnificados indígenas, han documentado el aumento de casos de cáncer en las comunidades afectadas y pleitean a la petrolera en un tribunal de Nueva Loja, capital de la septentrional provincia ecuatoriana de Sucumbíos.
Otro avance en materia ambiental es la iniciativa para establecer una red interconectada de áreas protegidas en la Amazonia con planes de gestión articulados. Esto "significa un cambio en la perspectiva de conservación de bosques tropicales" en lugar de "crear parques nacionales aislados", observa el informe.
A las unidades de conservación establecidas en el septentrional estado brasileño de Amazonas, se suman las del estado de Acre, que permiten conectar con zonas protegidas en Perú y de Bolivia, mediante programas auspiciados por asociaciones entre gobiernos centrales y locales y organismos internacionales.
"En todos estos casos existe una amplia gama de ecosistemas y alta biodiversidad, incluyendo varias especies amenazadas", afirma el estudio.
Paralelamente a estos avances, se registran otros hechos que el CLAES también tomó como termómetros ambientales latinoamericanos: la expansión agropecuaria a expensas de áreas silvestres, la aprobación del proyecto para exportar gas natural desde Perú, la escasa adhesión regional al tratado internacional sobre contaminantes orgánicos y la pérdida de hielo en los glaciares.
La voracidad agropecuaria es factor preponderante de reducción de áreas silvestres tropicales en América del Sur. Entre agosto de 2002 y agosto de 2003, la deforestación se "tragó" 23.780 kilómetros de la Amazonia. "Los impactos en los bosques son igualmente graves en Paraguay y Bolivia", señala el documento.
La tala para obtener praderas de pasturas o espacio para la soja transgénica lleva la delantera. "El Mercosur (con Brasil a la cabeza) es el principal productor y exportador de soja del mundo. El área sembrada en Brasil pasó de 11,4 millones de hectáreas en 1990 a 20 millones en 2004", dice el CLAES.
También miembro del Mercosur, Argentina experimenta un "boom" en el cultivo de soja, que desplaza ganadería y plantaciones hortícolas.
La expansión de la soja, que involucra asimismo a los otros dos miembros del Mercosur, Paraguay y Uruguay, "es de emergencia en toda la región", dijo a IPS Gerardo Evia, dirigente del CLAES. "Nos parece alarmante cómo está impactando en el este y noreste argentinos".
"La soja señaló Evia desplazó a la ganadería que hacía sustentable y daba equilibrio al sistema pampeano (en el centro de Argentina) y está simultáneamente volviendo insustentable la producción ganadera", al empujarla hacia otras zonas que no eran originalmente praderas y son sometidas a desmonte.
Por otra parte, la autorización provisoria dada en septiembre de 2003 por el gobierno brasileño para cosechar y vender la soja modificada ilegalmente plantada "implica el reconocimiento del Estado de que no ha logrado fiscalizar la introducción de esas variedades".
Para el CLAES, también es significativa la aprobación de la explotación y venta de gas natural peruano desde Camisea, en la cuenca amazónica del río Urubamba, hacia un puerto y planta de licuefacción sobre la costa del océano Pacífico, cerca de la reserva de Paracas, único santuario marino de Perú.
"El proyecto representa un nuevo tipo de aprovechamiento energético en el continente, al derivarse la extracción de gas a su exportación por vía marítima para atender la demanda de países industrializados", argumenta el informe.
En el debate intervinieron el gobierno peruano, organizaciones ambientalistas locales e internacionales, indígenas, compañías extranjeras, bancos multilaterales y agencias financiadoras.
Mientras, la entrada en vigor en mayo de este año del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) tendrá escaso impacto en la región. Todos los países latinoamericanos lo firmaron, pero sólo cuatro (México, Bolivia, Paraguay y Uruguay) lo ratificaron.
Los 12 COP, de enormes daños biológicos y con capacidad de almacenarse en seres vivos y trasladarse largas distancias, incluyen compuestos industriales como el PCB, plaguicidas como el DDT y residuos de actividades humanas, como las dioxinas.
Asimismo, informes de al menos cinco países (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú) "evidencian el retraimiento de los glaciares, zonas nevadas en los Andes tropicales y extremo austral de la Patagonia", vinculado al recalentamiento del clima.
Estudios sobre el cambio de temperatura en los Andes meridionales "concluyen que la elevación de las temperaturas en el siglo XX fue la principal causa de retraimiento del hielo", afirma el documento.
"Esto destaca las vulnerabilidades regionales ante los cambios ambientales" globales, finaliza el CLAES.