Hace un año que Ignacio Corrales busca infructuosamente trabajo como empleado de comercio, pero siempre sus postulaciones son rechazadas porque tiene 59 años de edad. Es parte del numeroso contingente de ancianos discriminados en Chile.
Los indígenas, los pobres, los viejos, los trabajadores y las mujeres son, en ese orden, los grupos más maltratados socialmente en el país, de acuerdo con un estudio de opinión sobre Discriminación y desigualdades que la Fundación Chile 21 realizó en mayo.
Me despidieron en mayo del año pasado de una cadena de farmacias donde trabajé desde 1995. Hubo una reducción de personal y a la empresa le salía más barato deshacerse de los empleados más antiguos para cambiarlos por gente joven, que comienza con sueldos más bajos, dijo Corrales a IPS.
Con esos criterios funcionan los patrones y no hay nada que hacer, subrayó.
Los chilenos tienen asumida la discriminación como parte de la vida nacional. Una mayoría de 56 por ciento de los entrevistados opinaron que las desigualdades han acompañado y seguirán acompañando a Chile, señaló Chile 21 al difundir los resultados del estudio.
Esta radiografía de la discriminación se elaboró a través de una encuesta telefónica a 606 personas, hombres y mujeres mayores de 18 años, aplicada en Santiago y en las otras nueve mayores ciudades del país: Iquique, Antofagasta, La Serena y Coquimbo en el norte, Viña del Mar y Valparaíso en el centro, y Concepción, Talcahuano y Temuco al sur.
El 37 por ciento de los encuestados dijeron haber sufrido actos de discriminación, directamente o contra algún miembro de su familia.
La socióloga Clarisa Hardy, directora de la fundación, resaltó que la visión de los chilenos frente a la desigualdad no ha experimentado mayores cambios. En el sondeo, 24 por ciento de los entrevistados consideraron que este fenómeno era mayor hace 10 años, mientras 20 por ciento plantearon que hoy es más intenso que hace una década.
Noventa por ciento de los consultados sostuvieron que la desigualdad es negativa, sólo tres por ciento la consideraron buena y otro siete por ciento se declararon indiferentes.
En el discurso todos rechazamos la desigualdad, pero muchos de los que dicen estar en contra practican la discriminación. Yo lo sufro en carne propia. Me han negado trabajo por mi aspecto, y en los supermercados y bancos la gente, y sobre todo los guardias, me miran con desconfianza, señaló a IPS Catalina Gómez, de 23 años.
Catalina es de baja estatura, pesa 80 kilos, y cuando fue entrevistada vestía minifalda negra, medias de encaje, botas militares de gruesa suela y un gabán de cuero, también negro, como parte de su estética gótica complementada con un teñido violeta intenso de sus cabellos, numerosos tatuajes, y una multiplicidad de aretes.
Esta joven pertenece simultáneamente al grupo de los discriminados por su vestimenta, siete por ciento del total de encuestados, y al de los rechazados por su aspecto físico, que fueron otro seis por ciento de los consultados en el estudio.
Según los consultados, los más discriminados en este país de 15 millones de habitantes son los pobres, en segundo lugar los indígenas, en tercer término los trabajadores (en relación con los empresarios), y a continuación los simples ciudadanos (en relación con los políticos), las mujeres y los viejos.
En el sondeo, 43 por ciento de los entrevistados dijeron que los más discriminados en Chile son los indígenas, otro 33 por ciento opinaron que son los pobres, 10 por ciento mencionaron a los viejos, seis por ciento a los trabajadores y cuatro por ciento a las mujeres.
La discriminación en el acceso al trabajo fue la más registrada, con 44 por ciento de los consultados que dijeron haberla sufrido personalmente o en su familia.
Quince por ciento de las personas a las que se pidió opinión denunciaron discriminación relacionada con el nivel de educación, contra ellos mismos o sus hijos, para 10 por ciento las desigualdades mayores se registran en las remuneraciones, nueve por ciento señalaron discriminación en el acceso a la justicia, ocho por ciento en la atención médica y siete por ciento en los trámites ante organismos del Estado.
La procedencia de una familia pobre o el tener bajos ingresos es el mayor motivo de discriminación según 28 por ciento de los encuestados por la Fundación Chile 21, y nueve por ciento dijeron ser discriminados por su edad.
El estudio mostró también algunos elementos que representan cambios en el país, en relación con las condiciones que imperaron durante los casi 17 años de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
Sólo tres por ciento de los consultados dijeron haber sido objeto de actos de discriminación a raíz de prejuicios por sus convicciones políticas o pensamientos.
La desigualdad es negativa porque todos tienen los mismos derechos, señalaron 44 por ciento de los 606 entrevistados para el estudio. Catorce por ciento de los consultados señalaron que es negativa porque genera pobreza e impide superar la brecha entre ricos y desposeídos.
En porcentajes menores, de siete y cinco por ciento, los consultados rechazaron la desigualdad porque genera resentimientos y divisiones, disminuye el acceso a las oportunidades, bloquea el desarrollo del país o genera injusticia.
Pese a esa apreciación ampliamente mayoritaria sobre lo negativo de las desigualdades, hubo una apreciación también mayoritaria de que forman parte de la historia de Chile, lo cual se asocia con una suerte de fatalismo sobre las posibilidades de cambiar esta situación, advirtió Hardy.