El Plan de Transición hacia una Cuba Libre, una invasión a este país del Caribe y una guerra ”indeseable” entre los pueblos cubano y estadounidense podrían ser partidas perdidas de antemano por Estados Unidos, según el presidente Fidel Castro.
”Puedo asegurarle que usted jamás ganará esa guerra”, dijo Castro en un mensaje dirigido a su par estadounidense George W. Bush y leído este lunes ante más de 200.000 personas concentradas en la capital de Cuba.
”¡Demuéstrese al mundo que hay alternativa a la arrogancia, la guerra, el genocidio, el odio, el egoísmo, la hipocresía y la mentira!”, pidió Castro a Bush tras responder a las nuevas medidas de Washington que endurecen el embargo económico contra La Habana con un programa de cooperación en materia de salud.
Castro propuso brindar atención médica durante cinco años a 3.000 ciudadanos estadounidenses pobres, la misma cantidad de personas que se estima murieron en el ataque terrorista a las neoyorquinas torres gemelas del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001.
”¿Estaría usted (Bush) dispuesto a conceder a esos ciudadanos permiso para viajar a Cuba en un programa destinado a salvar una vida por cada uno de los que murieron en el atroz ataque a las torres gemelas?”, preguntó el mandatario cubano.
”Si ellos aceptaran esos servicios y deciden venir, ¿serían sancionados?”, añadió.
Castro se refirió detalladamente a las posibles consecuencias del ”plan de transición” estadounidense para ”imponer por la fuerza lo que califica de transición política en Cuba” e incluso acelerarla lo más posible.
Según un informe presentado a principios de mayo por la Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, este organismo recibió el encargo de Bush de buscar modalidades nuevas para ”ayudar al pueblo cubano a poner fin rápidamente a la dictadura castrista”.
Con el objetivo expreso de ”socavar las tácticas de supervivencia del régimen castrista”, la propuesta persigue ”potenciar a la sociedad civil cubana”, identificada con los grupos de oposición política al gobierno de Castro.
Las tareas ”básicas para impulsar el cambio” incluyen también limitar los ingresos al Estado cubano, divulgar la ”realidad” de la isla, según la visión estadounidense, y ”socavar los planes de sucesión castrista” para garantizar el sistema socialista.
”Estados Unidos se oponen a la continuación de la dictadura comunista en Cuba”, afirma el texto.
El plan fue rechazado por representantes de la oposición interna, la Iglesia Católica y diferentes congregaciones religiosas, pues intenta imponer desde afuera lo que debe ser decidido de manera soberana por la población cubana.
”Ustedes no podrán disponer de un día, una hora, un minuto ni un segundo para impedir que la conducción política y militar del país sea asumida de inmediato. Las órdenes de lo que debe hacerse están dadas de antemano”, aseguró Castro.
El presidente cubano reconoció los ”enormes recursos bélicos y la superioridad tecnológica” de Estados Unidos, pero advirtió que su país tiene las armas suficientes y más de 200.000 oficiales y jefes que conocen los puntos débiles y fuertes del enemigo.
”No intenten aventuras locas como operaciones quirúrgicas o guerras de desgaste con el empleo de técnicas sofisticadas, porque los acontecimientos se les pueden escapar de las manos”, afirmó Castro dirigiéndose a Bush.
A su juicio, un escenario como el propuesto por Washington podría destrozar el acuerdo migratorio ente ambos países, provocar éxodos masivos y una ”guerra total” entre jóvenes soldados estadounidenses y el pueblo de Cuba.
El documento de Castro titulado Segunda Epístola sucede a otro mensaje dirigido a Bush, leído el 14 de mayo durante una marcha de protesta de más de un millón de cubanos frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
En ambas ocasiones, el gobierno cubano convocó a la población a manifestarse contra el paquete de medidas anunciadas por Bush, que incluyen restricciones a los contactos entre la comunidad cubana en Estados Unidos y sus familiares en el país caribeño.
Castro consideró ”una crueldad incalificable” la decisión estadounidense de limitar los viajes a Cuba de los inmigrantes residentes en ese país a uno cada tres años, sin importar si en ese período hay un familiar cercano al borde de la muerte.
Así mismo, rechazó un informe del Departamento de Estado (cancillería) que el pasado 14 de junio acusó a Cuba de promover el tráfico de personas, el turismo sexual y la explotación infantil.
El plan de Bush fue recibido en Cuba como un gesto hacia los sectores más radicales del exilio cubano en ese país, dentro de los esfuerzos por ganar el voto del meridional estado de Florida en las elecciones presidenciales de noviembre.
Sin embargo, de acuerdo con Castro, ”los errores” de Bush por su compromiso con esos sectores cubanos ”pueden ser decisivos a la inversa en las próximas elecciones”, y restarle votos al actual presidente en todo el país.
Castro recordó que, tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, Cuba expresó su solidaridad con Estados Unidos y también su posición de que ”la guerra no es el camino para poner fin al terrorismo y la violencia en el mundo”. (