No sólo el gobierno chileno -y en menor medida el estadounidense- se ha dedicado a estudiar los eventuales impactos que tendrá para sus economías el tratado de libre comercio bilateral vigente desde el 1 de enero. También Argentina se interesó, lo que tiene toda lógica: según las estimaciones chilenas, del aumento esperado en las importaciones de Estados Unidos, el 85 por ciento se deberá a una desviación de comercio, es decir, Chile comprará desde el país de América del Norte lo que antes adquiría en otro mercado. Y hasta ahora Argentina es el principal proveedor del mercado chileno en el mundo. Además, para Argentina es Chile el segundo mayor destino de sus envíos, después de Brasil. Por eso Buenos Aires se preocupó del tema.