El Forum Universal de las Culturas es, dicen sus organizadores, un ámbito para reflexionar sobre los principales conflictos culturales y sociales que afronta la humanidad en el siglo XXI. Pero las dificultades y los obstáculos emergen a cada paso.
La desigualdad social se refleja en el Fórum Barcelona 2004, iniciado el sábado y que funcionará hasta el 21 de septiembre en esta nororiental ciudad española sobre el mar Mediterráneo.
Por ejemplo, en los elevados precios de las entradas (verdaderas barreras económicas para que los pobres accedan al encuentro), en las declaraciones de ponentes en los primeros diálogos públicos y en el informe presentado sobre la situación de la infancia.
Si no se logran progresos antes de 2015, 56 millones de niñas y niños morirán debido a la pobreza y otros 75 millones seguirán sin acceso a la educación, consigna ese reporte.
El documento del Movimiento Mundial a Favor de la Infancia fue presentado por su director ejecutivo, John Greensmith, y por el director de Save the Children (Salvemos a los Niños) Hill Bell, con sede en Gran Bretaña. Es una de las piezas centrales del diálogo Un mundo, hoy, iniciado el miércoles.
Dieciséis menores de 18 años procedentes de cuatro continentes discuten hasta este viernes acerca de la situación y las perspectivas de la infancia en el planeta.
Uno de esos niños, Tounkara Tambake, de Guinea, se refirió al trabajo infantil, que consideró terrible, y pidió a los asistentes que reflexionaran acerca de las razones por las que existe.
Más que con palabras, añadió, hay que producir hechos pues para eliminar el trabajo infantil hay que terminar con la pobreza, que es su causa principal y determinante.
Otro adolescente, Otman Boulmane, marroquí de 15 años, ingresó dos años atrás a España a bordo de una patera, embarcación de bajo calado que utilizan inmigrantes de Africa del Norte para arribar a costas españolas eludiendo controles fronterizos.
Boulmane afirmó que en España se vulneran los derechos de la infancia reconocidos en los tratados internacionales. Así, dijo, él debió elegir entre trabajo o estudio y optó por lo primero: trabajar en negro (sin contrato ni beneficios sociales) para sobrevivir y poder enviar algo de dinero a su madre, viuda, que vive en Marruecos.
Todas y todos coincidieron en la necesidad prioritaria de luchar por la paz. Como señaló la colombiana Nazly Cubillos, donde hay violencia y guerra es donde más se pisotean de manera sistemática los derechos humanos, siendo los niños los que más sufren esa situación.
Cubillos, que habita en la occidental ciudad de Cali, sueña con estudiar medicina y construir dos hospitales, uno para gente pobre y otro para quienes tienen recursos. Así con los ingresos del primero podría costear la atención sanitaria de la gente en el segundo, explicó.
Fatmire Feka, de 16 años, cofundadora de Niños por la paz en la autónoma provincia serbia de Kosovo, relató que en la guerra perdió a dos hermanos y su casa fue quemada. Sería feliz si en el mundo pudieran convivir etnias diferentes, como si fueran flores distintas, pero todas muy bonitas.
Las desigualdades sociales fueron tema para el escritor uruguayo Eduardo Galeano, quien llegó a Barcelona el miércoles para participar en uno de los diálogos.
Galeano sostuvo que existe un brutal desequilibrio entre la realidad y los deseos de la inmensa mayoría de la población mundial. Para generar una democracia verdadera se necesita sentido común, pero el sentido común no tiene ni voz ni voto, señaló.
El escritor puso de ejemplo a la Organización de las Naciones Unidas, en la que los cinco países que producen y venden más armas (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña), son los que tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad.
Refiriéndose a la guerra de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Iraq y a otros países azotados por la violencia, el filósofo español Rafael Argullol estimó que nos encontramos atrapados entre los que matan y se suicidan en nombre de Dios y los que se identifican con la bondad y se sienten autorizados para matar y torturar.
Los ejes temáticos del Fórum son el desarrollo sustentable, la diversidad cultural y las condiciones para la paz. Además, los organizadores hacen en su sitio en Internet un auto de fe ecologista. Pero algunas disposiciones de la organización exponen la persistencia de las brechas sociales.
Además de los escasos visitantes, que no llegan de momento a la mitad de lo que preveían los organizadores, los críticos señalan varios puntos débiles.
La Federación de Consumidores en Acción efectuó la primera denuncia contra el Fórum, porque se prohíbe ingresar con alimentos o bebidas, inclusive agua, al recinto de 30 hectáreas donde se celebra, en la zona más costosa de la ciudad.
También hay protestas contra la disposición que impide dejar el recinto y retornar en la misma jornada sin pagar nuevamente la entrada. El precio es de 21 euros (25 dólares), así que el visitante debe disponer de una buena suma de dinero si necesita o quiere salir a comer fuera de las instalaciones.
El público visitante se queja además por los escasos lugares para refugiarse del sol o la lluvia.
Esto está pensado para gente de mucho dinero, a la que no le interese gastar 50 o 100 dólares por cada miembro de la familia o acompañantes que decidan venir aquí, dijo a IPS una visitante, Rosa María, residente cerca del Fórum, que vacilaba entre almorzar en su casa y no regresar, o hacer ayuno para permanecer todo el día en el recinto sin gastar más.
El director general del encuentro, Jordi Oliveras, anunció una corrección parcial del problema: desde este sábado se permitirá el ingreso con bebidas y alimentos, aunque intentaremos que el recinto no se convierta en una zona de picnic, dijo.
Además, la asistencia a diálogos, seminarios y encuentros, cuesta dinero y hay que pagarlo.
Las actividades menos costosas (que duran unas cuantas horas) exigen erogaciones equivalentes a 35,7 dólares, mientras otras, como la Conferencia Mundial de Meteorología en los medios de comunicación, cuestan 535 dólares, el Parlamento de las Religiones, 309, y la Conferencia Mundial del Voluntariado, 357 dólares.
Cualquiera de los tres encuentros duran tres días, así que se debe disponer, además, de una suma equivalente a 75 dólares más por los boletos diarios de ingreso.
Otro aspecto que despierta críticas es la ausencia de diálogo en actividades que llevan justamente ese nombre: Diálogos.
El primero de los 49 diálogos previstos, celebrado el martes, fue presidido por el rey Juan Carlos de España, y se ocupó de la situación en Europa. Más de la mitad de los asientos estaban vacíos y no se abrieron espacios de debate ni se permitieron preguntas o participación del público.
El bailarín y coreógrafo español Antonio Canales, quien presentó el miércoles su espectáculo Diálogos alrededor del reloj, pareció replicar los cuestionamientos cuando dijo ante la prensa que la danza es un hecho que une a todas las culturas, a todos los pueblos.
Culpar de algo al Fórum sería culparnos a nosotros mismos, pues el encuentro no es para hacer reivindicaciones, sino para compartir cosas, dijo.
Por ello, sentenció, en vez de hablar de las deficiencias hay que mirar hacia delante, pues el Fórum se ha organizado para construir y no para destruir.
El encuentro, auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), es financiado por las autoridades catalanas y las principales empresas españolas.
Más de un millar de estudiantes de entre 11 y 17 años, participantes en la novena audiencia pública de niños y jóvenes que organiza el Ayuntamiento de Barcelona, pidieron al alcalde de la ciudad, Joan Clos, que eliminara las instituciones y símbolos que incitan a la violencia, como el Museo Militar, el monumento a Cristóbal Colón y la Plaza de Toros.
El Fórum insumió 2.100 millones de dólares en infraestructura y otros 386 millones en contenidos (espectáculos artísticos y participación de panelistas de todo el mundo).
En el debate, niñas y niños preguntaron al alcalde: ¿Por qué se han gastado tanto dinero en el Fórum de las Culturas 2004, al que sólo se puede entrar pagando, cuando todavía hay barrios marginales?.