ECONOMIA-CHINA: Basta de crecer

Preocupado por el recalentamiento de la economía y el costo social del rápido crecimiento económico, el gobierno de China dejó en suspenso una serie de grandes proyectos lanzados por las autoridades anteriores.

Con escasa fanfarria pero suficiente publicidad para dejar claro su mensaje, el presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao anunciaron que, a diferencia de sus antecesores, no ven a China como un terreno de prueba para las últimas tecnologías.

También expresaron su deseo de ajustar el gasto gubernamental, para perseguir un desarrollo económico más sustentable y poner nuevo énfasis en la política de "el pueblo primero”.

Al menos tres grandes proyectos fueron víctimas de este cambio de política. Entre ellos está la línea ferroviaria de alta velocidad entre Shangai y Beijing, de 1.307 kilómetros de extensión, que deberá estar pronta para los Juegos Olímpicos de 2008, a celebrarse en la capital china.

Las autoridades no sólo postergaron el comienzo del proyecto, con un costo estimado de 14.000 millones de dólares, sino que discuten entre ellas cuál es la mejor tecnología a aplicar.

La levitación magnética de diseño alemán dejó de ser la tecnología favorita para el proyecto, debido a su alto costo. Mientras, la tecnología del tren bala de Japón también parece haber caído en desgracia, pero en respuesta a reacciones nacionalistas contra la industria del antiguo invasor.

La prioridad gubernamental parece ser ahora los bajos ingresos rurales y la creciente desigualdad social.

Otro blanco de la lucha contra la sobreinversión es la nueva sede de la Televisión Central China (CCTV), un edificio de 600 millones de dólares y 530.000 metros cuadrados en el centro de Beijing, diseñado por Rem Koolhaas y Ole Scheeren, de la firma holandesa OMA.

El proyecto, otorgado a OMA por un jurado de arquitectos y ejecutivos de CCTV en diciembre de 2002, está ahora sumido en la controversia luego de que el gobierno central exigiera un nuevo diseño para recortar los costos y cuestionara la ubicación de la nueva sede en el distrito comercial de la capital.

"Entendemos la estrategia de los nuevos líderes de reestudiar todos los megaproyectos y el dinero a invertir en el esfuerzo olímpico”, pero ôno pueden descartar todo”, declaró Ole Scheeren, director de proyecto de CCTV.

"Confiamos en que nuestro proyecto prosiga como está programado y conserve su diseño original”, añadió.

Otro plan que Beijing dejó en suspenso es la construcción de 13 represas hidroeléctricas sobre el río Nu, en la meridional provincia de Yunán, en un área declarada Patrimonio de la Humanidad por su biodiversidad.

En su decreto de suspensión, Wen arguyó que el gobierno debe proceder con cuidado y estudiar el plan profundamente, en vista de las preocupaciones expresadas por científicos y ambientalistas.

El reconocimiento gubernamental de la necesidad de enfriar ciertos sectores económicos y reducir el crecimiento del producto interno bruto (PIB) a un nivel sostenible quedó claro en el informe del primer ministro a la reunión anual del parlamento, el pasado marzo. En esa ocasión, Wen anunció que el objetivo de crecimiento para 2004 es de apenas siete por ciento.

El objetivo es llamativamente modesto, dado que la economía creció 9,1 por ciento en 2003 y 9,7 por ciento en el primer trimestre este año respecto de igual período del año anterior. Expertos occidentales creen que el crecimiento del PIB chino fue mayor al declarado oficialmente.

Beijing advirtió que, si las actuales políticas de ajuste no dan resultado, tomará más medidas para enfriar la economía.

Desde mediados de 2003, el Banco del Pueblo de China (banco central) aumentó dos veces el encaje bancario, obligando a los bancos a mantener más reservas y restringir los créditos.

Además, Beijing prohibió nuevos proyectos de fundiciones de aluminio y declaró a las industrias del acero, el cemento, los bienes raíces y los automóviles como áreas que necesitan regulación.

"El gobierno chino revertirá gradualmente su política fiscal expansionista y reducirá las inversiones en proyectos públicos”, anunció el Banco Asiático de Desarrollo en su última previsión económica anual, publicada a fines de abril.

Quizá más interesante que este compromiso de abandonar lo que el propio gobierno llamó "la búsqueda ciega del crecimiento del PIB” sea el nuevo énfasis de Beijing en los derechos de los ciudadanos y sus potenciales consecuencias sobre la política económica.

Esta actitud refleja en parte los esfuerzos de Hu y Wen por presentarse como "hombres del pueblo” y consolidar su base de poder.

Las recientes promesas de corregir la desigual distribución de la riqueza también forman parte de la estrategia gubernamental contra el costo social del rápido crecimiento económico. La falta de corrección de los efectos desestabilizadores del crecimiento podrían provocar disturbios sociales y amenazar el control del poder por el Partido Comunista.

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