Un cerco pacífico de indígenas guaraníes aisló durante cinco días a las transnacionales Repsol-YPF y Maxxus, que operan en la reserva gasífera más grande de Bolivia, en defensa de sus territorios, la nacionalización de los hidrocarburos y el rechazo a las amenazas secesionistas en la zona oriental de este país.
Decenas de indígenas guaraníes que habitan en los departamentos meridionales de Tarija y Chuquisaca y el sudoriental Santa Cruz, protagonizaron la semana pasada una movilización silenciosa y marginada de los medios masivos de información.
Con marchas, bloqueos de la carretera que une la región con la frontera argentina y el cerco al campo gasífero Margarita, el olvidado pueblo indígena inició la segunda batalla por la defensa de sus tierras, luego de la derrota de Kuruyuki, el 28 de enero de 1892, cuando el Ejército masacró a más de 2.000 guaraníes.
?Es la gesta más importante desde que (los guaraníes) intentaron recuperar sus tierras arrebatadas por los terratenientes y que terminó con una masacre?, dijo a IPS el escritor e investigador de etnias indígenas del oriente boliviano, David Acebey.
Entre el lunes y el viernes de la semana pasada, los indígenas interrumpieron el paso de alimentos y suministros hacia las instalaciones de las compañías petroleras, en una resistencia sin enfrentamientos ni actos violentos.
La medida fue suspendida cuando el gobierno se comprometió a asignarles dos por ciento de las regalías que recibe el Estado por la explotación de hidrocarburos, destinado al desarrollo comunitario. Pero los guaraníes aún mantienen en pie la demanda de nacionalización de los campos gasíferos concedidos en 1997 a compañías extranjeras.
?El pueblo guaraní con sus 24 capitanías de todo el territorio comprendido entre Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz se declara en movilización (…) hasta la derogación de la ley de hidrocarburos 1689, en caso de no tener respuesta nos reservamos el derecho de adoptar las medidas que creamos más convenientes hasta ser escuchadas nuestras peticiones?, sostiene el manifiesto de la Asamblea del Pueblo Guaraní, del 27 de abril.
Los guaraníes son una etnia minoritaria en este país de 8,7 millones de personas, donde más de la mitad de la población es quechua o aymara. En el último censo nacional, de 2001, 78.359 personas se identificaron como integrantes de la cultura guaraní.
De tradición guerrera, el pueblo guaraní -que se extendía por parte de los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay- repelió la agresión española en tiempos de la colonia.
Durante la guerra de la independencia, los guaraníes consiguieron consolidar los territorios para la nueva república de Bolivia, pero los criollos consiguieron aislarlos a espacios menos fecundos y, en muchos casos, los sometieron a una servidumbre cercana a la esclavitud.
Hoy, una compañía española-argentina (Repsol-YPF) y dos estadounidenses (Maxxus y Union Texas) perforan pozos exploratorios en el campo Margarita, localizado en la provincia O'Connor, departamento de Tarija.
Allí se encuentran 13,4 de los 53 trillones de pies cúbicos de gas natural boliviano, que representan la tercera mayor reserva de América del Sur, después de las de Venezuela y Brasil. Además, la zona guarda 303 millones de barriles de petróleo.
El campo gasífero escondido entre el caudaloso río Pilcomayo y la serranía adquirió importancia por el interés del consorcio Pacific LNG, conformado por empresas españolas y británicas, para exportar gas natural licuado a los mercados de México y Estados Unidos, transportándolo hasta puertos chilenos.
Pero una rebelión popular de indígenas aymaras y sectores empobrecidos del occidente boliviano, en octubre del pasado año, obligó al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003) a dejar sin efecto la operación y renunciar a su cargo.
La manifestación de los guaraníes, apoyada por colonos (agricultores de pequeños predios), trabajadores rurales y el movimiento de campesinos sin tierra, unidos en el Bloque Oriente, es la primera en defensa de los hidrocarburos que se realiza en la región gasífera.
El movimiento cuestiona las acciones de los comités cívicos de Santa Cruz y Tarija, a los cuales acusa de promover intereses de empresarios y propietarios de grandes extensiones de tierras.
Los comités cívicos son organizaciones no gubernamentales formadas por sectores sociales para promover intereses regionales, económicos y culturales.
Los comités quieren la exportación de gas para generar desarrollo en la región oriental y declaran su abierto interés de obtener autonomías políticas y económicas regionales para quebrar lo que consideran el centralismo actual.
Su propuesta colisiona con el movimiento indígena de la zona occidental, donde prevalece la cultura aymara.
Tras la fracasada exportación de gas natural, los comités cívicos del sur y el oriente amenazaron con formar una nueva república a la que propusieron llamar ?Media Luna?.
La zona gasífera, en el municipio de Villamontes, ostenta el puesto 32 en una tabla de 200 que registra el índice nacional de desarrollo humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el gobierno.
Pero la calidad de vida de los habitantes de puerto Margarita, vecino al campo gasífero, es baja.
Para obtener servicios básicos de salud deben recorrer 30 kilómetros.. Durante la primera mitad del año obtienen ingresos por la pesca del sábalo, que venden hasta en siete centavos de dólar por kilo a obreros y técnicos de las compañías encargadas de la exploración, según comprobó IPS.
El resto del año se dedican a la cría de cabras y a la producción agrícola de subsistencia, y su alimentación es deficiente.
El escritor cruceño Germán Arauz, residente en La Paz, dijo a IPS que el movimiento indígena es una reacción al comité cívico de Tarija al cual atribuye el interés de repetir la experiencia de la dirigencia de Santa Cruz de la Sierra, que construyó una ?oligarquía? local, alimentada por las regalías generadas por los hidrocarburos.
Para Acebey, la movilización guaraní no está conectada a las manifestaciones aymaras de occidente, también caracterizadas por su radical oposición a la exportación de gas natural, aunque las dos culturas coinciden en defender los recursos naturales y la tierra para las organizaciones comunitarias.
La Asamblea del Pueblo Guaraní surgió en 1992, por acción de las organizaciones no gubernamentales orientada a estimular la formación de comunidades libres en zonas a las que no llegó la reforma agraria instituida en agosto de 1953. (