La integración que impulsan los países de América Latina y el Caribe y de la Unión Europea (UE), que juntos reúnen a más de 15 por ciento de la humanidad, fija rutas hacia la creación de un mundo mejor y solidario, dijeron este viernes gobernantes que asisten a la cumbre de Guadalajara.
Sin embargo, portavoces de activistas sociales, que también se reúnen en esta central ciudad mexicana, rechazaron esa visión por considerar que el modelo de integración en marcha apunta básicamente a garantizar la apertura del mercado latinoamericano a empresas transnacionales, lo que profundizaría las desigualdades y la pobreza en esa región.
Según expresaron el presidente de México, Vicente Fox, y el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al participar en la III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea que sesionará hasta mañana, la integración que se busca entre esas regiones impulsará cambios planetarios.
La importancia y fuerza de nuestros mercados nos permiten abrir un nuevo ciclo de crecimiento y de desarrollo sustentable en la economía mundial y con ello, encender una luz de esperanza en el futuro de nuestras regiones y en el de millones de personas en todo el mundo, dijo Fox.
A su vez, Zapatero sostuvo que América Latina y Europa comparten sus valores por lo están llamadas a abordar conjuntamente un amplio abanico de posibilidades a nivel internacional, desde la reforma de (la Organización) las Naciones Unidas, el respeto universal de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la eliminación de la corrupción o el narcotráfico y la criminalidad organizada.
A esta cita de México, la tercera de su tipo desde 1999 cuando se efectuó en Brasil, asisten jefes de Estado y de gobierno, o sus representantes, de los 33 países latinoamericanos y caribeños y de los 25 del bloque europeo.
En forma paralela, se reúnen cientos de activistas de diversas organizaciones sociales para discutir alternativas al modelo de globalización y expresar a través de marchas callejeras su repudio a las propuesta de integración que promueven los gobiernos.
Aunque los organizadores de la cumbre invitaron a la sociedad civil a expresar sus puntos de vista, en los hechos fuimos excluidos, pues los gobiernos terminaron como siempre imponiendo su modelo de integración, dijo a IPS el mexicano Alejandro Villamar, de la Red de Acción Frente al Libre Comercio.
Así sucede casi siempre con las cumbres, que tienen cada vez menos utilidad, declaró el activista.
Para Fox, las regiones representadas en el encuentro tienen la fuerza suficiente para alentar un nuevo orden internacional, pues suman 30 por ciento de los países miembros de la Organización de Naciones Unidas y tienen un tercio del producto interno bruto del planeta.
Ese nuevo orden debe basarse en el multilateralismo y la cohesión social, pues sólo así habrá un mundo más seguro, equilibrado y próspero, apuntó el mandatario anfitrión.
Al referirse a las dudas que diversas organizaciones de la sociedad civil indicaron sobre la utilidad de la cumbre, Zapatero declaró que su país está plenamente convencido de la necesidad de hacerla, pues se trata de un mecanismo privilegiado de diálogo político y regional.
Las cumbres permiten un rico intercambio de opiniones sobre los temas que más nos interesan y emprender iniciativas que quizás en ausencia de este tipo de reuniones no podrían ver la luz, afirmó líder español.
En un mundo con graves problemas, los 58 países que asisten a la cumbre están en condiciones ciertas de ofrecer alternativas a los problemas de la agenda internacional y fijar rutas hacia un mundo más justo y solidario, añadió.
Las organizaciones no gubernamentales y los activistas de América Latina y el Caribe reconocen que, a diferencia del modelo de integración que promueve Estados Unidos, en el de la UE incluye temas sociales, el respeto a los derechos humanos y el diálogo con la sociedad.
No obstante, indican que la apertura comercial es la que finalmente se impone, lo que se traducirá en la quiebra de miles de pequeños productores latinoamericanos, que simplemente no pueden competir con las firmas transnacionales.
En efecto, en la cita de Guadalajara, la demanda central presentada por los gobiernos latinoamericanos a la UE fue el avanzar hacia acuerdos de liberalización comercial.
Los delegados del Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y de la UE afinaron en esta cita sus negociaciones para firmar en octubre un acuerdo comercial.
En tanto, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y los centroamericanos Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá demandaron a la UE abrir negociaciones sobre ese tema a la mayor brevedad.
La UE tiene ya acuerdos de libre comerció con México, que a su vez está integrada a Estados Unidos y Canadá en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y con Chile, asociado al Mercosur.
Los activistas demandas que, más allá de lo comercial, los gobiernos deben promover el control democrático de los mercados financieros y de las empresas transnacionales y la plena cooperación para cancelar la deuda externa de los países en desarrollo. Es evidente que la Cumbre en lugar de contribuir a la pregonada cohesión social incrementará la apertura del gran mercado latinoamericano a las empresas transnacionales profundizando las desigualdades y la inseguridad social, comentó Denise Méndez, del grupo no gubernamental ATTAC.
Los acuerdos con la UE están orientados a facilitar los flujos comerciales entre ambas regiones, a garantizar a las inversiones extranjeras el trato nacional y asegurar el libre movimiento de capitales, añadió Méndez.
Lejos de rivalizar, las estrategias de integración estadounidenses, que se expresan en el proyecto de crear el Area de Libre Comercio de las Américas, y la de UE se complementan, sostienen los activistas.
