AMBIENTE: ¿Puede ser malo plantar árboles?

¿Qué tiene de malo plantar árboles?, preguntan los promotores de la forestación comercial que prolifera en América del Sur. En Uruguay no hay respuestas categóricas, pero todo parece ser un problema de escalas.

Ordenadas hileras de eucaliptos y pinos abundan cada vez más en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, que concentran cuatro de los 10 millones de hectáreas mundiales de plantaciones forestales de crecimiento rápido.

A diferencia de otras plantaciones forestales, éstas sólo buscan producir, rápidamente y con bajo costo, grandes cantidades de troncos pequeños, materia prima de la celulosa para fabricar papel.

Las políticas forestales latinoamericanas, alentadas por agencias multilaterales y de cooperación, "apuntan más a la promoción de monocultivos (de pinos, eucaliptos u otras especies) que a proteger el bosque nativo", dijo a Tierramérica el coordinador general del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por sus siglas en inglés), Ricardo Carrere.

"La razón es que el bosque es visto como una mina a explotar", opinó..

En Uruguay, la Ley 15.939 de 1987 causó un "crecimiento explosivo de las plantaciones hasta 1997 y 1998", dijo a Tierramérica el agrónomo forestal Ariel Rodríguez Yáñez, co-redactor del anteproyecto de esa ley, y ex profesor adjunto de silvicultura en la estatal Universidad de la República.

Subsidios, impuestos no cobrados, créditos blandos y gastos en infraestructura vial suman unos 400 millones de dólares para promover el sector, según el WRM.

Las plantaciones cubren ahora más de 600.000 hectáreas, cuatro por ciento de los suelos productivos. Los bosques autóctonos ocupan 810.000 hectáreas.

Para Rodríguez Yáñez, asesor de empresas forestales, la política fue buena pero no exitosa, porque falta industrialización y "seguimos siendo exportadores de materia prima, dependientes de los vaivenes del mercado internacional".

Las exportaciones forestales uruguayas sumaron 86,5 millones de dólares en 2002, 43 de ellos por madera bruta, de acuerdo con la Dirección Forestal. Ese año, el total de ventas al exterior fue dos mil 200 millones de dólares.

El sector se reparte entre unos 1.500 productores, con predominio de compañías transnacionales estadounidenses y europeas, y suministra casi tres mil empleos permanentes en este país de 3,4 millones de habitantes, según el último censo agropecuario, de 2000.

Los empleos estacionales (siembra, poda y cosecha), no figuran en las estadísticas. Se contratan mediante intermediarios y suelen estar al margen de la legislación laboral.

El impulso inicial se frenó por el retraso en el pago de subsidios, que lleva más de cinco años. Tras la depreciación del peso en 2002, las subvenciones dejaron de ser atractivas.

Pero los árboles siguen allí. Las expectativas de industrialización se centran en planes de españoles y finlandeses para instalar dos plantas de celulosa en el oeste del país, criticados por su potencial efecto contaminante.

Para la ley forestal, los bosques son "asociaciones vegetales en las que predomina el arbolado de cualquier tamaño, explotado o no, y que estén en condiciones de producir madera u otros productos forestales o de ejercer alguna influencia en la conservación del suelo, en el régimen hidrológico o en el clima, o que proporcionen abrigo u otros beneficios de interés nacional".

Pero lo único en común entre bosques y plantaciones son los árboles, replican ecologistas.

Los bosques contienen diversos árboles y arbustos de edades diferentes, otras especies asociadas y una variedad de fauna a la que suministran abrigo, alimentos y posibilidades de reproducción. La diversidad biológica interactúa con los nutrientes del suelo, el agua, la energía solar y el clima, asegurando su auto regeneración y conservación.

En cambio, los monocultivos comprenden una o algunas especies plantadas en bloques de la misma edad, requieren intenso uso de agroquímicos, y son muy pocas las especies locales que logran instalarse en ellos.

¿Esto hace a las plantaciones nocivas para el ambiente? En Uruguay es imposible saberlo. La legislación de evaluación de impacto ambiental excluye a la forestación, como si plantar árboles nunca pudiera ser malo.

Grupos ambientalistas reclaman estudios independientes y aseguran que las grandes plantaciones erosionan el suelo y alteran el ciclo hídrico, además de amenazar ecosistemas propios, como bosques y praderas.

"La forestación modifica, para bien o para mal, las condiciones estructurales del suelo, por el sistema radicular de los árboles", reconoció Rodríguez Yáñez.

Uruguay promueve la forestación en zonas de baja productividad de lana y carne. Eso ubicó plantaciones sobre praderas naturales, el ecosistema más extendido y diverso en vegetales del país, y en áreas en las que hubo bosques o quedan remanentes de ellos.

"Nuestra mayor biodiversidad de flora no está en los bosques, donde hay unas 200 especies de árboles y arbustos", y en cambio "hay miles de especies vegetales en nuestras praderas que pueden verse afectadas", apuntó Carrere.

La ley forestal prohíbe talar bosque nativo, pero autoriza a cortar ejemplares aislados si obstaculizan una plantación.

En otras regiones, la pérdida de biodiversidad está vinculada con las plantaciones.

A fines de 2001, Indonesia tenía 1,4 millones de hectáreas de monocultivos industriales, la mitad en tierras que tuvieron bosques, según el estudio "Forestación de madera rápida – Mitos y realidades", publicado en 2003 por cuatro instituciones internacionales.

"Cada año, las plantaciones de rápido crecimiento se expanden en un millón de hectáreas", señala ese informe.

Los responsables del estudio fueron el Centro para la Investigación en Forestación Internacional, financiado por organismos multilaterales, gobiernos y empresas; las conservacionistas Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y Forest Trends, asesora de la industria forestal.

Sus autores, Christian Cossalter y Charlie Pye-Smith, buscan un punto de equilibrio entre argumentos ambientalistas y de la industria, pero admiten que la forestación ha causado problemas sociales y ambientales "en algunas situaciones", y sugieren que los gobiernos eliminen o reduzcan drásticamente los subsidios a la forestación comercial. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe