SRI LANKA: Flamante alianza renueva tensión

Una alianza entre el partido de la presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga, y una fuerza política marxista de pasado violento añadió más tensión en el ya inestable panorama político de este país de Asia meridional.

El pacto entre el Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP), de Kumaratunga, y el izquierdista Janata Vimuktui Peramuna (Frente Popular de Liberación, JVP) fue, sin embargo, bien recibido por la mayoría cingalesa budista.

Poco después de que la oficialización de la alianza, el 20 de enero, en Colombo sonaron los tambores y se hirvieron tazones de leche, rito de la cultura budista cingalesa con la que se anuncia el inicio de una nueva era.

Los budistas constituyen 65 por ciento de los 19 millones de habitantes de Sri Lanka, los hindúes 18 por ciento y los cristianos menos de 10 por ciento.

La carta constitutiva de la recién creada Alianza por la Libertad de Sri Lanka Unida (ULFA), titulada ”Cinco nobles objetivos de gobernanza”, traza metas sobre desarrollo económico, relación entre las etnias y religiones del país, fortalecimiento de la democracia, cultura y relaciones exteriores.

Kumaratunga busca con esta alianza tener más fuerza para oponerse al Frente Nacional Unido, del primer ministro Ranil Wickremesinghe, con quien ha mantenido varios diferendos sobre las negociaciones de paz con los rebeldes Tigres para la Liberación de la patria Tamil.

Los Tigres luchan desde 1983 para lograr la autonomía del norte y este de esta isla, donde son mayoría.

Más de 70 por ciento de la población de Sri Lanka pertence a la etnia cingalesa —en su mayoría budista— y 18 por ciento son tamiles, cuyos ancestros proceden del sur de India y que practican el hinduismo.

El nacimiento de la ULFA le despojó la etiqueta de ”radical” al JVP, afirmó Jayaveda Uyangoda, uno de los líderes históricos de ese partido, y ahora profesor de ciencia política en la Universidad de Colombo.

El JVP se levantó en armas contra el gobierno en 1971 y 1988 con la intención de instaurar un régimen nacionalista opuesto al capitalismo y a la influencia cultural de Occidente. Estos levantamientos terminaron sin éxito y con miles de muertos.

”Los actuales líderes del JVP han estado golpeando la puerta para ser admitidos en el bloque gobernante en los últimos años ”, sostuvo el ex guerrillero.

Kumaratunga admite que el JVP tiene un pasado violento, pero sostiene que eso ”ya es historia”.

Ahora ”tiene una nueva política y un dinámico liderazgo de jóvenes que están dispuestos a adaptarse a los tiempos. El JVP se ha alejado de la violencia y renunció a la lucha armada”, dijo la presidenta.

Si se suman los votos que obtuvieron el SLFP y el JVP en las elecciones de 2001, superan a las del Frente Nacional Unido.

Analistas temen que la creación de la ULFA agrave la tensión política en el país, que llegó a su punto más alto en noviembre cuando Kumaratunga suspendió por dos semanas al parlamento y destituyó a dos ministros, como forma de rechazo a la forma en que Wickremasinghe conducía el proceso de paz con los Tigres.

Para ganar en próximos comicios, la ULFA deberá tomar posturas claras sobre asuntos clave para los cingaleses, como las negociaciones con los Tigres, y la actividad de iglesias cristianas fundamentalistas, que están logrando la conversión de muchos budistas, señalaron expertos.

La comunidad cingalesa budista teme ser dejada de lado en el marco del proceso de paz con los rebeldes tamiles, algo que ha sido subrayado con insistencia por Kumaratunga en sus enfrentamientos con Wickremesinghe.

Además, los cingaleses más conservadores acusan al primer ministro de ignorar sus demandas contra las iglesias cristianas fundamentalistas.

El JVP también tendrá que convencer a los clérigos budistas, que ven con recelo a ese partido debido a su ideología marxista, aunque ahora sus líderes aseguran no estar en contra de ninguna religión.

La plataforma del partido ”ahora está adaptada a la cultura budista y no al marxismo”, dijo al diario en cingalés Divaina el portavoz del JVP, Wimal Weerawansa.

Mientras, analistas políticos ven con preocupación la incidencia que pueda tener la nueva alianza en el proceso de paz con los Tigres.

Un estudio divulgado días atrás reveló que la población de la isla, a excepción de las zonas dominadas por los tamiles, tiene poco interés en el proceso de paz.

”Esta diferencia de actitudes demuestra que gran parte de la población cingalesa considera que el proceso de paz no incide en su calidad de vida”, dijo el analista Jehan Pererea, del independiente Consejo Nacional de Paz.

Uyangoda está en contra de la actitud tomada por el JVP, y advirtió que la ULFA, aunque podría obtener el mayor número de bancas en el parlamento, necesitará formar una coalición con los partidos más pequeños, que son tamiles y musulmanes.

Pero la creciente polarización étnica en el país no le ayudará a obtener el apoyo que busca.

”Sri Lanka necesita nuevas alianzas, nuevos alineamientos de fuerzas políticas y sociales con iniciativas nuevas. Pero no una que toma la agenda política y retrocede varias décadas”, afirmó. (

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