El Foro Social Mundial (FSM) debe producir más que meros debates si sus participantes pretenden influir en la política internacional, advirtió uno de los fundadores del movimiento, el francés Bernard Cassen.
"La fórmula actual no puede seguir así para siempre", dijo Cassen, director general del periódico Le Monde Diplomatique y fundador de la organización no gubernamental ATTAC (Acción por la Tributación de las Transacciones Financieras en Apoyo de los Ciudadanos).
Cassen colaboró con sindicalistas brasileños en la organización del primer FSM en Porto Alegre, en 2001 y hoy se cuenta entre los críticos más agudos del actual proceso.
Luego de tres exitosas ediciones en Porto Alegre y dos del Foro Social Europeo (en Florencia en 2002 y en París el año pasado), el FSM "comenzó a andar en círculos", dijo Cassen a IPS. "Para la mayoría de la gente, los foros son una especie de 'partido de la buena voluntad'."
Tanto es así, que los organizadores son incapaces de informar sobre el resultado de una reunión cuando ésta ya concluyó, según el periodista.
Numerosos seminarios y conferencias se celebrarán en Mumbai (ex Bombay) bajo la consiga "Un mundo mejor es posible", con énfasis en asuntos tan diversos como los servicios públicos, la manipulación genética o los derechos de los homosexuales.
Miles de representantes de organizaciones no gubernamentales participan en el FSM.
"Pero el objetivo no debe ser instalar un eterno debate sobre el lamentable estado del mundo", dijo el sindicalista francés Pierre Khilafa, uno de los organizadores del Foro Social Europeo realizado en París y localidades aledañas en noviembre pasado.
"Nuestro objetivo debe ser crear un punto de apoyo para el lanzamiento de alternativas políticas al neoliberalismo", dijo Khilafa a IPS.
El término "alterglobalización" o "altermundialización", acuñado por el Foro Social Europeo, constituye un intento por confinar la oposición a la globalización sólo a aspectos comerciales y de inversiones a los que se atribuye intenciones no democráticas y de mero beneficio mercantil.
Al cabo del Foro Social Europeo, que reunió a unos 40.000 participantes en más de 1.200 conferencias, muchos activistas parecían exhaustos y confundidos.
"No podemos seguir denunciando las injusticias de la globalización neoliberal, pues son bien conocidas ahora. Debemos pensar en alternativas prácticas", dijo el año pasado a IPS un participante español.
La investigadora francesa Isabelle Sommier consideró que "la mera diversidad del movimiento alterglobalización pone en cuestión su capacidad de pensar en estrategias de alternativa".
Cassen advirtió que el FSM encierra dos grandes peligros.
"Por un lado, los foros afrontan el riesgo de acordar generalidades que pueden fácilmente ser cooptados por partidos políticos que traten de manipular al movimiento", sostuvo.
Y, en el otro extremo, "los foros pueden acordar un programa demasiado preciso y que representaría a las facciones más radicales".
Para evitar tales peligros, el FSM deberá definir un "nuevo paradigma, claramente opuesto a la globalización neoliberal, pero que permita una pluralidad de traducciones para respetar la diversidad del movimiento altermundialista y para preservar sus posibilidades de crecimiento", dijo el activista francés.
Este paradigma debe representar "una memoria sistemática, continua y razonada de todos los foros" para alcanzar lo que Cassen denomina "consenso de Porto Alegre", según Cassen.