La extrema deferencia mostrada por el gobierno de Francia al presidente chino Hu Jintao en París esta semana fue un alto precio diplomático para tan magra ganancia económica, según dirigentes opositores y observadores.
Funcionarios chinos se desvivieron por complacer a Hu en su visita de cuatro días iniciada este lunes.
El presidente Jacques Chirac llegó a calificar de irresponsable y peligroso el plan de Taiwan, isla gobernada por un régimen anticomunista desde 1950, de consultar el 20 de marzo a la ciudadanía sobre el vínculo con China, que lo considera una provincia renegada.
Las autoridades de Beijing advierten que se trata de un referéndum ilegal.
Para Chirac, la consulta puede interpretarse como agresiva. Cada medida que aumente la tensión internacional es peligrosa, cada iniciativa vista por una parte como agresiva es peligrosa y, por lo tanto, irresponsable, agregó, el primer día de visita de Hu.
El gobierno chino comenzó a ejercer presión ante la Unión Europea (UE) en favor del levantamiento del embargo de armas a China luego de la matanza de cientos de estudiantes prodemócratas en la plaza Tiananmen de Beijing el 3 de junio de 1989.
El ministro de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin, sostuvo en Bruselas que el embargo estaba pasado de moda.
Francia desea llegar antes del próximo Consejo Europeo (previsto para el 25 y 26 de marzo) a una solución adecuada a las relaciones que la UE mantiene con un gran socio, agregó De Villepin.
El gobierno francés invitó a Hu a pronunciar un discurso ante el parlamento en París, un honor conferido rara vez a un líder extranjero. Además, evitó hacer preguntas incómodas sobre la situación de los derechos humanos en China o la ocupación de Tibet.
Por el contrario, Chirac dijo que China había hecho enormes avances en materia de derechos humanos. Sé que es una de sus prioridades, dijo Hu en una recepción.
Las autoridades francesas también anunciaron que excluirían al escritor y pintor disidente franco-chino Gao Xingjian, premio Nobel, de la próxima Feria del Libro de París.
No queda claro qué recibirá Francia a cambio de todo esto.
El gran anuncio de la visita fue la compra por parte de China de 21 aviones Airbus franceses, y que se firmará un contrato para la ampliación de una fábrica de automóviles conjunta de la compañía francesa Peugeot y la china Dongfeng, a un costo de 650 millones de dólares.
La fabricante francesa de artículos electrónicos Thomson confirmó la instalación de una fábrica de televisores. Y la firma Saint Gobain anunció un contrato para construir una fábrica de vidrio.
Los empresarios franceses buscan más oportunidades, en especial en los sectores de la energía nuclear, el transporte ferroviario, la industria alimentaria y las telecomunicaciones.
Pero la deferencia mostrada hacia Hu originó fuertes críticas, en especial desde filas de los opositores partidos Socialista y Verde.
La mayoría de los diputados de ambos sectores no asistieron al discurso de Hu en el parlamento el martes. Algunos sí concurrieron, pero con sus bocas cubiertas con mordazas para protestar por la falta de libertad de expresión en China.
Chirac ha violado todos los límites de la realpolitik. Otra vez ha mostrado su cinismo, dijo el líder de los parlamentarios socialistas, Jean-Marc Ayrault.
El diario Les Echos, especializado en asuntos económicos, manifestó dudas sobre la ganancia que recogería Francia por su obsecuencia. Al interferir en un asunto que afecta primariamente a China y a Estados Unidos, París podría perder a Taipei sin ganar a Beijing, indió el periódico.
Chirac no puede ser acusado de actuar en el interés comercial de Francia, pero precisamente en nombre de tal realismo, tampoco puede ignorar las violaciones de derechos humanos en China, observó el periodista Edwy Plenel, columnista del diario Le Monde.
Un analista que ha apoyado con firmeza la mayoría de las posturas de Chirac, Charles Lambroschini, anotó en el diario Le Figaro que, en esta ocasión, el presidente había ido demasiado lejos.
Las empresas francesas no ganarán un contrato aplaudiendo al régimen en Beijing, sino rindiendo mejor que sus competidores, afirmó.
La deferencia mostrada por Francia hacia Hu es una vergüenza, dijo la vicepresidenta de Taiwán, Annette Lu. Chirac ha pisoteado la dignidad y la democracia sólo para asegurarse algunos contratos, acusó. (