Huérfano del gobierno de México que ejerció por 71 años ininterrumpidos, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se resquebraja en divisiones internas y arrastra hacia la parálisis a un parlamento sumido en el desprestigio.
El PRI, que cumplió el 1 de este mes sus primeros tres años de vida sin estar en la presidencia, se sumió esta semana en agrias disputas, descalificaciones entre miembros, destituciones de representantes internos y hasta golpes entre militantes.
Las divisiones llegaron a su punto máximo el miércoles, cuando un grupo mayoritario de los 222 diputados del PRI en el Congreso de 500 escaños destituyó a su coordinadora Elba Esther Gordillo, quien es además la secretaria ejecutiva partidaria y jefa del sindicato nacional de profesores del Estado.
Pero Gordillo, acusada de traición y autoritarismo por sus detractores, aseguró este viernes que se mantenía en el cargo pese a la remoción, a la que calificó de ilegal, mientras gobernadores de varios estados que pertenecen a PRI le expresaron su apoyo.
En contraste, el presidente de ese partido, Roberto Madrazo, avaló la destitución y se declaró contrario a las posturas de su compañera.
La imagen del otrora partido hegemónico, que aplastaba a sus adversarios en elecciones muchas veces cuestionadas, es hoy el de la división interna y las disputas por el poder, un terreno en el que el PRI aún es dominante.
Es que el PRI y otros políticos mexicanos son "rehenes de una larga tradición autoritaria y una escasa tradición democrática", comentó el laureado escritor Carlos Fuentes.
Al PRI pertenecen 262 de los 628 lugares existentes en el Senado y en la Cámara de Diputados, además de 17 de los 31 gobernadores y 1.115 de los 2.028 alcaldes.
Debido a los problemas internos en ese partido, en el Congreso legislativo prácticamente se paralizaron las discusiones sobre la propuesta de reforma al sistema tributario y el paquete presupuestario para el ejercicio fiscal 2004, dos iniciativas enviadas por el presidente Vicente Fox y que deben quedar resueltas antes de finalizar el año.
"Lo que pasa con el PRI es que no termina por saber vivir sin un Ejecutivo (presidente del país) que lo ordene y discipline", como sí sucedía en el pasado, señaló Carlos Elizondo, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Para Jorge Chabat, investigador de ese mismo centro de estudios, "si los priístas no son capaces de superar la crisis por la que ahora pasan, el fin del otrora partido omnipotente, del Superaman de la política, es posible".
Los politólogos entienden que el PRI vive divisiones porque no fue diseñado para competir ni permitir el disenso interno o perder las elecciones.
El PRI fue creado en 1929 para reunir a todos los grupos que apoyaron el movimiento revolucionario de comienzos del siglo XX en México. Gracias a su unidad, pero también a los fraudes electorales y la represión a los opositores, se mantuvo en la presidencia hasta 2000, cuando Fox ganó las elecciones presidenciales como candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Para el partido que pasó a la historia como el que se mantuvo más años en el gobierno en el mundo, el presidente de turno del país siempre fue su jefe máximo, el que daba línea y resolvía cualquier problema interno. Pero esa posibilidad ya no existe desde que perdió la presidencia en un proceso electoral inéditamente limpio.
Hoy, el poder dentro del PRI lo disputan Gordillo y sus seguidores identificados como los "tecnócratas", por un lado, y por otro Madrazo, presidente del PRI y representante del sector más conservador y autoritario de esa agrupación.
Gordillo apoya los planes de Fox para reformar el sistema de recaudación tributaria, permitir la participación privada en la generación de electricidad y revisar leyes laborales y otras, pero Madrazo se opone al perfil de liberalización económica que tienen esas medidas. "Somos nacionalistas y velamos por el pueblo", declara.
Mientras los seguidores de Madrazo y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) se arropan en las banderas del nacionalismo y prefieren mantener las leyes sin cambios, otro sector, en el que se encuentra parte del PRI y el PAN, aboga por hacerlo.
Fox, que gobierna México desde hace tres años sin tener mayoría propia en el Congreso, no ha logrado que se aprueben sus principales propuestas de reformas. Ese hecho, aduce, impide al país avanzar a mayor velocidad y cumplir a plenitud con sus propuestas de campaña.
PRI, PAN y PRD son los principales partidos políticos mexicanos y "todos están en crisis, porque ninguno sabe bien cómo manejar la nueva realidad democrática", sostuvo Fuentes.
En México, "pasar del autoritarismo a la democracia no está costando mucho", declaró el escritor en una conferencia literaria celebrada el jueves en Bruselas.
En una consulta realizada el año pasado por Latinobarómetro, firma radicada en Chile que realiza estudios sobre democracia en América Latina, los entrevistado en México estuvieron entre los menos satisfechos con el desempeño de su sistema democrático, y se ubicaron en ese rubro en el lugar 13 entre 17 países estudiados.
En esa encuesta, nueve de cada 10 mexicanos consultados dijeron desconfiar mucho de lo que decían y hacían los partidos y casi 50 por ciento señaló compartir la aseveración: "no me importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si pudiera resolver los problemas económicos y dar trabajo a todos".
Cerca de la mitad de los mexicanos consideran que los diputados obstruyen la labor del presidente, indicó una reciente encuesta del diario mexicano Reforma, mientras otros estudios señalan que el Poder Legislativo está sumido en un marcado desprestigio.
