Un proyecto comunitario de Ecuador se propone aprovechar las ventajas de la economía por Internet, actividad de la que se ve marginada la mayoría de los países del Sur, según el Reporte 2003 de Comercio Electrónico y Desarrollo de las Naciones Unidas.
Mitos mágicos adornan cerámicas indígenas, delicados bordados pintan de colores suaves tejidos y aromáticos sabores arábigos celebran el café orgánico.
Estos productos esperan ser adquiridos por pedidos a través de la red Internet, en el marco del proyecto de comercio electrónico FOMIN-Camari que, iniciado en 2000, involucra a seis mil quinientas familias de diferentes grupos étnicos y culturales de las regiones andina, litoral y amazónica de Ecuador.
Los participantes se acogen a la práctica del comercio justo o equitativo, que busca promover el desarrollo sustentable, basado en la igualdad social, la protección ambiental y la seguridad económica.
A un costo de poco más de medio millón de dólares, el proyecto es financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), mecanismo del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para promover el crecimiento económico participativo en América Latina y el Caribe.
Su contraparte local, que aporta treinta por ciento del costo, es la empresa Camari, parte de la fundación no gubernamental Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP), y creada en 1981.
Trece organizaciones comunitarias rurales han sido beneficiarias de herramientas informáticas para comercializar electrónicamente sus productos, dijo a Tierramérica el especialista del FOMIN en Ecuador, Edgar Carvajal.
Haber consolidado un catálogo electrónico (de productos) cuando la realidad inicial era total desconocimiento del tema o falta de oportunidad para hacerlo marca el logro principal, añadió.
Más de 500 familias, 73 por ciento de la etnia achuar, participan a través de la no gubernamental Fundación Chankuap, ubicada en la sudoriental Macas, Morona Santiago.
Los productos son cien por ciento orgánicos. En la zona achuar, a la que sólo se puede acceder por vía aérea, se tiene la certificación orgánica para maní, cacao, achiote y ají, indicó la encargada del catálogo de Chankuap, Francisca Bonito.
Algunos de los obstáculos para el despegue del comercio electrónico en la región son los ingresos bajos, los escasos incentivos a las inversiones, la educación insuficiente y la ausencia de sistemas de pago adecuadamente implementados, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El proyecto ha permitido aumentar el conocimiento sobre la muy demandante comercialización por Internet, así como mejorar la gestión empresarial y crear alianzas entre los grupos de productores, explicó a Tierramérica el director del proyecto en Camari, Homero Viteri.
Carlos Calderón es socio de la Unión de Artesanos de Masapán Calderón, 15 kilómetros al norte de Quito, que funciona en una parroquia del mismo nombre.
Junto con una veintena de compañeros, mujeres en su mayoría, se dedica a la tradicional elaboración de artesanías en mazapán, tradición que data de la época de la colonia.
Cada miembro de la unión tiene su propio local de venta, explicó Calderón a Tierramérica. Los pedidos que llegan por Internet, se reparten por igual entre los socios, añadió.
Para este artesano, que puede elaborar alrededor de doscientos prendedores pequeños al día, el proyecto de comercio electrónico permite obtener un mayor número de contactos, aunque el proceso puede ser lento.
Los ingresos están sujetos a variaciones en las temporadas alta y baja de ventas. En promedio, pueden generar entre ciento cincuenta y doscientos dólares al mes por participante, explicó Viteri.
El salario básico del sector agrícola en Ecuador es de unos 140 dólares.
En el comercio virtual existen dos modalidades, la de empresa a empresa (B2B) y la de empresa a consumidor (B2C).
Según expertos, en los países en desarrollo las experiencias de intercambio electrónico han servido para fortalecer vínculos existentes con clientes, por lo general, otras empresas.
Uno de los factores que dificultan los nuevos contactos es la ausencia de servicios para completar las transacciones a través de la red, lo que a su vez incrementa los costos de seguimiento, como llamadas telefónicas o de fax, añaden.
De acuerdo con la ONU, el comercio electrónico B2C en América Latina fue de 2,3 miles de millones de dólares en 2002 y se estima de 4,5 miles de millones para este año.
Brasil, Argentina y México son los mercados más grandes.
El monto del sector B2B es más difícil de precisar, indica el reporte, y se basa principalmente en las transacciones realizadas por Brasil. Las estimaciones varían entre 6.800 millones de dólares para Brasil en 2003, y 11.600 millones sólo en el primer trimestre de 2003 y también en Brasil.
Estados Unidos, Canadá y media docena de países europeos son destinatarios de los productos FOMIN-Camari. Nos hemos concentrado en el B2B, anotó Viteri.
El impacto total del proyecto será evaluado a fines de 2004, cuando concluya su fase piloto.
* Publicado originalmente el 13 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (