Filipinas es un importante exportador de tecnología y profesionales de la informática, pero el comienzo de la campaña electoral y la falta de recursos conspiran contra el interés público en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, que se realizará esta semana en Suiza.
Mientras la atención de los filipinos se concentra en las elecciones presidenciales del año próximo y algunos precandidatos formalizan su postulación, es casi nula la información de la población general sobre la cumbre que se celebrará del miércoles 10 al viernes 12 en Ginebra, bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas.
La información sobre la conferencia de Ginebra, en la que jefes de Estado y de gobierno discutirán un plan de acción para maximizar los beneficios de la sociedad de la información, se limita en Filipinas a unas pocas oficinas gubernamentales, actores de la industria y grupos de la sociedad civil que promueven el uso de la tecnología de las comunicaciones para el desarrollo.
Creo que la única forma de extraer algo de esta cumbre es asistir a ella con una agenda, opinó Toby Monson, ex presidente del Consejo de Tecnología de la Información y Comercio Electrónico (ITECC).
Esta conferencia es histórica y deberíamos esforzarnos para plantear nuestras preocupaciones de país pobre en una era tecnológica globalizada, exhortó la ex senadora Leticia Shahani, presidenta del directorio de la organización no gubernamental Isis Internacional, que trabaja en el área de las comunicaciones con perspectiva de género.
Aunque Filipinas es un importante exportador de componentes y programas de computadoras (software), y sus profesionales de la informática son apreciados por su creatividad y capacidad, este país del sudeste asiático no tiene una posición definida en cuanto al plan de acción que genera tanta controversia en otros países.
Todos los participantes de la cumbre coinciden en que es necesario aumentar el acceso a Internet en el Sur en desarrollo, pero mantienen discrepancias sobre la creación de un fondo para corregir la brecha digital, que reclaman los países en desarrollo, y las referencias a los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, rechazadas por algunos gobiernos.
Las diferencias se profundizan en asuntos como el papel de los medios de comunicación, la gobernanza de Internet, los límites a la propiedad intelectual, los derechos de autor y el software libre, entre otros.
El gobierno filipino enviará a la cumbre de Ginebra una pequeña delegación que se concentrará en los aspectos técnicos del tema. El equipo está encabezado por funcionarios de la cancillería, ITECC (el organismo que elabora políticas de tecnología de la información) y la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, que supervisa la administración del dominio nacional de Internet.
Pero en las reuniones preparatorias a la cumbre, Filipinas tuvo una participación mínima.
Kathleen Heceta, subcomisionada de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, es considerada la funcionaria filipina más involucrada en el proceso de la cumbre, pero sólo se incorporó el pasado enero, en la cumbre regional Asia-Pacífico que se celebró en Tokio, Japón.
La actuación de Virgilio Pena, director ejecutivo de ITECC y subsecretario de Transporte y Comunicaciones, ha sido hasta ahora puramente ministerial, como copresidente de la delegación nacional.
Pena explicó la falta de actividad en las reuniones preparatorias debido a la suspensión de los viajes de todos los funcionarios de gobierno.
Además, insistió en que las preocupaciones de Filipinas quedaron incluidas en la Declaración de Tokio, emitida en enero.
La declaración establece como principales preocupaciones el desarrollo de infraestructura, el acceso universal a la tecnología de la información, el equilibrio de los derechos de propiedad intelectual con el interés público, y la promoción de contenido de la región Asia-Pacífico, que tiene un rico y diverso patrimonio cultural.
ITECC, como entidad público-privada, elaboró por su parte un plan para formar una sociedad filipina conectada, al margen del proceso de Ginebra.
Se trata de lo que queremos hacer en el país. Los puntos de coincidencia con el proyecto de declaración de la cumbre son casualidad, manifestó Pena, y consideró que la cumbre ayudará a la revisión de políticas nacionales, ajustándolas a las de la comunidad mundial.
ITECC se propuso proveer servicios gubernamentales en línea, desarrollar una fuerza de trabajo capacitada en informática, posicionar al país como un proveedor de servicios de informática de clase mundial, y ofrecer acceso a Internet a todos los sectores de la población.
La estrategia del gobierno electrónico cuanta con amplio apoyo del gobierno encabezado por Gloria Macapagal Arroyo, que estableció un fondo de 73 millones de dólares para proyectos como el portal gubernamental universal y la expansión de los servicios de contratación pública electrónica a todas las compras del Estado.
A pesar de estos pasos positivos, los críticos señalan la falta de una perspectiva de desarrollo y una posición pasiva del gobierno ante la cumbre de Ginebra.
Los activistas desean saber qué hará el gobierno respecto de los párrafos del proyecto de declaración que quedaron entre corchetes (en señal de falta de acuerdo), relativos a seguridad de la información, gobernanza de Internet, un fondo de solidaridad para reducir la brecha digital, propiedad intelectual, el papel de los medios y los derechos humanos.
Shahani instó a Filipinas y a otros países en desarrollo a no perderse en el debate técnico y a concentrarse en cómo la tecnología puede promover el desarrollo humano.
Por quién y para qué es la sociedad de la información son las preguntas que debemos plantear en la cumbre, exhortó.
Pero para Pena, no hay nada en el proyecto de declaración ni en el plan de acción tan negativo como para que Filipinas se oponga férreamente. Para mí, es algo aceptable. Nadie me ha dicho que deba pelear por algo diferente en Ginebra, declaró.