La caída del régimen de Saddam Hussein en Iraq otorgó a Israel una fuerza estratégica sin precedentes en Medio Oriente, pero la amenaza nuclear de Irán exige una nueva política de defensa del estado judío.
Esta es la conclusión del Centro Jaffee de Estudios Estratégicos, de la Universidad de Tel Aviv, en su último estudio sobre el equilibrio estratégico de Medio Oriente.
En materia de armas convencionales, Israel tiene poco que temer de sus antagonistas en la región, pero en el campo de las armas nucleares y los misiles balísticos, han surgido amenazas para Israel, en especial de Irán.
Ambos hechos podrían conducir a un cambio de prioridades en cuanto a programas de armas, presupuesto y despliegue militares, señaló el Centro Jaffee.
Luego del derrocamiento de Saddam Hussein, en abril de este año, por la coalición invasora estadounidense-británica, el ministro de Finanzas y ex primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que la desaparición de la amenaza militar iraquí permitiría una reducción del presupuesto militar.
Incluso se habló de suspender la producción de los emblemáticos tanques Merkava y de comprar tanques estadounidenses más baratos.
La propuesta se inscribió en el marco de la política de austeridad de Netanyahu, que también realizó importantes recortes de fondos para programas de bienestar social, en un esfuerzo por disminuir el déficit presupuestal.
El ministro propuso que más de 600 millones de los 2.000 millones de dólares que se recortarían del presupuesto nacional se realizaran en el sector militar. Previsiblemente, hubo protestas del ministro de Defensa, Shaul Mofaz, y el recorte quedó al final en poco más de 200 millones de dólares.
El primer ministro Ariel Sharon advirtió sobre el peligro de recortar ciertos elementos del presupuesto, apuntando a la inestabilidad iraquí. Debemos ver cómo se desarrollan los acontecimientos aquí y en Iraq, dijo.
Mucho dependerá del tipo de gobierno que surja en Iraq y de la forma en que Estados Unidos maneje la situación, señaló Gerald Steinberg, analista estratégico de la Universidad Bar-Ilan, cerca del Tel Aviv.
Sin embargo, Steinberg pronosticó que Iraq no representará una amenaza de armas convencionales para Israel, por lo menos en la próxima década.
Probablemente, la fuerza de Iraq fue sobreestimada, pero es mejor sobreestimar que subestimar, dijo.
La gente aquí es cautelosa, en especial desde la guerra de Yom Kippur de 1973. En ese entonces, Israel subestimó a los egipcios; nunca pensamos que podrían cruzar el canal de Suez, y pagamos un alto precio por eso, recordó el analista.
Steinberg espera un mayor gasto en defensa contra armas no convencionales, en especial en vista de la amenaza de Irán, que recientemente probó su Shihab-3, un misil que puede llegar hasta Israel. La comunidad internacional sospecha que Irán está desarrollando también armas nucleares.
Israel desarrolló su propio sistema de misiles antibalísticos, el Arrow, que según el ejército sería eficaz contra el Shihab-3.
Ante la desaparición de la amenaza de las armas convencionales iraquíes en el futuro inmediato y el probable surgimiento de un programa de armas no convencionales en Irán, proyectos como el Arrow podrían transformarse en una prioridad.
Además de la reducción de la amenaza de armas convencionales, la caída del régimen de Saddam Hussein en Iraq tuvo efectos psicológicos, porque se trataba de uno de los gobiernos más antiisraelíes de la región, sugirió el Centro Jaffee.
Una de las consecuencias es la pérdida de fuerza del frente antiisraelí en la región, al menos temporalmente, y esto podría afectar en especial a los grupos radicales palestinos que recibían apoyo financiero de Iraq, opinaron analistas del Centro Jaffee.
Algunos analistas opinan que, además de modificar sus prioridades militares, Israel debería aprovechar su actual posición estratégica para promover la paz en la región, y arguyen que es más fácil realizar acuerdos desde una posición de poder, en especial sobre asuntos territoriales.
Pero estos argumentos han caído en saco roto. El público israelí define su seguridad en términos de su relación con los vecinos palestinos, y no con el distante Iraq.
Mientras continúen temiendo ataques suicidas en sus calles, los israelíes no aceptarán ningún acuerdo que pueda comprometer sus intereses de seguridad.