La reacción de 20 países en desarrollo al eje agrícola Estados Unidos-Unión Europea es uno de los hechos más notables previos a la conferencia de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en Cancún, opinó el secretario general de la Unctad, Rubens Ricúpero.
La polarizada discusión agrícola en el encuentro ministerial de la OMC, a celebrarse en ese balneario mexicano la semana próxima, condicionará la suerte del debate sobre inversiones y otros asuntos, sostuvo el secretario de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
Uno de los bloques se alinea en torno a la posición agrícola de Estados Unidos y la UE, compartida por la mayoría de los demás países industrializados.
Las dos potencias, que encabezan el grupo de naciones ricas y proteccionistas de su producción y comercio agrícolas, con subvenciones diarias de unos 1.000 millones de dólares, presentaron el 13 de agosto un documento sobre reformas apenas ligeras al actual régimen.
La reacción a ese acuerdo, expresada en la formación del Grupo de los 20, es ”una impresionante coalición de países en desarrollo” sin precedentes en la OMC ni en su antecesor hasta 1995, el GATT (Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio), opinó Ricúpero este jueves.
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En ese polo confluye la mayoría de los países en desarrollo más activos en las negociaciones comerciales que se realizan en Ginebra, como India, China, Brasil, Pakistán, Sudáfrica, Tailandia, México y Filipinas.
Las iniciativas agrícolas presentadas por ambos polos van a marcar el rumbo de la conferencia de Cancún, estimó Ricúpero.
”Veo una clara polarización de posiciones”, si bien ”no aplico la expresión en un sentido negativo”, explicó.
Aunque se trata de una división Norte-Sur, tal como la calificó el negociador comercial de la UE, Peter Carl, ”no lo es en la vieja interpretación ideológica, pues dentro del Grupo de los 20 hay naciones que sostienen visiones diferentes sobre la liberalización comercial”.
Ese grupo comprende a países como India o Brasil, por una parte, o Chile, México y Costa Rica, por otra, naciones ”que usualmente no toman las mismas posiciones en materia de apertura comercial”.
”Por tanto, es una cuestión de diferencias Norte-Sur, pero no por razones ideológicas, sino por su situación, por el hecho de que son países en desarrollo”, abundó.
El Grupo de los 20 anticipó que su propuesta tiene un alcance abarcativo, con la intención de tomar en cuenta los intereses de todas las partes. En consecuencia, mucho dependerá de la reacción de los otros países, con lo cual la conferencia se convertirá en una oportunidad interesante, predijo el funcionario.
Y ya que la agricultura será clave para determinar la suerte de Cancún, no vale la pena especular acerca del destino de las negociaciones sobre inversiones, pues es claro que si no hay solución agrícola, las demás cuestiones serán secundarias, evaluó el secretario de la Unctad.
La agencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) presentó precisamente este jueves su informe anual sobre las corrientes mundiales de inversión extranjera directa (IED).
Según el estudio, ese movimiento empezó a estabilizarse este año respecto de los niveles deprimidos que se registraron en 2002. Para 2004 se espera una posible recuperación de las corrientes de IED.
La corriente de IED del año pasado sumó 651.000 millones de dólares, la mitad del volumen registrado en 2000, cuando alcanzó una cifra récord. La contracción de 2002 respecto de 2001 fue general pues abarcó a 108 de 195 economías analizadas.
Una parte del informe de la Unctad se ocupa del fortalecimiento de la dimensión de desarrollo en los acuerdos internacionales sobre inversiones. Ricúpero aclaró que ese aspecto del trabajo no fue concebido para influenciar el proceso de Cancún.
Entre los temas que discutirán los ministros de los 146 miembros de la OMC figuran las reglas del comercio y las inversiones. Los países industrializados, en particular la UE y Japón, propician el lanzamiento de negociaciones para establecer normas que regulen las inversiones.
En contraste, la gran mayoría de los países en desarrollo, con India a la cabeza, se oponen a esa iniciativa pues cualquier inicio de negociación exige mayores exámenes previos.
En medios comerciales se interpreta que la UE y Japón pretenden compensar su debilidad negociadora en agricultura con propuestas en otras áreas donde tienen posición más dominante, como las inversiones, las políticas de competencia, la transparencia en compras gubernamentales y la facilitación del comercio.
Por su parte, la táctica de los países en desarrollo se orienta a recuperar las posiciones perdidas en las rondas de negociaciones anteriores, tanto en la OMC como en el GATT.
En ese sentido, Ricúpero observó que reequilibrar la apertura de los mercados es el objetivo más importante del ciclo actual de negociaciones, que comenzó con la conferencia de Doha, Qatar, en 2001, y concluirá el 1 de enero de 2005.
El desequilibrio no se limita a la agricultura, el sector más atrasado en la liberalización, sino que se extiende a otras áreas estratégicas para los países en desarrollo, como los textiles y el vestido.
Aun después del desmantelamiento del sistema de cuotas que imponían los países industrializados, en el comercio textil se mantienen aranceles muy elevados, lamentó el secretario de la Unctad.
Espero que en Cancún se trabaje para corregir esos desequilibrios porque esa fue la promesa de Doha, opinó.
Con relación a la marcha de las inversiones, Ricúpero estimó razonable esperar una recuperación. Todo depende de la fortaleza de las economías de los países industriales, entre las cuales se han advertido algunos signos de mejora.
Pero el factor económico no es el único determinante de las inversiones. También influye la atmósfera política internacional que afecta la confianza y las expectativas ante la economía, un asunto, para Ricúpero, sobre el que las previsiones pueden resultar prematuras.