Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) parecen ir camino a un nuevo enfrentamiento sobre el ejercicio de poder militar y político en el cada vez más inestable Iraq, donde las fuerzas ocupantes encabezadas por Washington tienen graves problemas.
Alemania, Francia y Rusia, tres miembros clave del Consejo de Seguridad del foro mundial, afirman estar dispuestos a que Washington mantenga el mando militar en Iraq, si traspasa la autoridad administrativa y política a la ONU y los iraquíes.
Eso significa que Paul Bremer, el estadounidense al mando de la administración civil de Iraq, deba rendir cuentas de sus actos a la ONU y a los iraquíes, dijo a IPS un diplomático árabe que pidió no ser identificado.
La respuesta del secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell fue una rápida y airada negativa, en una entrevista divulgada este jueves por la emisora qatarí de televisión vía satélite Al Jazeera.
Se nos sugiere que (…) todo lo que debemos hacer es levantarnos mañana por la mañana, encontrar a algún iraquí que pase por ahí, darle el gobierno y decirle: 'Ahora usted está a cargo. El embajador Bremer y el ejército estadounidense se van'. Eso no es una solución aceptable, afirmó.
En la actualidad, la administración de Iraq está formalmente a cargo de un Consejo Provisional de Gobierno de 25 integrantes, a quienes algunos llaman siervos de Estados Unidos, designados por Bremer y su Autoridad Provisional de Coalición (en referencia a la coalición encabezada por Washington que invadió y ocupó Iraq).
Estados Unidos propuso al Consejo de Seguridad una moción para autorizar la creación de una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz en Iraq, y luego Alemania, Francia y Rusia han planteado enmiendas a ese proyecto, para aumentar el grado de autodeterminación de los iraquíes.
El despliegue de esa fuerza aliviaría la presión sobre las tropas ocupantes de Estados Unidos, que tienen en promedio una baja por día desde que el presidente estadounidense anunció, el 1 de mayo, que la guerra en Iraq había terminado.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, invitó a discutir la cuestión este sábado en Ginebra a los ministros de Relaciones Exteriores de los cinco miembros permanentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Los cancilleres son Powell, el francés Dominique de Villepin, el ruso Igor Ivanov, el británico Jack Straw y el chino Li Zhaoxing.
Al invitar a representantes de los llamados Cinco Grandes, Annan dejó fuera a los países que son en la actualidad los 10 miembros no permanentes del Consejo: Alemania, Angola, Bulgaria, Camerún, Chile, España, Guinea, México, Pakistán y Siria.
El secretario general sabe quiénes son los amos. Lo sabe bien, dolorosamente bien, dijo a IPS el activista Jim Paul, de la organización no gubernamental Foro de Política Mundial, con sede en Nueva York.
Annan informó a todos los integrantes del Consejo que las discusiones sobre el borrador presentado por Estados Unidos sólo se realizarán a puertas cerradas, y los instó a mantener total reserva sobre los debates hasta que se logre un acuerdo.
De ese modo, el secretario general trata de evitar una situación como la que se produjo poco antes del comienzo de la guerra contra Iraq, cuando Francia advirtió públicamente que vetaría la aprobación de una propuesta presentada por Washington y Londres para autorizar ese ataque.
Ante esa situación, Estados Unidos podía optar por abstenerse del ataque o por llevarlo a cabo sin autorización expresa del Consejo, y eligió lo segundo.
No esperen que entre en muchos detalles, dijo Annan a periodistas el lunes.
De todos modos, adelantó que una parte esencial de las discusiones se relacionará con establecer una administración para que los iraquíes se ocupen de sus propios asuntos.
No se trata tanto de que la ONU se apropie de la administración de Iraq. Queremos acelerar la creación de un gobierno y la transferencia de autoridad hacia los iraquíes, explicó Annan, y afirmó que ese propósito también es el de la propuesta estadounidense al Consejo.
Washington quiere que su proyecto se apruebe antes del 23 de este mes, cuando está previsto que el presidente estadounidense George W. Bush hable en la Asamblea General de la ONU.
Si el Consejo aprueba la propuesta, se espera que Bush pida al primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee y al presidente pakistaní Pervez Musharraf que aporten de 20.000 a 30.000 soldados a la fuerza que se formaría para mantener la paz en Iraq.
Pero Paul dijo que su impresión, tras hablar en los últimos días con varios embajadores en la ONU, es que no habrá muchos voluntarios para la nueva fuerza, aunque el Consejo la apruebe.
Además, ya hay una grieta entre los iraquíes y la administración civil estadounidense en Iraq, comentó, en alusión a que el encargado de Relaciones Exteriores nombrado por el Consejo Provisional de Gobierno expresó su oposición a la presencia de tropas turcas en Iraq, mientras Washington trataba de que Turquía las enviara.
Existe un antiguo problema entre Iraq y Turquía, relacionado con la presencia en ambos países de minorías kurdas con aspiraciones separatistas.
Paul advirtió que es un error esperar que la autorización de la ONU al despliegue de una fuerza de paz determinará que los iraquíes la reciban con los brazos abiertos.
En Iraq, todos entienden que las fuerzas militares indias, pakistaníes y turcas van a mezclarse con las de Estados Unidos, y el bombardeo de la sede de la ONU en Bagdad, el mes pasado, debería ser interpretado por el foro mundial como una clara advertencia, opinó.
Aprobar la propuesta de Washington al Consejo sería una forma de avalar la ocupación estadounidense de Iraq, y en última instancia, la ONU se perjudicará por ser vista como un instrumento de Estados Unidos, concluyó el activista. (