El equilibrio tradicional en la Organización Mundial del Comercio (OMC) cambiará cuando reanude sus negociaciones tras la fallida V Conferencia Ministerial, realizada la semana pasada en el sudoriental balneario mexicano de Cancún, vaticinaron fuentes diplomáticas.
Las discusiones mantenidas en Cancún del 10 al 14 de este mes, que concluyeron sin acuerdos, mostraron indicios de una nueva relación de fuerzas entre los 146 Estados miembros de la OMC, que debería confirmarse cuando se reemprendan las negociaciones en Ginebra, indicaron.
El fracaso de Cancún representa un llamado de atención muy fuerte, pues evidencia que ya no se puede trabajar como antes, comentó Alfredo Chiaradia, representante de Argentina.
Un dato saliente de la V Conferencia fue que se negoció de manera explícita a través de grupos representativos de intereses diferentes, en particular de los países en desarrollo, opinó.
Chiaradia aludía al llamado Grupo de los 22 países en desarrollo (G-22), formado por Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Egipto, El Salvador, Filipinas, Guatemala, India, México, Pakistán, Paraguay, Perú, Sudáfrica, Tailandia, Turquía y Venezuela.
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Ese grupo fue formado semanas antes del inicio de la conferencia de Cancún, para contrapesar la iniciativa común de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), potencias proteccionistas de sus agricultores, en materia de comercio agrícola.
Más de 51 por ciento de la población mundial y 63 por ciento de los agricultores viven en los países del G-22, que suman más de un quinto de la producción agrícola y más de un cuarto de las exportaciones agropecuarias.
Luego de la formación del G-22, las posiciones se delinearon con claridad, afirmó el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, Rubens Ricúpero.
En ese sentido, la experiencia fue provechosa según el funcionario, quien expresó su esperanza de que el proceso negociador que continuará en Ginebra tome en cuenta esa nueva realidad.
La propuesta de Estados Unidos y la UE sobre comercio agrícola sirvió de base para la oferta que las autoridades de la OMC presentaron a los negociadores, y la creación del G-22 fue una reacción de países que aspiran a una liberalización más profunda del comercio agrícola, alegó Chiaradia.
Durante los debates de Cancún, también hubo posiciones comunes de la Unión Africana, integrada por todas las naciones de Africa, del Grupo de Estados de Africa, Caribe y el Pacífico, que reúne a ex colonias europeas, y de los Países Menos Avanzados según la clasificación de la Organización de las Naciones Unidas.
Otros miembros de la OMC, vinculados por su defensa extrema del proteccionismo a la agricultura, actuaron también de manera coordinada en Cancún. Entre esas naciones están Corea del Sur, Islandia, Noruega y Suiza.
Con la aparición de los agrupamientos, y en particular del G- 22, debe cambiar el sistema de toma de decisiones en la OMC, reflexionó Chiaradia.
Las potencias comerciales creían que podrían seguir obteniendo todo lo que desearan de las conferencias de ministros de la organización, donde se ejercen presiones e influencias. Pero esta vez no fue así, observó el negociador argentino.
Esa es la enseñanza de Cancún, donde nadie ganó y en cierto sentido todos perdieron, pero quedó claro que se deben concertar acuerdos de verdad, añadió.
Ricúpero elogió el papel del G-22 durante la conferencia ministerial y resaltó la solidez de la propuesta que presentara, al comentar esta semana los resultados de Cancún, en una reunión con diplomáticos de países en desarrollo.
La conferencia de Cancún concluyó el domingo, cuando faltaban pocas horas para su hora prevista de finalización y el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, presidente de la reunión, consideró que ya no sería posible concertar acuerdos.
Una polémica surgió de inmediato acerca del detonante de esa decisión, que algunas fuentes atribuyeron a los países africanos, por oponerse hasta último momento a abrir una negociación sobre los llamados temas de Singapur, impulsada en especial por la UE.
Con esa denominación se conocen cuestiones relacionadas con protección de inversiones extranjeras, políticas de competencia, facilitación del comercio mediante aduanas expeditivas y transparencia en compras de los gobiernos, pendientes desde la II Conferencia Ministerial de la OMC, realizada en Singapur en 1996.
Ricúpero evaluó que el fracaso de la conferencia se debió principalmente al que Estados Unidos y la UE cedieron muy poco en las discusiones sobre comercio agrícola.
Tuvo gran influencia en el resultado final la actitud conservadora del gobierno estadounidense sobre los subsidios que otorga a sus productores de algodón, opinó.
Benín, Burkina Faso, Chad y Malí demandaron la intervención de la OMC para evitar los daños causados por tales subsidios estadounidenses, de unos 4.000 millones de dólares anuales, a los agricultores algodoneros de esos cuatro países africanos.
Chiaradia sostuvo que la responsabilidad primera del fracaso de Cancún corresponde a quienes han tenido el manejo de la OMC durante años.
Las organizaciones no gubernamentales críticas de la OMC alegan que el gobierno de esa institución ha estado siempre en manos de cuatro potencias comerciales: Estados Unidos, Unión Europea, Japón y Canadá.
El debate sobre las causas del fracaso de la V Conferencia proseguirá en los días venideros, cuando se complete el retorno a Ginebra de diplomáticos y funcionarios que asistieron a esa cita.
El negociador uruguayo Carlos Pérez del Castillo reasumirá este lunes sus funciones como presidente del Consejo General de la OMC, y deberá convocar a ese organismo antes del 15 de diciembre para examinar los resultados de Cancún.
Mientras tanto, la actividad negociadora de la OMC entrará en un cono de sombra, y todo funcionará con suma lentitud hasta que realice una evaluación de lo ocurrido, vaticinó Chiaradia.