El ex capitán argentino Alfredo Astiz, símbolo de la represión durante la dictadura de 1976-1983, fue detenido este martes para ser juzgado en el país por graves violaciones de los derechos humanos, y otro juez lo reclama debido a un pedido de extradición procedente de Francia.
Astiz fue expulsado de la marina de guerra en 1998, tras afirmar en una entrevista periodística que era la persona mejor preparada para asesinar a un político o a un periodista.
El juez Sergio Torres pidió su detención y la de otros 12 uniformados acusados en la causa sobre la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), un centro clandestino de detención, tortura y desaparición forzada de la marina de guerra, por donde pasaron unos 5.000 prisioneros durante la dictadura.
La investigación sobre la ESMA estaba paralizada desde que se aprobó en 1987 la ley de obediencia debida, que salvó de ser juzgados a los militares que violaron los derechos humanos en cumplimiento de órdenes.
Esa ley fue declara nula por el Congreso el mes pasado, y poco después la Cámara Federal del Poder Judicial dispuso la reapertura de las causas bloqueadas en 1987, aunque las decisiones clave para el futuro de los acusados son fallos pendientes de la Corte Suprema acerca de la constitucionalidad de esa norma y de la de punto final.
La ley de punto final, que acotó el plazo para presentar denuncias por violaciones de los derechos humanos, fue aprobada en 1986, bajo presión militar al igual que la de obediencia debida.
Casi al mismo tiempo que Torres reactivaba el pedido de detención para imputados en la causa de la ESMA, el juez federal Alcindo Alvarez, de la austral ciudad de Bahía Blanca, pidió el arresto de Astiz para cumplir con un pedido francés de extradición.
Astiz está acusado de haber comandado la operación militar realizada en enero de 1977 en que fue secuestrada, cuando tenía 17 años, la desaparecida sueca Dagmar Hagelin.
Según varios testigos, Hagelin fue confundida con una presunta guerrillera a la cual los represores habían tendido una celada, y cuando intentó escapar, Astiz la hirió en la calle de un disparo, puso su cuerpo en el baúl de un automóvil.
Con base en otros testimonios, el abogado de la familia Hagelin sostiene que la joven fue llevada a la ESMA.
La presidenta de la organización de familiares de víctimas de la represión Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, expresó a IPS su esperanza de que Astiz sea juzgado en Argentina por secuestro, torturas y homicidio de tres fundadoras de ese grupo.
El ex capitán se infiltró entre las madres de desaparecidos en 1977, con el nombre de Gustavo Niño. Las madres lo protegíamos porque era muy joven. Nos había dicho que sus padres habían muerto y que su hermano estaba desaparecido, entonces lo acompañábamos a todos lados por miedo a que lo secuestraran, recordó la activista.
En los meses en que Astiz participó de las reuniones de Madres de Plaza de Mayo, fueron secuestradas tres de sus fundadoras y dirigentes: Azucena Villaflor, Ester Ballestrino de Careaga y Mary Ponce, así como otros familiares de detenidos desaparecidos, y las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet.
Todas esas personas fueron trasladadas a la ESMA y torturadas antes de ser víctimas de desaparición forzada.
A la semana siguiente de los secuestros, Astiz no apareció más. Las madres que nos reuníamos, que éramos unas 200, volvimos a ser 20, porque la mayoría tenía miedo, y otras agrupaciones de familiares de desaparecidos recomendaban inclusive no ir más a Plaza de Mayo, donde las Madres marchaban en demanda de información, rememoró De Bonafini.
Nunca sospechamos nada. Recién después de algunos meses de los secuestros nos avisaron que un hombre, con su misma apariencia pero con otro nombre, frecuentaba en París una organización de solidaridad con Argentina. Allí se habían dado cuenta que se trataba de un agente infiltrado de la marina, añadió.
Francia juzgó a Astiz en ausencia por la desaparición de las monjas, y lo condenó a reclusión perpetua. Ahora volvió a presentar un pedido de extradición, para que el ex capitán cumpla con su condena en aquel país o sea juzgado nuevamente en un proceso en el que esté presente y pueda defenderse.
El juez Alvarez reveló este martes que Astiz expresó dos veces en el último mes su voluntad de ser juzgado en Argentina. La primera vez fue en agosto, cuando estuvo detenido junto a unos 40 represores más, debido a un pedido de extradición de la justicia de España.
Ese pedido no fue tramitado por el Poder Ejecutivo español, con el argumento de que la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida permitía juzgar en Argentina a los reclamados por el juez Baltasar Garzón, y los detenidos fueron liberados.
Astiz no tiene rango militar ni pensión de la marina de guerra desde que fue destituido, pero cuando fue detenido por el pedido de la justicia española, miembros de la Armada se negaron a informar donde cumplía su arresto.
Este martes, el ex capitán quedó detenido una vez más en sede militar, en el edificio Libertad de la Armada.
Paralelamente, el juez federal Claudio Bonadío ordenó este martes la prisión preventiva de dos ex líderes de la agrupación guerrillera Montoneros: Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía, detenidos hace un mes en el marco de una causa sobre el homicidio en 1980 de 13 integrantes de ese grupo.
Bonadío ya había procesado a una docena de militares en esa causa, y consideró que Vaca y Perdía fueron partícipes necesarios de los crímenes, por haber decidido que las víctimas volvieran a Argentina del exilio en plena dictadura, para una contraofensiva. (