El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, cumplió este miércoles su primer año de mandato en medio de una fuerte tensión social y política, debido a la peor crisis económica en las últimas dos décadas que afecta los cimientos de la democracia.
El mandatario dijo en su discurso ante el Congreso legislativo que entiende la frustración de la población por la falta de respuestas a la dura situación económica que golpea principalmente a los más pobres.
Yo mismo estoy frustrado, señaló en una suerte de autocrítica en su informe que por ley está obligado a hacer al parlamento cada 6 de agosto, en coincidencia con la conmemoración de la independencia del país, el 178 aniversario esta vez.
Este año ha sido uno de los más difíciles que hemos tenido, sobre todo porque la situación política y social ha sometido a una dura prueba a la democracia, admitió Sánchez de Lozada ante el Congreso instalado en Sucre, la capital de Bolivia ubicada 580 kilómetros al sur de La Paz, donde está la sede del gobierno.
Con esas palabras intentó graficar las dificultades que le acarreó al gobierno del derechista Movimiento Nacionalista Revolucionario MNR) la férrea oposición del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), la segunda fuerza política del país encabezada por el líder campesino Evo Morales.
Morales pasó de bloquear rutas y paralizar las actividades en Bolivia en el pasado, al frente de columnas de trabajadores rurales y cultivadores de coca, a enfrentar muchas veces ahora con éxito las políticas de Sánchez de Lozada gracias al fuerte caudal de legisladores conseguidos en las elecciones de 2002.
Así, la precaria coalición parlamentaria que llevó al gobierno a Sánchez de Lozada lo obligó el martes a firmar un acuerdo con la derechista Nueva Fuerza Revolucionaria, la tercera fuerza electoral, para garantizar su apoyo a cambio de dos ministerios y otras cuotas de cargos en el Poder Ejecutivo.
En este marco, el desempleo abierto trepó a 13,5 por ciento de la población económicamente activa y la economía apenas creció en el primer trimestre del año 1,37 por ciento, según el estatal Instituto Nacional de Estadística.
Además, expertos calculan que de 50 por ciento del aparato productivo boliviano está en quiebra técnica por efecto de un imparable y largo proceso de destrucción de la industria nacional.
No es tema sólo de este gobierno, porque son cinco años de una crisis tremenda que destruye el aparato productivo y que afecta el sistema financiero y a la misma población a través del desempleo, dijo al diario La Razón de La Paz el presidente de la cámara empresarial boliviana, Carlos Calvo.
La crisis social consecuente de esta situación económica es la mayor amenaza no sólo para la gestión de Sánchez de Lozada sino para la propia estabilidad de la democracia reconquistada en 1982, según observadores.
El 12 y el 13 de febrero de este año fueron los días más complejos para el sistema democrático en los últimos 21 años, pues el gobierno perdió el control en medio de protestas sociales contra la implementación de un impuesto al salario.
Las protestas derivaron en violentos enfrentamientos entre la policía y efectivos de las Fuerzas Armadas frente a la sede gubernamental, en saqueos a comercios y oficinas públicas y vandalismo callejero, que dejaron como saldo 30 personas muertas y más de 200 heridas de bala.
Quizá por eso la expresión que más se escuchó este miércoles en los actos del 178 aniversario de la independencia de Bolivia fueron precisamente esas dos fechas, como testimonio del terror y la alerta de un país que más que celebrar miró acongojado esta celebración.
Es el momento de reconocer que nos falta mucho. Nos ha tocado el uno de los momentos más duros y difíciles en la historia del país. Si no aprendemos, quizá corramos el riesgo peligroso de repetir el 12 y 13 de febrero, dijo en su mensaje al Congreso el vicepresidente Carlos Mesa, un destacado periodista antes de ingresar en política.
Analistas entienden que a Sánchez de Lozada le corrersponde ahora, además de enfrentar la crisis económica, dar señales también en otros ámbitos.
El país no va a juzgar al presidente Sánchez de Lozada por lo que haga sólo en el campo de la economía, lo que debe hacer implica demasiadas cosas sobre las cuales es importante hacer algo como en la corrupción, afirmó el analista Jorge Lazarte, ex vocal de la Corte Nacional Electoral.
Por su parte, Morales atribuye los problemas del país a los errores de la administración de Sánchez de Lozada y niega haber ejercido un bloqueo sistemático del gobierno, como afirman sus adversarios políticos.
El que bloquea el desarrollo de los pueblos es precisamente el gobierno, y por eso es importante cambiar las medidas políticas y sociales que impulsa el presidente Sánchez de Lozada, dijo este miércoles en Sucre el líder del MAS. (