RUSIA: Huyendo del frío

Es verano en Siberia, pero no en el sentido común del término. En algunas zonas, la temperatura desciende por la noche a 40 y hasta 60 grados bajo cero, números sólo comparables a los del polo sur geográfico.

No sorprende entonces que cada vez más rusos abandonen esa región septentrional. Lo sorprendente es que hayan permanecido allí tanto tiempo, incluso tras el colapso parcial de los sistemas de electricidad y calefacción.

Ahora, en lugar de llevar más energía al norte, el gobierno ruso elabora planes para trasladar parte de la población al sur.

Cerca de 60 por ciento de la infraestructura eléctrica y de calefacción del norte está muy deteriorada, y ”en los próximos años la situación se volverá crítica”, advirtió el primer ministro Mijail Kasyanov a funcionarios locales en una reunión celebrada este mes en Yakutsk, en el este de Siberia.

Kasyanov prometió más apoyo financiero para las regiones del norte y los ciudadanos que viven en condiciones climáticas extremas. Las formas de ayuda consideradas comprenden desde programas de reubicación hasta subsidios directos, pero el gobierno se inclina por los primeros.

Cuarenta de las 89 regiones de Rusia son consideradas ”territorios del norte” y fueron históricamente zonas de exilio.

”Todos, prisioneros y guardianes, desean salir de ese infierno”, escribió Anton Chéjov hace un siglo.

Las cosas no han cambiado demasiado desde entonces, salvo que los residentes son libres de abandonar la región, y cada vez son más los que se deciden a hacerlo. Más de un millón de personas abandonaron los territorios del norte desde la desintegración de la Unión Soviética, en 1991.

Si la actual tendencia se mantiene, la población de Siberia, de 11 millones, se reducirá en un tercio en los próximos 20 años.

Moscú prometió en varias ocasiones más apoyo para la población de Siberia y el Lejano Oriente, las regiones más afectadas por las reformas económicas y la decadencia de los servicios públicos.

La Duma o cámara baja del parlamento ruso aprobó el mes pasado un proyecto de ley para aumentar las pensiones en los territorios del norte.

La disminución de las pensiones en esas zonas arrojó a gran parte de la población a la pobreza, declaró en el parlamento Valentina Pivnenko, presidenta de la Comisión de la Duma sobre el Norte y el Lejano Oriente.

Por eso, la permanencia de varios millones de rusos en los territorios del norte representa un grave problema, subrayó Andrei Markov, gerente del Proyecto de Reestructuración del Norte, respaldado por el Banco Mundial.

El proyecto gubernamental tiende a mejorar la calidad de vida de los habitantes del norte del país o a trasladarlos.

”Muchas personas llegaron al norte durante la era soviética, atraídas por los altos subsidios y salarios, pero ahora el gobierno ya no le ve el sentido a esos subsidios y estudia formas de resolver el problema”, dijo Markov a IPS.

El Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio anunció planes en mayo para reubicar a más de medio millón de personas, pero no publicó un cronograma concreto.

Según Markov, ya se registraron unas 800.000 personas, pero todavía no se han mudado por falta de fondos, ya sea propios o del gobierno.

Gran parte de los problemas actuales se relacionan con los sistemas de calefacción central instalados durante la era soviética. El mantenimiento de estos sistemas, que bombean agua caliente a través de los edificios, cuesta entre siete y ocho veces más que en Moscú, según Markov.

El gobierno soviético subsidiaba el mantenimiento de esos sistemas, pero ahora el dinero se está acabando.

Mientras, el Banco Mundial respalda proyectos piloto en la septentrional ciudad de Vorkuta; en Norilsk, en el oeste de Siberia, y en Magadan, en el Lejano Oriente, para reubicar a 25.000 personas a un costo de 3.000 dólares cada una.

Este ”subsidio de migración” tiende a ayudar a los migrantes a adquirir una vivienda en municipios de Rusia central.

Los planes de reubicación no incluyen a los grupos indígenas del norte, que el gobierno llama ”pueblos numéricamente pequeños”.

”El gobierno nunca ha apoyado lo suficiente a esos grupos”, dijo a IPS Dmitry Founk, jefe del departamento de Siberia y el Lejano Oriente del Instituto de Etnología y Antropología, con sede en Moscú.

”Los subsidios gubernamentales destinados a ayudar a esas comunidades han sido mal utilizados”, agregó.

En el pasado se han planteado propuestas para establecer un Banco Artico de Reconstrucción y Desarrollo, pero no se ha avanzado mucho en esa dirección. (

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