El gobierno de Israel impuso una serie de limitaciones al trabajo de la cadena de radio y de televisión británica BBC, como protesta por lo que considera una cobertura sesgada del conflicto en los territorios palestinos ocupados.
Desde este mes, la BBC (British Broadcasting Corporation) no puede entrevistar en vivo a portavoces del gobierno de Ariel Sharon y debe soportar demoras para obtener acreditaciones para asistir a determinadas reuniones o conferencias de prensa.
Las críticas israelíes se sumaron a la polémica creada en Gran Bretaña luego de que el experto en armas David Kelly hiciera declaraciones reservadas a la BBC, admitiendo que el gobierno del primer ministro Tony Blair había exagerado datos de inteligencia para justificar la invasión a Iraq.
La BBC divulgó las declaraciones sin nombrar a Kelly, lo que desató una crisis política en el gobierno de Blair.
El nombre de Kelly se hizo público cuando se inició una investigación en el parlamento. Pero poco después, Kelly fue hallado muerto en un bosque con heridas en una muñeca. Aún se investiga si fue un suicidio.
”No puedo decir que esté sorprendido por los problemas que tiene ahora (la BBC) en Gran Bretaña. Si no trabajan de forma profesional y responsable en un lugar, es de esperar que tengan los mismos problemas en cualquier lado”, dijo el director de la Oficina de Prensa del gobierno israelí, Daniel Seaman.
La Oficina es la agencia encargada de atender a los periodistas, suministrar acreditaciones, distribuir comunicados oficiales y facilitar la entrada y el trabajo de periodistas extranjeros a Israel.
”Las críticas contra Israel no son molestia. No tomamos medidas contra los medios de prensa que nos critican. Aquí todos pueden trabajar libremente. Pero con ellos (la BBC) las cosas eran muy distintas. Su forma de trabajar trae a la mente los excesos en la oscura historia del antisemitismo”, dijo Seaman.
El funcionario señaló que la cadena británica repitió una y otra vez ”acusaciones sin fundamento” contra el gobierno del primer ministro Ariel Sharon, como el supuesto uso de armas químicas contra palestinos en Gaza.
”La BBC lo sigue mencionando sin decir que demostramos la falsedad de la versión. Hacen lo mismo con la supuesta masacre de palestinos en (la septentrional ciudad cisjordana de) Jenín. La propia ONU (Organización de las Naciones Unidas) concluyó que no hay pruebas de una masacre. Pero la siguen llamando así”, señaló.
Seaman acusó a la BBC de querer ”satanizar” al Estado judío, y dijo que la gota que rebasó el vaso fue un informe sobre el plan de desarrollo nuclear israelí, ”en el que se presentaba a Israel como un país renegado”.
El jefe de la corresponsalía de la BBC en Jerusalén, Andrew Steele, rechazó las críticas y aseguró que la cadena no repite acusaciones sin fundamento.
”Trabajamos de la misma manera en cualquier lugar. No tenemos otro objeto que hacer el mejor reportaje que podamos. Informamos lo que ocurre y lo que se dice. No hacemos nada diferente de otro medio”, señaló.
Steele se negó a comparar las críticas recibidas por el gobierno de Blair con las hechas por Israel. ”No creo que haya ninguna relación. Soy el único responsable por la cobertura aquí y estoy satisfecho. Hacemos el mismo trabajo profesional en todos lados”, afirmó.
El periodista dijo que la BBC no está preocupada por las críticas ni por los obstáculos impuestos a su trabajo.
”No podemos tener a ningún portavoz gubernamental israelí en el aire y sufrimos algunas demoras en obtener las acreditaciones. Pero es sólo eso, y no significa que no vamos a poder hacer más nuestra cobertura en Israel”, señaló.
El gobierno israelí aclaró que no tiene intención de hacer imposible el trabajo de la BBC. ”Este es un país democrático y libre. Ellos pueden trabajar aquí y asistir a las conferencias de prensa, pero suspendimos en su caso la cooperación especial y amistosa que brindamos a los periodistas”, señaló.
La Asociación de la Prensa Extranjera en Israel expresó preocupación por el conflicto y advirtió en un comunicado que tomar medidas contra un medio por su cobertura ”es entrar en un terreno resbaladizo que puede derivar en intentos ilegítimos de ejercer presión política”.
”Esto va en contra de los preceptos de libertad de prensa en un país democrático”, sostuvo la asociación.
La relación del gobierno israelí con la prensa se hizo más difícil desde que estalló la segunda intifada (insurrección popular palestina contra la ocupación) en septiembre de 2000. La Oficina de Prensa impuso reglas más severas, y sobre todo después de que Seaman asumió la dirección hace dos años.
En este periodo se produjeron varios conflictos con periodistas palestinos que trabajan para medios extranjeros, a muchos de los cuales se les negó acreditaciones ”por razones de seguridad”.
Esto hizo más difícil para algunos medios de prensa trabajar en los territorios ocupados. Sus corresponsales no pueden contar con traductores palestinos.
También hubo una serie de quejas y acusaciones de presión a periodistas extranjeros que salen y entran al país. En ciertos casos, las autoridades israelíes se incautaron de computadoras y equipos también arguyendo ”razones de seguridad”.
Seaman asegura que su oficina hace todo lo que puede para resolver estos problemas. ”Ningún otro país hace tanto para recibir a la prensa extranjera como nosotros”, subrayó. (