La resolución de la última crisis de liderazgo palestino recordó a Israel y a Estados Unidos que Yasser Arafat es aún el principal agente de poder en Medio Oriente y el símbolo más potente de las aspiraciones palestinas.
La figura del presidente Arafat salió fortalecida del acuerdo alcanzado el lunes en Ramalá con el primer ministro Mahmoud Abbas (también llamado Abu Mazen) acerca de las negociaciones con Israel, según analistas.
”No creo que Arafat vea todo esto como una lucha con Abu Mazen, sino con Estados Unidos e Israel”, que lo forzaron a crear el puesto de primer ministro, opinó Alí Jarbawi, profesor de ciencia política de la Universidad Bir Zeit, de Cisjordania.
Arafat ”considera que la institución de la figura del primer ministro fue un intento por despojarlo de su poder, por lo tanto el enfrentamiento sería con cualquiera que ocupara ese cargo”, explicó el académico.
Las encuestas de opinión indican que Arafat es todavía el líder más popular entre los palestinos y que su figura experimentó un resurgimiento como consecuencia de su postura firme ante la presión de Estados Unidos e Israel.
En cambio, la popularidad de Abbas ha decaído constantemente desde el relanzamiento de las negociaciones palestino-israelíes en la cumbre de Aqaba, Jordania, el 4 de junio.
Durante la última crisis entre ambos líderes, Israel acusó a Arafat de tratar de debilitar a su primer ministro. Un asesor del gobierno israelí replanteó la opción de deportar a Arafat desde Cisjordania, pero eso habría significado la renuncia inmediata de Abbas.
”La legitimidad y autoridad de Abu Mazen se basan en su cercanía con Arafat. Si Arafat desapareciera del mapa, todo el castillo de naipes se derrumbaría”, opinó Yoni Fighel, investigador de política palestina del Centro Interdisciplinario de Herlzliya, al norte de Tel Aviv.
El primer ministro israelí Ariel Sharon y el presidente estadounidense George W. Bush se han esforzado denodadamente por marginar a Arafat, líder histórico de la lucha contra la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Sharon le impuso al líder palestino una restricción de viajes, sitió su sede en Ramalá y ordenó demoler la mayor parte de ese edificio. Además, lo llamó ”irrelevante” y esta semana pidió en Londres a su par británico Tony Blair que lo aislara, pero su pedido fue rechazado.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ya había transmitido una visión similar del conflicto de Medio Oriente en un discurso pronunciado en junio de 2002.
”La paz requiere un liderazgo palestino nuevo y diferente… Exhorto al pueblo palestino a elegir nuevos líderes, que no estén comprometidos con el terror”, dijo Bush, en clara referencia a Arafat.
A principios de este año, cuando Arafat finalmente aceptó crear el cargo de primer ministro, funcionarios de inteligencia israelíes predijeron que pronto el presidente quedaría marginado.
Pero el líder palestino, aunque asediado y confinado, mantiene el control de casi todos los asuntos que controlaba antes.
”Israel no puede deportar ni matar a Arafat porque sabe que la consecuencia sería el caos por muchos años”, dijo Jarwabi a IPS.
”Israel dice que (Arafat) es irrelevante, pero lo culpa por todo. Si es irrelevante, ¿cómo se lo puede culpar?”, preguntó.
Arafat nunca quiso la creación del cargo de primer ministro, por considerarlo un intento por debilitar su dominio. En el marco de la lucha de poder sobre las reformas de la Autoridad Nacional Palestina y la dirección del proceso de paz, presidente y primer ministro chocaron en varias ocasiones.
Uno de los asuntos que los dividieron fue el control de los servicios de seguridad, porque Arafat se negó a ceder demasiado poder a Mohammed Dahlan, el jefe elegido por Abbas.
Pero la sensible cuestión de los palestinos presos en Israel fue la que dio a Arafat la mayor oportunidad de hacer sentir su su poder.
Junto con otros miembros de su partido Fatah, Arafat comenzó a criticar duramente a Abbas por ser demasiado blando en sus negociaciones con Sharon para la liberación de prisioneros palestinos.
Abbas amenazó la semana pasada con renunciar a su cargo si el partido insistía en tácticas de negociación inaceptables para él.
Pero ambos líderes llegaron a un acuerdo el lunes en Ramalá (probablemente transitorio) por el que Abbas se mantendrá en su cargo y los dos coordinarán todas las negociaciones con Israel.
Pocos observadores experimentados creían que Abbas pudiera renunciar por una disputa con Arafat.
”Abu Mazen fue insultado por Arafat muchas veces en el pasado”, recordó Fighel.
”Ellos han estado juntos muchos años. Pueden tener diferencias tácticas, pero esto no es lo que hará renunciar a Abu Mazen. Lo que sí podría hacerlo renunciar es la cuestión de la liberación o no liberación de prisioneros palestinos con 'sangre en las manos'”, dijo.
En todo caso, el enfrentamiento entre ambos líderes puso de relieve el papel central de Arafat.
El presidente ”todavía cuenta con el apoyo de la abrumadora mayoría de los palestinos”, destacó Jarwabi. (