La creciente participación de soldados en tareas de ayuda humanitaria en países en guerra amenaza la esencia misma de esa labor, advirtieron la ONU y organizaciones no gubernamentales.
La comunidad internacional de ayuda humanitaria se opone a que los soldados realicen esa tarea, con un pan en una mano y un arma en la otra. Esto desacredita a la auténtica ayuda humanitaria, dijo a IPS James Jennings, presidente del grupo Conscience Internacional, con sede en Atlanta, Estados Unidos.
Desde los años 90, las fuerzas militares han asumido cada vez más funciones civiles como la distribución de agua, alimentos, electricidad, medicinas y otros suministros para las víctimas de la guerra, advirtió el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, en un informe.
Esto se hizo más evidente en las guerras de Afganistán e Iraq y amenaza con eliminar la distinción entre trabajadores humanitarios civiles y tropas armadas, advirtió.
Esta incursión en lo que ha sido tradicionalmente el 'espacio humanitario' plantea un conflicto de principios, así como cuestiones políticas y operativas, agregó Annan.
Organizaciones no gubernamentales (ONG) y agencias humanitarias que trabajan en zonas de guerra han manifestado su oposición al concepto de ayuda militar humanitaria.
Los grupos de asistencia que trabajan en Bagdad expresaron frustración porque las fuerzas militares de Estados Unidos son las principales proveedoras de ayuda, dijo Jennings.
Además, las ONG internacionales temen que las agencias humanitarias financiadas por Estados Unidos sean vistas como extensiones de la ocupación militar estadounidense, agregó.
Desafortunadamente, muchas agencias que compiten por los fondos de Estados Unidos no comprenden bien los obstáculos de seguridad que representa la aceptación de esas donaciones, lamentó Jennings.
Ese no es el caso de la organización humanitaria Oxfam/Estados Unidos, que rechazó fondos de ese país para sus tareas en Iraq.
Por principio, no aceptamos dinero de ninguna de las partes beligerantes. No podemos recibir órdenes del ejército estadounidense, declaró el presidente de Oxfam, Raymond Offenheiser.
En su informe, actualmente a consideración del Consejo Económico y Social en Ginebra, Annan destacó que la cuestión de las relaciones civiles-militares pasó a primer plano en el contexto de la guerra en Iraq.
El secretario general consideró necesario que las fuerzas de ocupación estadounidenses y británicas ponderen las responsabilidades de protección a los civiles frente al papel tradicional de la ONU y otras organizaciones que ofrecen ayuda a los necesitados.
Luego de tres años de deliberaciones, la ONU emitió en junio una serie de pautas para la participación militar en actividades humanitarias, desarrolladas en colaboración con la comunidad humanitaria internacional.
Las pautas establecen que esa participación debería limitarse claramente en el tiempo y en el espacio, y además el personal militar que ofrezca asistencia directa no debe estar armado.
La ONU advirtió que la razón de la participación de fuerzas militares en tareas de ayuda a la población civil puede ser puramente humanitaria, pero también puede estar motivada por un deseo de legitimar sus misiones, obtener datos de inteligencia o aumentar la protección de las fuerzas.
Por estas razones, el trabajo humanitario debe ser realizado por organizaciones humanitarias, señaló la organización.
Jennings celebró la iniciativa de Annan de formular las pautas.
Nadie discute la necesidad de que fuerzas militares administren por lapsos breves áreas civiles bajo su control, durante o después de hostilidades, como ocurrió en Alemania y Japón después de la segunda guerra mundial, dijo.
Sin embargo, aclaró, la comunidad de ayuda humanitaria ha sido enfática en su condena al uso de ejércitos de ocupación como vehículos primarios para la asistencia.
La participación militar en tareas humanitarias conduce a una perniciosa confusión de papeles, que en el mejor de los casos es un juego político para ponerle un rostro benigno a un negocio muy sangriento, afirmó Jennings.
Y en el peor de los casos, (esa participación) pone en peligro la vida de los auténticos trabajadores humanitarios, que pueden ser identificados con las fuerzas invasoras, advirtió.