Científicos de Estados Unidos emplearán 10 años para despejar las dudas del gobierno de George W. Bush sobre las causas del recalentamiento planetario, en lugar de atacar el origen humano del fenómeno ya identificado por la mayoría de los expertos del mundo.
El gobierno de Bush está utilizando la incertidumbre científica sobre el cambio climático para retrasar acciones concretas de reducción de las emisiones de gases invernadero, dijo a IPS el asesor político de la organización ambientalista Greenpeace Internacional, Steven Guilbeault.
Es claro para todos que se trata de una acción dilatoria para permitir que Estados Unidos mantenga elevadas sus emisiones de gases invernadero, resultantes de sus procesos industriales y del transporte, advirtió Guilbeault.
El secretario de Comercio estadounidense Don Evans presentó este jueves el Plan Estratégico del Programa Científico sobre Cambio Climático, de 330 páginas, que asigna 4.500 millones de dólares al año a 13 agencias del gobierno que realizarán investigaciones científicas.
El plan no establece ninguna reducción de emisiones de gases invernadero ni otras medidas, pero promete la producción de 20 nuevos informes sobre cambio climático en los próximos dos años para eliminar la incertidumbre científica.
Hace ocho años, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el que participaron más de 2.000 científicos de 100 países, concluyó que los gases invernadero eran la principal causa del cambio climático.
Los gases invernadero presentes en la atmósfera permiten la llegada de la radiación solar a la superficie de la Tierra, pero impiden que el calor resultante se disipe hacia el espacio exterior.
El principal de esos gases es el dióxido de carbono, emitido por la quema de combustibles fósiles como el carbón, derivados del petróleo y el gas en los medios de transporte y los procesos industriales.
Dadas las contundentes evidencias científicas, la mayoría de los gobiernos del mundo, incluido Estados Unidos, firmaron en 1997 el Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que compromete a las naciones del Norte industrial a reducir sus emisiones de gases invernadero.
Pero en 2001, el mismo año en que asumió la presidencia, Bush retiró la firma de Estados Unidos del Protocolo, con el argumento de que su país debería pagar un alto costo económico por la reducción del uso de combustibles fósiles. Al mismo tiempo, puso en tela de juicio las conslusiones del Panel Intergubernamental.
Para entrar en vigor, el tratado debe ser ratificado por 55 países partes, y que entre ellos sumen 55 por ciento de las emisiones del Norte industrial. Hasta ahora, los 110 firmantes suman 43,9 por ciento de las emisiones.
Estados Unidos es el principal emisor de gases invernadero, con 25 por ciento del total. Rusia, con 17 por ciento, se resiste a ratificarlo luego de apoyarlo decididamente los años anteriores. Por su parte, los 15 países de la Unión Europea (UE) completaron el año pasado el proceso de ratificación.
El 100 por ciento de certidumbre científica existe en muy pocas cosas, y el uso de ese hecho por parte del gobierno de Bush molesta al científico atmosférico Michael MacCracken, quien encabezó el equipo estadounidense para determinar el impacto del cambio climático entre 1993 y 2001.
No podemos esperar hasta que tengamos un perfecto conocimiento sobre el cambio climático, dijo MacCracken a IPS.
Científicos de todo el mundo reconocen la amenaza del cambio climático. Debemos actuar ahora, no dentro de un decenio, como propone Bush en su nuevo plan, dijo Guilbeault.