INDIA-PAKISTAN: Y sin embargo se mueve

El proceso de acercamiento entre India y Pakistán, los dos rivales nucleares de Asia meridional, avanza con mucha lentitud pero por primera vez con firmeza y a través del diálogo, pese al escepticismo general.

”La paz solo se concretará cuando sea el momento clave. Por ahora se está abriendo muy despacio una puerta”, sostuvo el experto Prashant Dikshit, subdirector del Instituto de Estudios sobre Paz y Conflictos de Nueva Delhi, centro académico independiente especializado en seguridad de Asia meridional.

El primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, anunció el 18 de abril su interés en iniciar un progresivo acercamiento con Islamabad, convocatoria que fue correspondida de inmediato por el gobierno pakistaní.

Nueva Delhi e Islamabad coinciden en que es posible la solución de asuntos bilaterales delicados a través del diálogo, y restablecer las relaciones diplomáticas interrumpidas en diciembre de 2001 luego de un ataque terrorista al parlamento indio que el gobierno de Vajpayee atribuyó a grupos apoyados por Pakistán.

Desde 1947, cuando se independizaron del imperio británico, ambos estados se disputan el control de Cachemira, una zona rica en petróleo donde la mayoría de la población es musulmana, al igual que en Pakistán.

El diferendo fue el motivo de tres guerras entre India y Pakistán. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció una frontera provisional —la llamada línea de control— a través de la cual el intercambio de fuego es frecuente.

En la parte bajo control de India, integrada al estado de Jammu y Cachemira, actúan grupos rebeldes separatistas, que han perpetrado en los últimos años varios atentados.

El canciller pakistaní Khurshid Mehmood Kasuri dijo el domingo a la cadena de radio y televisión británica BBC que su gobierno estaba decidido a poner fin a las acciones militantes en la frontera con India. Las diferencias por Cachemira han sido hasta ahora el principal obstáculo para el diálogo.

”Nunca dijimos que tenía que haber un terrorismo fronterizo. Lo que hemos dicho es que nuestro gobierno está haciendo lo mejor de sí para detenerlo”, afirmó Kasuri.

Las declaraciones del canciller fueron consideradas por la prensa india y pakistaní como la primera admisión pública por parte de un alto funcionario de Islamabad de la existencia de activistas armados que cruzaban la frontera en Cachemira.

El experto Dikshit consideró otra señal positiva el hecho de que a comienzos de mayo India hubiera lanzado un vasto operativo aéreo contra campamentos de militantes en Cachemira sin que ello provocara alguna reacción de Pakistán.

”No había otra opción que usar el poder aéreo y las fuerzas armadas indias tenían buenas razones para no haber recurrido a él antes”, señaló Dikshit.

Hay evidencias de que varios campamentos de militantes en el lado pakistaní de la línea de control fueron desmantelados, agregó, porque Islamabad, ante la fuerte presión de Estados Unidos, debió cambiar su política de apoyo a los grupos separatistas de la Cachemira india.

India y Pakistán, junto con Corea del Norte, son los únicos países que han declarado poseer armas nucleares al margen de los miembros permanentes de Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia).

La frontera de 1.000 kilómetros que los divide es cruzada con frecuencia por activistas islámicos y por un contrabando estimado de 5.000 millones de dólares anuales.

Otra señal del acercamiento fue el anuncio de India de la reanudación en julio de una línea de transporte por ómnibus entre Nueva Delhi y la fronteriza ciudad pakistaní de Lahore, que había sido inaugurada por Vajpayee en febrero de 1999.

Pero el primer ministro indio, quien ya había hecho un intento de paz al invitar a Musharraf para una cumbre en la septentrional ciudad india de Agra en julio de 2001, ahora va más despacio.

Vajpayee dijo el miércoles a periodistas, a su regreso de una gira por Alemania, Francia y Rusia, que sólo será posible una cumbre ”si se pone fin al terrorismo fronterizo”.

También dijo que cualquier conversación sobre Cachemira debe ”comenzar con la parte que está ocupada por Pakistán”.

Pero tan significativas como las declaraciones del primer ministro indio fueron las del gobierno de Musharraf.

”No creo que haya necesidad de responder (a Vajyapee) ahora. Estamos esperando el tiempo oportuno para el diálogo”, dijo en televisión el ministro de Información pakistaní Rashid Ahmed.

La puerta hacia la paz se abrió aun más luego de la visita el mes pasado a Nueva Delhi e Islamabad del subsecretario de Estado (vicecanciller) de Estados Unidos, Richard Armitage, en la que la seguridad fronteriza fue el asunto central de las conversaciones.

Poco después de la visita de Armitage, Islamabad ordenó la detención de varios dirigentes de la organización radical islámica Hizbul Mujaidín, que pretende la anexión a Pakistán de la parte india de Cachemira.

No obstante, autoridades indias creen que Pakistán podría hacer más. El jefe de policía de la Cachemira india, K. Rajendra, dijo que Islamabad debería detener y extraditar al líder del Hizbul Mujaidín, Syed Salahuddin.

Otro acontecimiento positivo para India fue la sorpresiva salida del partido propakistaní Jamaat E Islami de la coalición Comité Multipartidario Hurriyat. Nueva Delhi cree que eso disminuirá la influencia de los separatistas.

No obstante, todavía hay rencores que hacen difícil el camino hacia la paz.

Luego de que Vajpayee ofreciera sorpresivamente ”la mano de la amistad” a Islamabad en abril, el canciller indio Yashwant Sinhg dijo que Pakistán era el país ”más irresponsable”, e incluso llegó a sugerir la necesidad de una ”acción preventiva” como la tomada por Estados Unidos contra Iraq.

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