La gobernante derecha de Francia emplea viejos métodos contra la izquierda, a la que acusa de antipatriótica por oponerse a su proyecto de reforma jubilatoria.
El ex primer ministro Laurent Fabius, del opositor Partido Socialista, acusó al actual jefe de gobierno, Jean Pierre Raffarin, de apelar al viejo tema de la traición a Francia.
En un acto de la oficialista Unión por un Movimiento Popular el martes, Raffarin atribuyó el rechazo sindical y político al proyecto gubernamental de reforma previsional a que la izquierda olvidó de qué se trata Francia. Además, acusó a los partidos Comunista y Socialista de traición a la patria.
Las críticas de Raffarin fueron parangonadas por dirigentes opositores, sindicalistas y expertos a las lanzadas por derechistas franceses en los años 30 contra el entonces gobernante Frente Popular, de izquierda, al que solían calificar de antifrancés.
Las declaraciones del jefe de gobierno originaron tal enfrentamiento en la Asamblea Nacional (parlamento), que el presidente del órgano, Jean-Michel Debré, resolvió suspender la sesión el martes.
Los legisladores socialistas exigieron a Raffarin una disculpa pública. Amamos a Francia tanto como usted, sostuvo el líder del bloque socialista en la Asamblea, Jean-Marc Ayrault.
El subdirector del diario Le Monde, Edwy Plenel, escribió: Este es el verdadero Raffarin. Para llevar a cabo sus planes, él y la derecha francesa no vacilan en recurrir a insultos que todos nosotros creíamos pertenecientes a un pasado que no regresaría.
Esos insultos pertenecen a una época en que la derecha se creía poseedora de un monopolio exclusivo sobre los intereses nacionales, añadió Plenel.
De todos modos, la columnista del diario Liberation Vanessa Schneider recordó que Raffarin había efectuado acusaciones similares durante la campaña electoral hace un año pero entonces nadie le prestó atención. El primer ministro francés está cada vez más rudo, sostuvo la periodista.
Mientras Raffarin acusaba a socialistas y comunistas de defender el partido antes que a la patria, la policía utilizaba gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar manifestaciones en las inmediaciones del parlamento.
Los sindicatos se oponen a la reforma del sistema jubilatorio propuesta por el gobierno, a la que consideran el desmantelamiento del estado de bienestar. Los organizadores afirman que un millón de personas se sumaron a las propuestas del martes, 200.000 de ellas en París.
La protesta frente a la sede de la Asamblea Nacional fue disuelta apenas comenzó el debate parlamentario.
La policía empujó a los manifestantes a calles cercanas y obligó a muchos a buscar refugio en el teatro de la Opera, a un kilómetro de distancia, donde se debió suspender un espectáculo.
Sesenta manifestantes fueron arrestados y varios resultaron heridos, entre ellos periodistas.
Las protestas contra la propuesta de reforma jubilatoria han sido continuas desde mediados de mayo. Las huelgas detuvieron los servicios de transporte urbano y regional, así como aeropuertos, escuelas, hospitales y la recolección de basura.
El gobierno propuso aumentar la cantidad mínima de años trabajados por los empleados del gobierno a fin de acceder a la jubilación de los actuales 37,5 a 42 para 2020. En el caso de los privados, el aumento sería de 40 a 42.
Además, la iniciativa prevé un mayor ingreso para los jubilados que se retiren a edad más avanzada, así como reducirlo en el caso de quienes opten por una jubilación temprana..
Los sindicatos aseguran que esos planes resultarán en una reducción de las pensiones de hasta 30 por ciento para 2020, y que las más perjudicadas serán las mujeres.
Pero el gobierno insiste en avanzar a pesar de la oposición sindical. (