Los conflictos de maestros cruzan América Latina de norte a sur, en muestra fiel de una de las peores crisis educativas de una región donde el magisterio se resiste a aprender a vivir con un dólar por día, o menos.
Educadoras y educadores de Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú llevan adelante huelgas laborales o de hambre, mientras en otros países se mantienen en conflicto, reclamando aumentos de sus deprimidos salarios y mejoras en su actividad.
El descontento pasa por la falta de inversiones, precarias condiciones de trabajo y contratación y ausencia de concursos en el área pública y carreras estables, explicó a IPS el diputado brasileño Carlos Abicalil, del Núcleo de Educación del gobernante Partido de los Trabajadores.
Ese deterioro se debe principalmente a la mala gestión y a la corrupción, un problema común en América Latina, que reduce la eficiencia de los recursos y que se debe atacar aumentando las inversiones y rescatando los salarios, añadió.
Con pocas excepciones, las retribuciones han oscilado entre 100 y 300 dólares mensuales, tanto en los años 90, cuando el crecimiento económico se mantuvo en muchos países entre tres y siete por ciento anual, como luego de las crisis que se sucedieron desde 1998.
Maestros y maestras reciben hoy salarios de 120 dólares mensuales en Argentina y Brasil, 170 en Bolivia, 200 en Perú y Uruguay, 250 en Ecuador y 300 dólares en Colombia, México y Venezuela.
Aparecen como privilegiadas las educadoras y educadores de Costa Rica, con 500 dólares, y de Chile con 650.
Retribuciones coherentes con los recursos destinados a la educación, de 2,5 a cuatro por ciento del producto interno bruto (PIB), salvo en México con 6,6 por ciento, muy cerca de lo aconsejado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La recomendación de la Unesco de destinar al menos siete por ciento del PIB a la educación sólo es superada en la región por Cuba, que en 2001 dispuso 8,1 por ciento de lo producido en ese país.
Pese a que el presupuesto educativo mexicano es uno de los más altos de América Latina, ese asunto y el aumento salarial son los puntos centrales del reclamo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que reclama un aumento a 12 por ciento del PIB para superar el rezago de años.
Unos 5.000 maestros y maestras de enseñanza pública del interior de México, que declaran representar en su CNTE a unos 300.000 de los 1,5 millones de colegas del país, permanecen desde hace más de un mes en la capital en demanda de 100 por ciento de incremento de sueldos.
La CNTE no aceptó el aumento de casi ocho por ciento acordado a comienzos de mayo entre el gobierno y el mayoritario Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Pero el conflicto magisterial de mayor repercusión regional tiene como escenario Perú, donde el gobierno impuso el estado de emergencia e intimó a los huelguistas a volver a clases, luego de un mes de paralización en demanda de un aumento salarial de por lo menos 50 dólares.
El ministro de Economía, Javier Silva, en cambio, asegura que no puede ceder más de 28 dólares de incremento para no violar el acuerdo fiscal con el Fondo Monetario Internacional.
Perú destina a la enseñanza tres por ciento del PIB —casi igual porcentaje que insume el pago de la deuda— para atender casi ocho millones de alumnos y 280.000 educadores, cuyos sueldos de 200 dólares, son de los más bajos del Estado.
Los maestros piden se duplique el presupuesto, para que alcance siquiera a seis por ciento del PIB, menos del mínimo recomendado por la Unesco, explicó a IPS el dirigente sindical Olmedo Auris.
Tampoco en Ecuador los educadores se quedaron atrás.
Unas 200 maestras y maestros iniciaron el 9 de este mes una huelga de hambre, tras un mes de paralización de actividades en busca de 20 dólares más por mes. Pero el gobierno sólo ofrece 10.
En el mismo camino se encuentran los maestros de Costa Rica, que en 1949 disolvió su ejército para volcar los recursos que consumía en la enseñanza.
Los trabajadores de la educación decidieron el 2 de este mes una huelga por tiempo indeterminado en reclamo del pago de sueldos atrasados, un percance provocado por el cambio del sistema informático.
La crisis, que incluye demandas de cambios en el sistema de jubilaciones y mejoras laborales, precipitó la renuncia de la ministra de Educación, Astrid Fischel.
Hace 20 años que la situación educativa viene retrocediendo y en los últimos dos gobiernos ha empeorado, dijo la portavoz del sindicato, Gilda González.
Sin embargo, Costa Rica, que destinaba hasta fines de los años 90 hasta 5,4 por ciento del PIB, no es aún el país de América Central que afronta la peor situación.
El Salvador y Guatemala invierten apenas 1,6 por ciento de sus respectivos PIB, Honduras 4,1 por ciento, Nicaragua 4,5 y Panamá 4,9 por ciento.
Mientras, los educadores que miran con mejor expectativa su futuro son los de Argentina y Brasil, debido a que nuevos gobiernos en ambas naciones han dado señales de atender reclamos.
El presidente argentino Néstor Kirchner enfrentó sin vueltas, pocos días después de su asunción, el 25 de mayo, el conflicto que mantenía sin clases a miles de alumnos en la occidental provincia de San Juan y en la oriental Entre Ríos, debido al atraso en el pago de salarios al magisterio.
Un préstamo del Banco Mundial, trabado desde hacía un año, permitió a Kirchner convencer a los sindicatos que podían llegar mejores tiempos tras la debacle económica y política de 2001, que llevó a la pobreza a casi 70 por ciento de los menores de 18 años y a la indigencia a 33 por ciento de esa misma franja etaria.
El sueldo de los maestros argentinos cayó en el último año 42 por ciento, al igual que el gasto en educación.
El reclamo se centra en acordar un salario básico unificado para los 24 distritos del país, explicó a IPS Gustavo Frutto, secretario de la Unión de Docentes Argentinos.
Frutto también lamentó las malas condiciones de infraestructura y la deficiente situación laboral que afecta al personal no docente, que en muchos casos gana 50 dólares desde hace 10 años.
Las maestras y maestros brasileños esperan que la reforma tributaria en ciernes pueda incluir un aumento del porcentaje del PBI para la educación.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva tiene la oportunidad de anular el veto que impuso la administración anterior a la ley que fijaba un mínimo de siete por ciento del PBI destinable al presupuesto educativo.
Esperamos que Lula fije un piso salarial para el sector, que debería ser de unos 1.300 reales (440 dólares), declaró a IPS el secretario de la Confederación Nacional de Trabajadores en Educación, Eduardo Ferreira, en referencia al monto mínimo para atender las necesidades básicas de una familia.
Los bajos ingresos explican en parte el déficit de 254.000 maestros de los 711.000 necesarios a partir del quinto grado de la enseñanza básica.
Un atraso pronunciado afronta también la educación en la vecina Venezuela, donde ningún maestro de primaria supera los 250 dólares al mes.
En la educación secundaria se puede llegar a ganar casi 400 dólares si se dedican 36 horas semanales a enseñar matemáticas, por ejemplo, como explicó a IPS la profesora Lucila Romero.
Las huelgas en Venezuela casi siempre han sido para reclamar pagos atrasados. Aunque el gobierno de Hugo Chávez se ha puesto bastante al día y destinó a la educación cinco por ciento del PIB, todavía nos deben pagos de algunos beneficios colaterales, añadió.
Ese panorama regional tiene un respiro en Chile, pese a que aún no volvió al grado de desarrollo de 1960 a 1973.
La educación sufrió un deterioro sin precedentes en la dictadura militar que se extendió hasta 1990, según el Colegio de Profesores.
La recuperación de la educación llevó a que en 2001 se le destinara 4,2 por ciento del PIB, casi la mitad que en 1972.
La reforma educativa de los años 80 en Chile implicó un cambio del sistema público para pasar a uno básicamente empresarial.
Hoy, 53 por ciento del alumnado está en escuelas administradas por los municipios, 36 por ciento en colegios particulares con subvención estatal y nueve por ciento en instituciones privadas.
* Con aportes de Abraham Lama (Perú), Diego Cevallos (México), Mario Osava (Brasil), Viviana Alonso (Argentina), Néfer Muñoz (Costa Rica) Humberto Márquez (Venezuela) y Gustavo González (Chile)