El secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, Colin Powell, manifestó apoyo a la intención del presidente de Argentina, Néstor Kirchner, de abrir una negociación de largo plazo con los organismos multilaterales de crédito por la deuda pública.
No se trata sólo de lograr una postergación de vencimientos, sino de buscar un compromiso por el cual Argentina pague su deuda sin devastar a su población, afirmó el canciller Rafael Bielsa este martes en una conferencia de prensa que ofreció junto a Powell en la sede del gobierno en Buenos Aires.
Hubo un acuerdo total con Powell en que debe darse una negociación de largo término y no de coyuntura con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, tal como propone Kirchner, para que el próximo gobierno no se encuentre en la misma situación apremiante que el actual, dijo Bielsa.
El gobierno de Argentina debe cancelar este año 6.000 millones de dólares de deuda pendiente con los organismos multilaterales de crédito.
El gobierno del antecesor de Kirchner, Eduardo Duhalde, logró el aval del FMI para suspender el pago de vencimientos hasta fines de agosto, de manera de permitir una incipiente recuperación de la economía.
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La deuda externa pública argentina asciende a 142.000 millones de dólares, de los cuales 60.000 millones se adeudan a tenedores de bonos privados que no cobran desde diciembre de 2001, a la espera de una renegociación.
El producto interno bruto cayó 11 por ciento en 2002, y el FMI prevé que este año aumentará cuatro por ciento, corrigiendo un pronóstico anterior de sólo uno por ciento.
Luego de referirse a la fuerte relación entre dos amigos, Argentina y Estados Unidos, Powell recordó que su gobierno propicia un acuerdo comercial con todos los países americanos hacia la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Estados Unidos espera que Argentina analice la posibilidad de contribuir con la reconstrucción de Iraq, dijo Powell al finalizar la reunión que mantuvo con Kirchner y Bielsa, en una breve visita a Buenos Aires.
El secretario de Estado puso de relieve el desempeño argentino en las misiones de mantenimiento de la paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en los últimos años.
Powell recordó que Argentina fue aliada de su país en la guerra del Golfo de 1991, y aseguró que no había discutido con Kirchner la posibilidad de que Buenos Aires envíe agentes de seguridad para desempeñarse como policías en Iraq.
Antes de la llegada de Powell, funcionarios argentinos habían adelantado que el gobierno no autorizaría la participación de efectivos en operaciones en territorio iraquí si no estaban comandadas por la ONU.
En su campaña electoral, Kirchner, quien asumió la presidencia el 25 de mayo, se manifestó contra la intervención militar encabezada por Estados Unidos en Iraq, en sintonía con la posición asumida por Duhalde.
Kirchner ha dicho que no habrá alineamiento automático con Estados Unidos, señaló a IPS el experto en política exterior Carlos Pérez Llana, para quien el vínculo bilateral debe considerarse desde el interés nacional y no desde la ideología.
Pérez Llana valoró la actitud del nuevo gobierno argentino ante Estados Unidos en comparación con la conducta durante la presidencia de Carlos Menem (1989-1999), cuyo canciller Guido Di Tella había definido el vínculo como relaciones carnales, dada la identificación plena de Buenos Aires con las posturas de Washington.
Lo mismo ocurre con el ALCA. Hay que verlo desde el interés comercial y productivo, porque hacer política exterior desde la ideología es un error, agregó el experto.
En ese sentido, destacó que, desde el comienzo del actual gobierno, se marcaron dos de los tres ejes de la política exterior de Argentina, que son el Mercado Común del Sur (Mercosur, bloque que también integran Brasil, Paraguay y Uruguay), Europa y Estados Unidos.
Por otra parte, Powell informó que había conversado con Kirchner sobre la situación de la Corte Suprema de Justicia.
Poco después de asumir la presidencia, Kirchner lanzó una ofensiva contra el máximo tribunal, desprestigiado por su vinculación con el poder político y por sospechas de mal desempeño de sus funciones.
Powell se interesó en el conflicto que enfrenta al Poder Ejecutivo con la Corte y remarcó la importancia de que se cumpla con los procedimientos contemplados por la Constitución para la destitución de los jueces.
Mientras Powell consideraba un placer visitar Argentina, distintos grupos se manifestaban para repudiar su presencia.
Organizaciones de desocupados, movimientos barriales y sindicales se dirigieron al hotel Sheraton, donde se alojó su comitiva, para expresar su repudio a la visita del secretario de Estado estadounidense y a la política exterior de su país.
Integrantes del Movimiento Barrios de Pie señalaron a Powell como representante del ala dura del gobierno estadounidense, así como responsable de la invasión a Iraq y sostenedor del avance militar y del ALCA en toda América.