América Latina se resiste aún a aceptar los matrimonios homosexuales como lo hacen Dinamarca, Holanda, Gran Bretaña y Canadá, pero en varios países de la región surgen iniciativas para dar reconocimiento legal a las uniones de parejas del mismo sexo.
La unión civil de gays y lesbianas ya cuenta con reconocimiento en la ciudad de Buenos Aires y en la austral provincia de Río Negro, en Argentina, mientras que en los parlamentos de Brasil, Chile y de la capital de México se han presentado proyectos que apuntan en esa misma dirección.
En Chile, el planteo del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) ingresó a la Cámara de Diputados el 11 de junio, con el patrocinio de 19 de los 120 legisladores de esa rama parlamentaria, una cantidad que no estaba ni en los más optimistas cálculos de sus promotores.
Por su parte, Marcelo Nascimento, presidente de la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Travestis, señaló a IPS que ese grupo apoya resueltamente un proyecto para crear la parcería (asociación) civil registrada, presentado cuando era diputada la actual alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, del gobernante Partido de los Trabajadores.
En tanto, la Asamblea Legislativa de Ciudad de México debió votar en abril la ley de Sociedades de Convivencia, que incluye la legitimación de las parejas homosexuales, pero la falta de quórum en la sesión decisiva atribuida a presiones de la Iglesia Católica frustró su aprobación y remitió el asunto a la nueva cámara que surgirá de los comicios del 6 de julio.
Como en México, las jerarquías católicas de otros países de la región ven con recelo la consagración legal de las parejas del mismo sexo.
En Chile, la gran mayoría de sus habitantes piensa que no es sano para la sociedad hacer algún gesto que tienda a confundir la institución matrimonial con este tipo de uniones civiles entre homosexuales o lesbianas, dijo a IPS el sacerdote católico Jaime Fernández, vicario de la Pastoral de la Familia del arzobispado de Santiago.
Una excepción en el campo religioso es Nemias Marien, pastor presbiteriano que en Sao Paulo ordenó a dos pastores homosexuales, organizó la primera iglesia de gays y lesbianas y fue pionero en Brasil en bendecir matrimonios homosexuales, lo cual sigue haciendo en su actual destino en Copacabana, Río de Janeiro.
Sodoma y Gomorra fueron destruidas por estar emplazadas sobre un yacimiento de hidrocarburos explosivo y no como castigo divino por perversiones sexuales, aseguró a IPS el pastor, quien además sostiene que el apóstol Pablo y otros personajes bíblicos eran homosexuales.
Para ello Marien cita los Salmos para afirmar que el homosexualismo es también una creación de Dios.
La unión civil que propone el Movilh en Chile no es un contrato matrimonial, pero sí un reconocimiento de una relación afectiva que da lugar a un patrimonio con bienes y futura acumulación de éstos en comunidad o a su partición si la unión se disuelve, explicó a IPS la diputada María Antonieta Saa.
También se establece el derecho hereditario, apuntó esta legisladura del gobernante Partido Por la Democracia, una de las patrocinadoras del proyecto.
Esa iniciativa tiene el respaldo de parlamentarios de tres de los cuatro partidos oficialistas y de Lily Pérez, del derechista Partido Renovación Nacional, de oposición, pero al mismo tiempo genera rechazos también en diputados del gobierno, lo cual hace prever que su aprobación no será fácil.
Pero la noción de sociedades o uniones civiles no es exclusiva para parejas de un mismo sexo.
También puede abarcar, como el proyecto pendiente de aprobación en México, a parejas heterosexuales no casadas, a madres solteras, a amigas o amigos, compadres, vecinos, familiares en diversos grados y, en general, a quienes por acuerdo o conveniencia optan por vivir juntos.
Hoy casi 50 por ciento de las parejas en Chile no están casadas. En ese sentido, el proyecto nuestro (a través de indicaciones parlamentarias) no va a ser sólo en función de las parejas lésbicas y homosexuales, sino que va a ser ampliado a todas las parejas de hecho, planteó a IPS el presidente del Movilh, Rolando Jiménez.
En una entrevista con el periódico La Nación Domingo, el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Chile, Mario Garrido, dijo que, si se quiere crear otras uniones, al margen del matrimonio, no hay inconvenientes (jurídicos). Que los cuerpos colegisladores (poderes Ejecutivo y Legislativo) lo decidan.
El conservador diario El Mercurio, considerado el más influyente de Chile, señaló también en un editorial que no hay inconvenientes jurídicos para la unión homosexual si hay libre consentimiento de partes plenamente capaces y que aceptarla sería una manifestación de derechos constitucionales básicos.
En Brasil la situación es más compleja porque, a partir de la noción amplia de uniones civiles, el diputado conservador Roberto Jefferson, del Partido Laborista, propuso una ley de pacto solidario, similar a la mexicana.
Para Nascimento, ese proyecto fue una maniobra de inspiración eclesiástica para beneficiar con migajas a las parejas homosexuales y bloquear la propuesta de Suplicy, la cual ya fue limitada en sus alcances en el debate parlamentario con una reforma que prohíbe adoptar hijos a las uniones de personas del mismo sexo.
Rompiendo el Silencio, un colectivo lésbico radical en Chile, impugnó el proyecto del Movilh, porque entiende que implicará una cosificación de la temática homosexual en que los miembros de las parejas no podrán aspirar a ser cónyuges como los heterosexuales.
En un comentario difundido por su revista virtual, este grupo indicó que afiliarse al régimen de unión civil planteado en el proyecto implica la renuncia automática a la posibilidad de adopción (de hijos) para las parejas de gays y lesbianas.
La comunidad homosexual no tiene prisa por instalar un debate sobre la adopción, porque es una discusión que no da cuenta de la realidad social, cultural y política de este país, aseguró a IPS Jiménez.
El presidente del Movilh agregó que homosexuales que hayan estado casados y tengan hijos podrán reclamar su tuición bajo el régimen de unión legal, y emplazó a gays y lesbianas que quieran legislar sobre adopciones a que elaboren ese proyecto, consigan el apoyo necesario y lo presenten.
El sacerdote Fernández rechazó tajantemente cualquier forma de derecho paternal para las uniones homosexuales. El derecho de los hijos tiene absoluta prioridad. Ellos necesitan papá y mamá, con diferencias y roles bien definidos, puntualizó.
Sería una injusticia, además de una aberración, perjudicar a seres indefensos, creándoles un cuadro de confusión psicosocial desde el comienzo de sus vidas. Me parece, por lo tanto, que no se debería permitir ni la adopción ni la fertilización asistida a esas parejas (de homosexuales o lesbianas), sentenció el vicario de la santiaguina Pastoral de la Familia.
La diputada Saa apuntó que la cultura de la crianza la tienen las mujeres y que sería raro que parejas de hombres homosexuales adopten hijos.
Creo que debe existir para estas parejas (homosexuales) las mismas condiciones que se ponen para las parejas heterosexuales que asumen la responsabilidad parental de adoptar, explicó a IPS Francisco Estévez, director de Fundación Ideas, una organización no gubernamental que lucha contra la discriminación y la exclusión social.
Una niña o niño adoptado por parejas de gays o lesbianas no sufre crisis de identidad sexual, así como los homosexuales son hijos en general de familias heterosexuales, indicó el costarricense Guillermo Murillo, que prepara su tesis en derecho sobre uniones de parejas homosexuales según investigaciones en Estados Unidos.
En las calles hay muchos niños en riesgo social que pueden vivir mejor con una pareja gay o lesbiana, dijo a IPS este activista, portador del virus de inmunodeficiencia adquirida.
Agregó que en América Central no hay ningún tipo de reglas acerca de las uniones de parejas de un mismo sexo, mientras Nicaragua es el único país del área que tiene una legislación que castiga las relaciones homosexuales.
Mientras, en Cuba, el gobierno de Fidel Castro también soslaya las aspiraciones de hombres y mujeres homosexuales a un sistema que legalice sus parejas y el tema es planteado, casi en sordina, en alguna de las plataformas de sectores que abogan por una apertura política en ese país de régimen socialista.
Así, el matrimonio sigue siendo una aspiración cara para las minorías sexuales latinoamericanas.
Lina, de 42 años, y Paulina, de 36, son dos lesbianas chilenas que el 18 de julio contraerán matrimonio en Ontario, gracias a la resolución judicial avalada por el gobierno del primer ministro Jean Chrétien que a comienzos de junio abrió paso por primera vez en América a casamientos de personas del mismo sexo.
* Con aportes de Mario Osava (Brasil), Néfer Muñoz (Costa Rica) y Diego Cevallos (México)