TRABAJO-AMERICA CENTRAL: La hora de la igualdad no llega

América Central, una de las regiones del mundo con más pobreza y desigualdad, tiene además graves problemas de discriminación laboral, en especial contra sindicalistas, mujeres, indígenas, discapacitados e inmigrantes.

En los años 90, los acuerdos que pusieron fin a guerras civiles en el istmo previeron construir una sociedad de oportunidades, pero en la actualidad, miles de trabajadores están desempleados, o reciben peor trato o salario que los demás.

Especialistas consultados por IPS expresaron su preocupación ante el panorama en los siete países de América Central, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, donde la situación de los mercados laborales no ayuda a romper el círculo de la pobreza con nuevas opciones de superación.

”Los acuerdos de paz dieron un gran primer impulso al istmo, pero luego el problema ha sido poner las leyes en práctica”, dijo a IPS el uruguayo Enrique Brú, director de la OIT para América Central.

En todo el mundo aumenta la discriminación laboral contra miembros de grupos étnicos, mujeres, discapacitados, enfermos de sida y trabajadores de edad avanzada, según el informe de esa agencia, titulado ”La hora de la igualdad en el trabajo”, que se difunde esta semana.

Las referencias en ese estudio a países de América Central pintan en forma poco halagadora a la región, de 36 millones de habitantes, cuya fuerza laboral está formada por 14 millones de personas, pobres en su gran mayoría.

”Nos preocupa la persecución que se da contra líderes sindicalistas, y que empresas privadas elaboren 'listas negras' con nombres de personas que no se deben contratar”, señaló Brú.

La discriminación laboral en la región también afecta en especial a las mujeres, los indígenas y los discapacitados, según la oficina regional de la OIT.

En el informe mundial, la primera referencia a discriminación en América Central es sobre los indígenas de Guatemala, mayoría entre los 12 millones de habitantes del país, pero cada vez peor tratados, sin que tengan capacidad de respuesta colectiva.

El estudio también menciona que en Costa Rica los discapacitados reciben, en promedio, un salario 11,5 por ciento menor que el de los demás trabajadores por la misma tarea.

”Es necesario decir que también las formas de discriminación laboral están cambiando”, aseguró a IPS el dominicano Christian Ramos, especialista de la OIT en normas internacionales de trabajo.

Antes había más discriminación por la etnia, el color de la piel, la religión, las opiniones políticas o la nacionalidad de una persona, y ahora hay nuevas formas relacionadas con la edad, la discapacidad, la orientación sexual y la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia humana).

El diagnóstico de la OIT sobre la situación laboral de la región es compartido por organizaciones de la sociedad civil que se han dedicado a estudiar el fenómeno.

La organización no gubernamental Agua Buena, una de las principales defensoras en la región de los derechos de las personas con sida, coincidió en que existe gran discriminación contra muchos grupos sociales.

”Para una persona que vive con sida, es muy difícil revelar que tiene el virus, pues se expone a perder su empleo, a ser señalado y a perder sus amistades”, afirmó Guillermo Murillo, subdirector de esa organización y portador de VIH.

El Foro de Mujeres para la Integración Centroamericana (FMIC) reveló a IPS datos de un estudio que muestra cómo los empleos de las mujeres en la región son mal remunerados y de muy mala calidad.

Esa investigación, denominada ”Calidad de empleo para las mujeres centroamericanas”, se realizó a partir de datos oficiales de 2001, e indicó que las mujeres recibían en promedio salarios 30 por ciento inferiores que los hombres por trabajos similares, y que en algunos países eran 40 por ciento menores.

El FMIC agrupa a 75 organizaciones de mujeres campesinas, negras, indígenas, obreras y académicas del istmo.

”Las tendencias nos permiten ver que las condiciones de empleo de las mujeres se están agravando”, explicó Epsy Campbell, representante del FMIC y actual congresista en Costa Rica por el minoritario Partido Acción Ciudadana.

La OIT destacó, por su parte, la creciente participación en el mercado de trabajo regional de las mujeres, que eran 28 por ciento de la población económicamente activa de Guatemala en 1990, y llegaron a ser 45,6 por ciento en 2000.

Según el estudio de la FMIC, Costa Rica fue en 2001 el país de la región con menor brecha salarial asociada con el género, ya que las remuneraciones de las mujeres fueron 22 por ciento menores que las de los hombres para tareas semejantes.

Las mayores brechas se registraron en Nicaragua y Honduras, donde las mujeres ganaban 39 y 40 por ciento menos que los hombres, respectivamente.

Las personas que padecen discriminación laboral a menudo son empujadas hacia el trabajo informal, donde actualmente están 4,3 millones de trabajadores, o sea casi un tercio de la fuerza de trabajo regional.

Activistas por los derechos humanos señalan como paradoja que los derechos económicos, sociales y culturales, y con ellos la situación laboral, tiendan a deteriorarse en el istmo tras el inicio de tiempos de paz, en vez de mejorar.

Esos son en la actualidad los derechos humanos más violados en América Central, y entre ellos el derecho al trabajo, dijo a IPS el sociólogo guatemalteco Byron Barillas.

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